Raúl Berzosa: «El Papa Francisco es como se ve por televisión, una persona cercana, accesible y afable»
A sus 41 años, el pintor malagueño Raúl Berzosa se ha forjado ya un nombre propio en el panorama de la pintura religiosa
A sus 41 años, el pintor malagueño Raúl Berzosa se ha forjado ya un nombre propio en el panorama de la pintura religiosa con ... una trayectoria que abarca no solo el ámbito local y nacional sino también el internacional. Tenaz, humilde y cercano, su taller en la zona de Fuente Olletas se ha convertido en los últimos meses en el mejor refugio en el que poder seguir desarrollando su profesión pese a los rigores del confinamiento. Quiere ver una luz al final de este túnel que ha marcado la pandemia, y sueña con nuevos proyectos.
–¿Cómo fueron sus comienzos como pintor?
–Ya en mi colegio, en los Maristas, dibujaba personajes de cómic y llegué a vender esos primeros dibujos a algunos compañeros. Como pintaba bien, mi padre me apuntó en el taller de Rando Soto cuando tenía unos 13 años. Pero entonces no tenía totalmente seguro de que este podría ser mi futuro. Luego sí lo tuve más claro.
–¿Tuvo algún mentor o alguien que le dijera que su futuro podría estar entre los óleos?
–De pequeño hay quien me lo comentó. Un familiar cercano llegó a decirme que cuando fuera mayor iba a pintar muchos ángeles, y yo le decía que no me gustaban.
–Pues tuvo dotes de adivino.
–La verdad es que sí.
–La temática religiosa es la que impregna mayoritariamente su obra. ¿Qué ha pintado dentro de lo profano?
–Mis comienzos son sobre todo en lo profano. Al principio pinté muchas marinas, gustan mucho y se vendían bien. Y junto a la temática religiosa, también desarrollé mucho el tema del retrato.
–¿Por qué giró hacia lo religioso?
– Empecé por el mundo cofrade. Cuando me encargaban carteles de cofradías procuraba introducir la imagen en un contexto religioso. Y luego fui separando lo cofrade de lo religioso hasta que llegué a hacer una obra más de cosecha propia, sin copiar la imagen que previamente hace un escultor.
–¿Cómo fue aquello de que se le abrieran las puertas del Vaticano?
–Fue como una cadena de transmisión y surgió en varios frentes a la vez. Primero empezaron a usar pinturas mías para las portadas de los libretos de ceremonias del Vaticano, luego el tema de los sellos, encargos de órdenes religiosas... Tengo allí amigos que enseñaron mi obra al maestro de ceremonias del Papa y le gustó. Además, yo cedo mis derechos para que la puedan usar sin problema, y eso les facilita a ellos la impresión de los libretos. Fue muy importante el sello conmemorativo del 80 cumpleaños del Papa Francisco.
–Ha tenido la oportunidad de entrevistarse con los dos papas, ¿qué le impresionó más de cada uno de ellos?
–Del Papa Benedicto XVI lo que más me impresionó fue la sencillez y la humildad. Lo conocí cuando ya estaba retirado. Fue muy cercano, cuando le dije que era de Málaga me dijo: «Buen vino en Málaga». No había cámaras ni nada, fue algo muy privado, venía de rezar y le regalé un retrato. Con el Papa Francisco tuve la oportunidad de hablar cuando se le presentó la obra que ilustró el sello por su 80 cumpleaños y es como se le ve en la televisión. Estuvo muy atento, le gustó la obra... Es una persona muy cercana. Benedicto es la humildad y Francisco la cercanía.
–Han tenido muy buenas críticas sus últimos retratos del Papa Francisco. ¿Qué esconde este pontífice tras la mirada con la que lo ha plasmado?
–Me gusta representarlo como una persona cercana y accesible. Siempre se acerca al público rompiendo el protocolo. Es muy afable. Cuando tiene que ser serio lo es, pero en general tiene ese carácter de complicidad.
–¿Hay algo de vanidad dentro de la Iglesia?
–Sí, donde está el hombre hay vanidad, ya sea en la Iglesia, en el arte... Cuando hablamos de puestos tan altos dentro de la jerarquía seguramente es así aunque uno no quiera, y hay que luchar contra eso también.
«Los hermanos mayores con los que he hablado están mentalizados en que tampoco habrá procesiones en 2021»
–Usted realizó el cartel de la Semana Santa de Málaga dos años después de que firmara el oficial de las cofradías de Sevilla en 2015. ¿Se siente suficientemente valorado en su tierra?
–Sí, sí... lo de Sevilla fue algo atípico, pero en general me siento valorado. Aquí he hecho bastantes trabajos para las cofradías, el cartel del Mater Dei, los carteles de coronaciones canónicas, el techo del oratorio de la Hermandad de las Penas... Hay mucha gente por la calle que me para, gente que me escribe. Yo me siento querido. Habrá gente a quien no le guste, pero en general sí. Me siento cómodo en mi ciudad.
–¿Cómo ha vivido esta Semana Santa sin procesiones?
–He visto más misas que nunca por la televisión. Ha sido muy distinta y recogida. Sin calle por supuesto, pero sí muy espiritual.
–¿Cree que podremos recuperar las procesiones para el año que viene?
–He hablado de eso con varios hermanos mayores de cofradías y todos están mentalizados en que no va a haber. No sé si será así o no, pero parece precipitado que de aquí a la primavera del año que viene todo el mundo esté vacunado. Y sin vacuna me parece difícil. O se reinventa la Semana Santa y se hace de otra forma, o lo veo muy complicado. ¿Cómo controlas al público?
–¿Cómo pintaría esta situación social marcada por el coronavirus?
–Pintaría un túnel con luz al final, porque la salida va a llegar tarde más o menos. Y también representaría a todas las personas que se han ido. Se nos ha quedado mucho por el camino.
–¿Y el futuro?
–Por lo que escuchamos habría que pintar un nubarrón, pero yo creo que hemos salido de otras situaciones adversas... Algún nubarrón habría que pintar, pero también algo de luz porque el sol está detrás de todo esto.
–¿Qué obra le queda por hacer?
–Me gustaría hacer algo para Jerusalén y regalar algo para algunas de las iglesia de Siria que han sido destruidas.
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