Pablo Orellana: «No queremos volver a los armarios»
Vox se queda fuera de juego votando en contra de mantener los derechos del colectivo LGTBI, aumentar los puntos violeta y rechazar la censura por motivos ideológicos
No se subió el tono, lo que había pedido el recién elegido presidente de la comisión de Derechos Sociales, Francisco Pomares, pero sí quedó patente ... que en los tres temas de capital importancia que se trataban ayer en lo que a derechos sociales respecta Vox, el estrenado partido en el Ayuntamiento de Málaga tras las elecciones del 28M, se quedó totalmente fuera de juego. La entente cordiale sobre la implementación de los puntos violeta en los actos festivos para evitar y prevenir las agresiones sexuales, la defensa del colectivo LGTBI y de las leyes que lo protegen y el posicionamiento en contra de la censura de la cultura por motivos ideológicos provocaron que la viceportavoz de Vox, Yolanda Gómez, se quedara sola votando en contra. Los temas en los que siempre ha habido unanimidad en la Casona, hasta ahora con partidos de izquierda, centro y derecha, se rompía ayer en lo que parece que va a ser la tónica habitual.
Gómez se quedaba apartheid motu proprio cuando exponía las ideas de su partido acerca de las generalidades, no hablar de género sino de hombres, mujeres y niños, y de la «neutralidad» de las instituciones, en la que, decía, Vox abogaba porque no ondeara ninguna bandera LGTBI en las instituciones. No hubo una crítica personal y todo el debate se ciñó al ámbito ideológico, pero a nadie se le escapaba que ser concejala de Vox y quedarse más sola que la una votando y opinando tiene un coste. Ni una sola de las enmiendas de Gómez pasaron el filtro mientras se aceptaron de unos a otros grupos con absoluta normalidad.
El momento más sentido de toda la comisión de Derechos Sociales fue cuando Pablo Orellana, edil socialista intervenía en lugar de Jorge Quero saltándose las nuevas reglas de intervención con el beneplácito de Pomares, para contar en primera persona y visiblemente emocionado lo que siente. Antes habían intervenido Roi Santos, presidente de Punto Escénico para hablar de la tristeza que le suponía la violencia y ataques que sufrían las personas del colectivo LGTBI día a día, y dio casos concretos como el presidente de Colega, Santiago Rubio, fue amenazado por una persona que quería presentarse en su casa con la intención de agredirle. «Mi médico de familia me dijo que no nos podíamos quejar hoy día porque no se nos apedreaba por las calles», afirmó para terminar. Se hizo un silencio.
Orellana hablaba de la regresión actual después de que España se considerase el cuarto país más avanzado en derechos LGTBI. «Los mensajes de odio en redes sociales han crecido más de un 130% entre 2019 y 2022 y habló del acoso en sitios públicos y en colegios. »No queremos volver a los armarios y no queremos ir a las calles con miedo«, explicaba con sentimiento el concejal socialista quien terminó diciendo: »No se puede derogar nuestra existencia« y criticó a la edil de Vox el hecho de que quisiera mantenerse neutral.
Gómez subrayaba que abogaban por la libertad e igualdad real y la «neutralidad institucional» para no privilegiar unos colectivos por encima de otros, explicando que votar en contra de la iniciativa no implicaba oponerse a los derechos y avances del colectivo LGTBI sino enfocarse en la protección de todas las personas por igual.
Nadie le compró el discurso, ni siquiera el nuevo concejal de Derechos Sociales, Francisco Cantos, que sumándose al discurso del viceportavoz de Con Málaga, Nicolás Sguiglia, dijo: «El derecho y el respeto a los demás es el derecho común y eso es de primero de democracia» y explicó los avances del Ayuntamiento de Málaga creando el consejo sectorial LGTBI, el I Plan de Diversidad Sexual, Familiar y de Género e implementándolo con un buen número de medidas. Finalmente, el PP, PSOE y Con Málaga votaron a favor de que el nuevo Gobierno no retroceda en los derechos LGTBi, que se continúe el plan municipal de diversidad sexual y que se destine más fondos municipales y de otras administraciones a la celebración del Orgullo.

Cancelación de actos. De la censura de Virgina Woolf y Lope de Vega
Sólo hubo un punto de inflexión en las votaciones entre PP, PSOE y Con Málaga y fue el referente al bono alquiler joven que tramita la Junta con retraso, pero que la nueva concejala de Juventud, María de las Mercedes Martín, defendió de forma pasional por el hecho de que la burocracia era descomunal y que la Junta había pedido al Gobierno una herramienta informática para su tramitación. Aún así avanzó que ya se están librando las ayudas y que se harán con retroactividad desde enero de 2022, por lo que la iniciativa de la socialista Mari Carmen Martín pidiendo agilidad no salió adelante.
Donde sí hubo acuerdo meridiano entre los antiguos grupos conocidos, PP, PSOE y Con Málaga (antes UP) es en el hecho de que la cultura no debe ser nunca un espacio de censura y cancelación de actos, libros y eventos tal y como defendió Sguiglia. El flamencólogo y profesor de la UMA Miguel López Castro se entonó con cuatro versos octosilábicos cantados por rondeñas: «Que de qué me mantenía, me preguntó el señor alcalde, yo le dije que cantando, si no me censura usía». Sobre la mesa, la censura de Vox de 'Orlando' de Virginia Woolf en Valdemorillo, que reseñaba Sguiglia; o las críticas a la escenificación de 'La villana de Getafe' de Lope de Vega porque «aparecen un pene y una vulva, ¡oh!», que decía guasona la edil socialista Rosa del Mar Rodríguez, quien añadió la censura de la obra de Ana Belén 'Romeo y Julieta despiertan', en Jaén por el PP y Jaén merece más.
La edil popular de Cultura, Mariana Pineda, que sorprendió con brillantes dotes de oratoria, no dejó duda de que el Ayuntamiento de Málaga «siempre ha considerado, considera y seguirá considerando la libertad de expresión como pilar fundamental de la democracia y reprueba toda censura o cancelación de expresiones culturales por motivos ideológicos o políticos», cuya primera parte enmendaba la iniciativa de Con Málaga, al tiempo de que incluía que «siempre garantizará la libertad y autonomía de los profesionales, técnicos y programadores culturales (...)». Un «siempre» de nuevo cuño, asertivo y definitivo, que orilla al consabido «continuar» en las enmiendas del grupo popular para dejar claro que ya están haciendo el tema que pide la oposición. Chapeau!. Todos, menos Vox, votaron de nuevo a favor.
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