Urbanismo urge al Obispado a estudiar las humedades que dañan la iglesia de Santo Domingo en Málaga

Esta medida parte de una visita de los técnicos de la Junta a la parroquia en la que detectaron que «presenta daños causados principalmente por humedades que afectan a buena parte de las fachadas exteriores y en el interior del templo», según se señala en el informe que Cultura remitió a Urbanismo. «La mayor parte de las fachadas exteriores del edificio presentan desperfectos por humedades, pérdidas de revestimientos, perdidas de morteros de unión, desconchones y manchas y vegetación. También se observan humedades en el espacio medianero con el Conservatorio y se indica que el muro de la iglesia que da fachada a ese patio se encuentra con pequeñas grietas que pueden permitir la entrada de agua», añade el informe de la delegación de Cultura.

Tras recibirlo, los técnicos del servicio de Conservación y Arqueología de la Gerencia de Urbanismo también visitaron la iglesia y comprobaron que es cierto todo lo que recoge el documento transmitido por Cultura. Por ello, han dictaminado que, antes de llevar a cabo la reparación de los daños provocados por las humedades, debe realizarse un estudio sobre su origen, para evitar que vuelvan a aparecer nuevamente una vez que se lleve a cabo la restauración de la fachada.

Para ello, el Ayuntamiento pide al Obispado que contrate a un laboratorio especializado y le da un plazo de un mes para llevar a cabo este estudio, que debe iniciar de forma inmediata, ya que los técnicos de Urbanismo consideran que es urgente frenar el deterioro que presenta este edificio protegido, como ha venido denunciando en los últimos meses el historiador José Jiménez Guerrero.

No obstante, de forma paralela a estos movimientos por parte de la Junta y el Ayuntamiento, el Obispado de Málaga ya se ha puesto manos a la obra para atajar este asunto y ha realizado un proyecto de reparación de la fachada que ha sido elaborado por el arquitecto Álvaro Mendiola, vinculado a la Congregación de Mena, que tiene su sede en Santo Domingo y cuya capilla se encuentra justo en la fachada que presenta las humedades.

La diócesis ha presentado este proyecto de reparación a la convocatoria de ayudas abierta por la Oficina de Rehabilitación Urbana del Ayuntamiento, para acometerlo con una subvención municipal. Así, todo apunta a que, en primer lugar, se llevará a cabo el estudio de origen de las humedades solicitado por Urbanismo a la diócesis y, posteriormente, una vez que obtenga una aportación económica del Consistorio, el Obispado recabará los permisos para ejecutar esta obra de reparación, que previamente debe obtener el visto bueno de Cultura.

En el verano de hace dos años, a raíz de la polémica suscitada por la colocación de una pérgolas que finalmente fueron reubicadas en una zona posterior de la iglesia de Santo Domingo, SUR dio cuenta del mal estado de la fachada principal de este templo.

Este rincón de Santo Domingo albergó durante muchos años una estructura metálica que servía como almacén de los tronos de la Congregación de Mena y lugar de salida para la procesión del Jueves Santo. A raíz de la construcción de la actual casa hermandad de esta popular cofradía, inaugurada en marzo de 2001, según proyecto del arquitecto Álvaro Mendiola, se optó por desmantelar la citada estructura metálica y recuperar este tramo de fachada del templo.

Su reparación vino de la mano de la reapertura de la gran puerta por la que actualmente salen los cortejos procesionales de las hermandades de Dolores del Puente y de la Humillación. En marzo de 1999, el Obispado autorizó la apertura de esa puerta para las cofradías después de que la de Dolores del Puente, dirigida entonces por el desaparecido Jesús Castellanos, anunciara su intención de no salir el Lunes Santo de ese año si se le negaba poder hacerlo por este espacio. Fue un modo de presionar a la orden de los dominicos, que entonces regían la iglesia, para que permitieran reabrir esa puerta –que se encontraba cegada en una gran parte– para los tronos, cosa que sucedió el Lunes Santo de ese mismo año 1999.

Esto dio pie a que se acometieran los trabajos para adecentar esta fachada de la iglesia y crear un marco para el recuperado portón. En 2002 se llevó a cabo la restauración del camarín barroco de la Congregación de Mena, que sacó a la luz pinturas murales en su exterior. Y en enero de 2004 se dieron por concluidos cuatro años de mejoras para el templo con la renovación de su cubierta, obra que acometió el Obispado con ayuda económica del Ayuntamiento. Desde entonces, han pasado dos décadas que han hecho mella en el estado de esta fachada.