Un empresario marbellí gana el pulso a Cabify: Auro operará libremente sus VTC con otros

Nada mejor puede ilustrar esta victoria judicial, que pone patas arriba el mercado de las VTC, que acudir a los lugares comunes: David contra Goliat. Esa sensación tiene Ruiz, que rememora los cinco años de litigios. «Ha sido muy duro. En Cabify hay muchos intereses», declara y pone como ejemplo a empresas que hay detrás como Rakuten o figuras como las de Rosauro Varo o Beatriz González, hija del expresidente del BBVA, al frente de la gestora Seaya. «Era un pleito muy difícil, pero lo hemos ganado con perseverancia», admitía satisfecho.

Auro desde hace año y medio no opera con Cabify. Cabe recordar que se trata de empresas de intermediación entre sociedades con flota de VTC y los viajeros, como la fundada por Ruiz. Actualmente, Auro opera en Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia y lo hace a través de Uber.

Y, en resumidas cuentas, ¿qué dice el Constitucional? La resolución, a la que ha tenido acceso SUR, reconoce la capacidad de Auro para decidir con qué plataforma trabaja. Y, además, queda libre de la reclamación millonaria que exigía Cabify. Lo que sí pagaran las partes son sus propias costas y a, a medias, los gastos de arbitraje.

La vinculación empresarial entre Auro y Cabify se inició en febrero de 2017 con un contrato inicial doble de prestación de servicios y de arrendamiento de vehículos con conductor (era de dos años prorrogables en otros dos).

Posteriormente, el 21 de julio de 2017 las dos entidades suscribieron un primer contrato de colaboración y desarrollo de negocio, así como otro de crédito por importe de 32,9 millones de euros euros, ampliables hasta 45,24 millones euros, por el que Cabify financió la adquisición de licencias VTC por Gestaxi que debían operar a través de la plataforma Cabify, además de servir al pago de un préstamo concedido a Auro el 16 de junio de 2017 por importe de 4 millones. Ambos contratos fueron novados por ambas sociedades por contratos firmados el 10 de noviembre de 2017.

Un año después, el 5 de diciembre de 2018, Cabify y ya Auro suscribieron un acuerdo de refinanciación y de modificación (no extintiva) de un contrato de crédito; así como una segunda novación modificativa del contrato de colaboración inicial, suscrito entre Cabify, de un lado, y Auro y la entidad La Lanzada, por el otro. El cumplimiento de este contrato de novación del de colaboración es el que da lugar a la controversia arbitral, por algunas condiciones que impone a Auro y que esta considera restrictivas de la competencia.

El nudo gordiano de los desacuerdos vino básicamente por los porcentajes a repartir. La cuerda se tensó y Auro rompió el acuerdo y creó su propia app para poder ofertar su flota en otras plataformas.

Aquello enfadó a Cabify que veía un claro incumplimiento de la cláusula de no competir. Planteó dos acciones legales, tanto contra Auro como una filial, Cibeles. Cabify ganó la primera batalla y Auro, la segunda, aunque aquella decisión fue revertida y ahora ha sido revisada por el Constitucional, que ha declarado nulas las cláusulas de exclusividad.

La resolución también hace decaer la compensación pedida por Cabify a Auro, de más de 41 millones de euros.

«Desde Cabify nos gustaría subrayar que los coches mencionados, de la flota de Auro, no han operado con nosotros desde hace más de un año, lo cual consideramos un matiz clave para entender que, a efecto prácticos, nuestra operación se mantiene intacta en la ciudad. Llevamos años operando en Málaga, siempre con el máximo respeto a las normativas y al desarrollo económico de la región», manifestaron fuentes de Cabify a SUR.