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El Puerto de Málaga está en plena modernización para no quedarse atrás ante una creciente competencia en el entorno del Estrecho. Y lo hace en ... una doble vertiente: la digitalización de los procesos, sobre todo, para reducir los plazos de procesos cotidianos y ganar competitividad. Y la electrificación de los muelles.
A todo ello se han referido esta mañana el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio; y su director, José Moyano, quienes han presentado los planes de modernización de sus instalaciones. «O nos adaptamos o nos quedamos fuera de la competencia», ha advertido Rubio. Para ello, ya se han automatizado la mayoría de los trámites, lo que está permitiendo «más agilidad, con procesos más rápidos y eficientes».
Al respecto, el dirigente portuario ha puesto como ejemplo la importación de fruta fresca, donde «cada hora cuenta», y donde la digitalización ya permite coordinar las inspecciones con los agentes de aduanas y los inspectores sanitarios. Cabe recordar que Málaga es un puerto importante para la importación de fruta refrigerada americana (mango, aguacate, banana y piña), por lo que agilizar las inspecciones en el puesto de control fronterizo es vital para lograr un tiempo mínimo de estancia de las mercancías en los muelles.
Aunque inicialmente se preveía que los trámites administrativos podrían estar listos antes de verano, la última previsión que ha dado hoy el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, es que las obras de la marina de San Andrés se retrasarán al menos hasta final de año.
Al respecto, el dirigente marítimo ha explicado que esta iniciativa ya tiene el proyecto técnico aprobado definitivamente. Por lo que ahora está pendiente de dos trámites administrativos «que están en el tejado del Ayuntamiento de Málaga».
Se trata de dos expedientes a cargo de la Gerencia de Urbanismo: la aprobación final del Estudio de Detalle, para el encaje urbanístico entre la marina deportiva y el auditorio de la música, que irá justo al lado. Y la licencia de obras para poder iniciar la construcción. «Ambos son competencia del Ayuntamiento, pero no debe pasar mucho tiempo, esperamos que antes de final de verano estén los trámites finalizados».
Al respecto, el presidente alerta de que medidas como esta son obligadas ante la creciente competencia del norte de Marruecos, con Tánger Med a plena carga, y la nueva rada de Nador Ouest que entrará en servicio a final de año, y ambos equipados con la última tecnología. «Tenemos que seguir el paso para ser competitivos». Para ello, el nuevo software Posidonia engloba todos los procesos internos de tramitación, que ya se hace de forma integrada, tales como la automatización de las tasas, la gestión de escalas y suministros, pasajes y mercancías y dominio público.
Una segunda fase es relación con toda la comunidad portuaria: empresas consignatarias, inspección aduana y sanitaria, trazabilidad de la mercancía, gestión de mercancías peligrosas, servicios técnicos, etc. Esta plataforma, que integra hasta cinco ministerios diferentes, permite el intercambio de datos en toda la comunidad portuaria.
La segunda pata de este plan es poder dotar de una alta potencia de electricidad a los muelles, de manera que los cruceros, mercantes y yates que amarren en Málaga puedan conectarse a la red y apagar sus máquinas, lo que supondrá una importante reducción de las emisiones contaminantes de los barcos y menores costes para los armadores. Al respecto, la Autoridad Portuaria ya trabaja con Endesa para aumentar la potencia disponible; aunque el gran salto vendrá de la mano de la construcción de una subestación, prevista en la zona de Pescadería (cerca del Guadalmedina, en una posición central en la rada malagueña aunque todavía pendiente de determinar), que permitirá aportar hasta 70 megavatios de potencia.
Esta instalación tendrá un presupuesto de más de 11 millones de euros (entre el edificio y los tendidos eléctricos y transformadores) y estará operativa en el horizonte de 2028. De hecho, las obras se esperan licitar antes de final de año, y después habrá que tramitar los permisos con Industria. Por lo que el plazo estimado será de dos años, y permitirá cumplir la legislación europea de emisiones (obligatoria en 2030).
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