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Las espadas están en todo lo alto en la pugna que en los últimos días mantienen la dirección nacional del PP, encabezada por Pablo Casado, ... y la andaluza, liderada por Juanma Moreno, por el control de las nuevas direcciones provinciales. Una lucha interna con la que, según fuentes consultadas, la cúpula estatal busca maniobrar orgánicamente para garantizarse su supervivencia política cara al futuro, y que se ha reactivado al calor de la celebración de los congresos y de episodios como el batacazo de los populares en las últimas elecciones catalanas, aunque hunde sus raíces en la batalla interna librada en PP en julio de 2018 por el liderazgo tras la renuncia de Mariano Rajoy. En aquellas primarias Casado se impuso Soraya Sáenz de Santamaría, quien contó con el apoyo del aparato del partido en Andalucía.
Con el paso del tiempo y al hilo de los acontecimientos adquiere relevancia una fotografía. Fue tomada en la sede del PP de la calle Génova el 19 de julio de 2018, un día antes de la celebración del congreso que encumbró a Casado, y en ella se ve a Sáenz de Santamaría (considerada en ese momento la candidata del aparato) acompañada de su equipo de trabajo más cercano. Casi tres años después de aquella instantánea, la mayoría de los políticos que aparecen en la imagen o bien han abandonado la política al no encontrar acomodo en el nuevo proyecto o están en el punto de mira de la actual dirección nacional, entre ellos los andaluces que aparecen retratados: el malagueño Elías Bendodo, el gaditano Antonio Sanz y el sevillano Javier Arenas.
Así, de los participantes en la foto de la pizza que dejaron la política, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, integrante del Consejo de Estado, es socia de un conocido bufete de abogados; el exministro de Fomento Íñigo de la Serna se marchó a la empresa privada mientras que su compañero de gabinete Álvaro Nadal se reincorporó a su puesto de funcionario como técnico comercial del Estado. El también exministro Alfonso Alonso vio como su objetivo de ser candidato a lehendakari en las últimas elecciones vascas fue cortado de raíz por Casado al poner como cabeza de lista al histórico Carlos Iturgaiz; Alonso dejó entonces la política y fichó por una consultora. A una farmacéutica se fue la que había sido titular de la cartera de Trabajo Fátima Báñez.
El que fuera director del Gabinete de Presidencia con Rajoy José Luis Ayllón, que también aparece en la foto, se incorporó a la empresa privada, así como la exdiputada en la Asamblea de Madrid Belén Bajo, o las exsenadora Edelmira Barreira (gallega) y Carmen Fúnez (castellano-manchega).
De esa foto de la pizza sobre la que se percibe una 'vendetta' permanecen en política: Iñaki Oyarzábal, portavoz del PP en la Junta General de Álava pero que ya no tiene el peso político en el PP vasco que ostentó bajo la presidencia de Alonso y se mantiene por su amistad con Javier Maroto, un destacado casadista; Javier Arenas es senador por designación autonómica andaluza, pieza clave en el PP de Sevilla (donde a día de hoy hay una guerra abierta por el liderazgo y donde mantiene una pugna desde hace años con Juan Ignacio Zoido) y cuyo nombre está en el punto de mira de la dirección nacional al ser nombrado por Luis Bárcenas en sus declaraciones judiciales; Antonio Sanz es viceconsejero de la Junta de Andalucía y expresidente del PP de Cádiz, provincia donde le sustituyó al frente del partido Ana Mestre, que también es delegada de la Junta en esa provincia, donde aún no hay fecha para el congreso, y donde está uno de los hombres fuertes del casadismo en Andalucía, Pepe Ortiz, exalcalde de Vejer de la Frontera y diputado; y Elías Bendodo, que fue reelegido este domingo con un 98% de votos para un cuarto mandato al frente del PP de Málaga, es consejero andaluz y uno de los más estrechos colaboradores de Juanma Moreno.
Parte de la pugna entre la dirección nacional del PP y la andaluza afecta a los populares malagueños. Los estatutos del partido impiden que se compatibilice el cargo de presidente o secretario general provincial con estar en un gobierno autonómico. En el caso de Bendodo (también afecta a Mestre en Cádiz) cuenta con una dispensa de la cúpula nacional para compatibilizar ambos puestos y quería hacerla extensiva a Patricia Navarro para que pudiera seguir como secretaria general del PP de Málaga y delegada de la Junta en la provincia.
Sin embargo, su propuesta, lanzada en el congreso del domingo, se encontró con el rechazo inmediato de la dirección nacional. Bendodo eludió ayer en un acto público al que acudió como consejero pronunciarse sobre el veto. «Por respeto al acto en el que estamos, en calidad de representante del gobierno, no creo que deba responder a cuestiones orgánicas», se limitó a decir.
Lo cierto es que ante la postura de la cúpula nacional, Bendodo tiene que decidir: o seguir adelante y elevar de forma oficial la propuesta a la dirección de Casado para que autorice la compatibilidad de Navarro o buscar un nuevo secretario general entre los 22 vocales de su candidatura. Sin olvidar que su compatibilidad puede ser revocada por la dirección nacional o impugnada por algún afiliado, lo que obligaría a intervenir al Comité de Garantías. ¿Hasta donde llegarán la 'vendetta'?
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