La Catedral acoge la asamblea final del Sínodo en la Diócesis de Málaga

En la procesión inicial, mientras se proclamaba el canto, han hecho su entrada los representantes sinodales de cada arciprestazgo, delegados episcopales y el prelado, flanqueado por un representante de la juventud, diocesana y de la pastoral penitenciaria. Han portado una mochila y unas sandalias, que, junto al báculo del obispo que preside en la caridad a toda la Iglesia, son símbolos del caminante. Y es que la etimología de la palabra sínodo es, precisamente, 'caminar unidos', 'compartir el camino'.

Tras la monición de entrada, se ha proclamado la oración Adsumus Sancte Spiritus ('Estamos ante ti, Espíritu Santo'), atribuida a san Isidoro de Sevilla, que se ha utilizado históricamente en concilios, sínodos y otras reuniones de la Iglesia. Por ejemplo, fue costumbre rezarla antes de cada sesión del Concilio Vaticano II.

La lectura de distintos pasajes bíblicos se ha intercalado con la puesta en común de las síntesis de las aportaciones de cada arciprestazgo por parte de sus respectivos representantes y las palabras finales de monseñor Catalá en su homilía. Antes de concluir, el responsable diocesano sinodal, el sacerdote Rafael Pérez Pallarés, ha dirigido unas palabras a los presentes y se ha llevado a cabo el signo de repartir la luz del cirio pascual, símbolo de Jesucristo Resucitado, entre los asistentes.