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La historia de Lindt y de sus compañeros de viaje comienza el pasado 31 de marzo. Son los días de las únicas lluvias fuertes de ... todo el año en Málaga, con varias jornadas de precipitaciones seguidas. Este episodio le pilló a una bandada de vencejos reales sobrevolando la ciudad en plena emigración desde África hacia Europa. «Les cayó mucha agua encima, los pobres no tenían donde refugiarse y buscaron cobijo enganchándose a un edificio alto». Quien habla es Laura Muriel, 28 años, veterinaria especialista en animales silvestres y exóticos y activista de la asociación SOS Vencejos, que ha hecho posible la recuperación de una veintena de ejemplares de esta especie protegida... En su casa.
El bloque en cuestión está en la barriada de Churriana, concretamente en la calle Ricardo López Barroso. Los vencejos reales de manera normal no hacen sus nidos en la ciudad de Málaga, sino más hacia el interior, por ejemplo, en parajes como la Cueva del Gato y otras zonas rocosas y acantilados. Estas aves tienen las patas muy cortas porque su anatomía está adaptada 100% al vuelo, por lo que no descansan sobre el suelo, sino enganchados a las paredes, como si fueran murciélagos. Aquellos días, decenas de ellos se aferraron a la fachada, hasta el punto de que se veía como una gran mancha oscura en la pared y los vecinos se asustaron.
De hecho, fue una de las residentes de la urbanización la que avisó a través de la página web de SOS Vencejos de que había muchas aves que estaban mal. Y fue cuando Laura Muriel entró en acción. Al llegar, lo que se encontró fue numerosos ejemplares en el suelo, tirados, mojados y sin apenas poder moverse. «Los estuvimos recogiendo durante tres días, todo el tiempo que estuvo lloviendo. En la carretera, en rotondas, debajo de los coches, de todas partes... !Era una lluvia de vencejos!» Este tipo de fenómenos naturales se denominan en el argot científico «sedimentación por lluvia».
En total, los activistas recuperaron 22 ejemplares vivos, que la veterinaria se llevó a su casa para ponerlos a resguardo. «Los fuimos secando enganchados a una silla de oficina, uno a uno, con un secador. Después, los mantuvimos con calor con una manta eléctrica». Cuando recuperaron la temperatura los fueron hidratando: a los que estaban peor, por vía parenteral (inyectada); y a los más fuertes, por el pico.
Y ahí fue cuando descubrieron que uno de ellos estaba anillado, algo que es poco habitual en esta especie, y que había sido fichado cuando era todavía un pollo casi recién nacido en el nido de su madre en Baden, una localidad de Suiza. Por eso, los activistas malagueños lo llamaron Lindt, como los bombones de chocolate de esa conocida marca. El pájaro nació en 2015, por lo que tenía nueve años en el momento de ser rescatado. También contactaron con los ornitólogos que lo habían marcado en un primer momento para que pudieran estudiar su migraciones.
La gran mayoría sólo tenía hipotermia y estaban cansados y hambrientos, con la mitad de su peso normal (50-60 gramos frente a 100), por lo que necesitaron unas dos semanas para volver a volar. Otro venía con neumonía por aspiración de agua y estuvo «ingresado» varias semanas más, pero se recuperó muy bien. Para este y dos más, con problemas en sus patas, la recuperación se prolongó durante más de un mes, por lo que el último ya se liberó hacia finales de abril. Hubo que lamentar dos bajas, pero la gran mayoría volaron perfectamente una vez que recuperaron las fuerzas.
Esta operación de rescate de vencejos reales ha supuesto un hito dentro de la organización ecologista a nivel nacional. «El momento de recibir el mensaje de la vecina, de ver que nadie hacia nada y recoger tantos animales bajo la lluvia durante horas y horas fue frustrante; estábamos a la vez buscando animales vivos, viendo cadáveres y llevando pájaros encima, pegados al cuerpo, para que no se murieran de frío. Me decía a mí misma que tenía que haber llegado antes», recuerda Laura Muriel. Pero al final se queda con lo bueno: «Fue satisfactorio porque rescatamos a 22 y las bajas fueron muy pocas, 20 de ellos se salvaron».
En términos generales, el vencejo es un ave protegida por la legislación española. Además, grupos de investigación especializados como la Sociedad Española de Ornitología (SEO) lo considera una especie vulnerable, y así se recoge en el Libro Rojo de las Aves de España y también está incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.
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