Borrar
El profesor Antonio Manuel Ávila muestra un ejemplar en un descanso de clase en la Facultad de Filosofía y Letras de Málaga. Ñito Salas
Los malagueños «reniegan» de su forma de hablar por un español estándar

Los malagueños «reniegan» de su forma de hablar por un español estándar

Profesores de la UMA publican un libro basado en un estudio en el que constatan la «deslealtad» hacia la variedad lingüística propia de la provincia

Domingo, 12 de mayo 2024, 00:14

Hace cuatro años, cuando empezaban a abrirse resquicios de normalidad tras meses confinados por la pandemia, un grupo de profesores de la Universidad de Málaga hizo un llamamiento a los malagueños para continuar con una ingente investigación iniciada hacía tres décadas: querían conocer cómo había evolucionado el habla de los malagueños y si esta variedad lingüística propia de esta provincia se había ido abandonando por un español más estándar.

El libro

El libro
  • Título: 'Las Voces de Málaga. Reconstrucción histórica y archivo sonoro de la ciudad lingüística'

  • Autores: Antonio Manuel Ávila Muñoz (coordinador), Álvaro Molina García, Juan Andrés Villena Ponsoda y Georgios Sionakidis

  • Editorial: Comares, 2024, 128 páginas

Las primeras conclusiones les llevó a pensar que así había sido, que los rasgos dialectales propios de la zona se estaban perdiendo, que se estaba «renegando de ellos», subraya Antonio Manuel Ávila, profesor titular de Lingüística General de la UMA e investigador responsable del grupo de investigación Vernáculo Urbano Malagueño, integrado por un equipo de 17 personas. A esos indicios llegaron tras su propio trabajo de campo, pero querían saber cuándo había empezado ese proceso de «deslealtad» a los rasgos de identidad propios de nuestros antepasados y quiénes habían sido los artífices de tal «convergencia lingüística».

Para eso, había que bucear en décadas anteriores a la de los 90 y analizar voces aún más antiguas. Lanzaron un proyecto de micromecenazgo para que la sociedad malagueña pudiera contribuir a la recuperación de la herencia lingüística de la ciudad. Querían reunir para su estudio documentos sonoros donde se hablase de forma espontánea, tales como archivos familiares, bodas, comuniones, bautizos o simples reuniones donde se hablara de forma natural. «La respuesta fue verdaderamente asombrosa», reconoce Ávila, quien agradece y pone en valor la «generosidad» de la ciudadanía, que ahora se traduce en un valioso material de 175 horas de grabación procedente de colecciones particulares e instituciones privadas y públicas.

El análisis de gran parte de esas más de 200.000 palabras es el que ha permitido a este grupo de investigación extraer las primeras conclusiones y plasmarlas en el libro 'Las voces de Málaga. Reconstrucción y archivo sonoro de la ciudad lingüística' con el que buscan entender cómo el pasado ha dado forma a la identidad sociolingüística actual de la ciudad. «La primera descripción que tenemos del habla de Málaga procede de 'Atlas Lingüístico y Geográfico de Andalucía', de Manuel Alvar López, en la década de los 50. En aquel documento se presentaba a Málaga como una ciudad muy autóctona, muy vernacular, con una forma de hablar muy propia de la zona meridional de España», describe Ávila para explicar la transformación que se produce posteriormente, un proceso de convergencia, de deslealtad lingüística, que comienza en los años 60 con el boom turístico, la globalización y la llegada de inmigración rural. «La ciudad de Málaga nada tiene que ver ahora con la de hace 40 o 50 años y eso también se nota en el ámbito lingüístico», aprecia Ávila quien apunta directamente a sus responsables: «Son mujeres jóvenes con nivel de instrucción alto y que tienen aspiraciones sociales relacionadas con la promoción, sobre todo, profesional y educativa. Es decir, mujeres que han cambiado su rol de identidad social y que manifiestan ese cambio de rol a través de un cambio lingüístico. Y éste se asemeja más a lo que se puede considerar un español neutro y estándar, que a uno propiamente vernacular», explica el lingüista.

Habla de mujeres universitarias jóvenes que tienen aspiraciones profesionales, «que ya no quieren ser como sus abuelas, amas de casa al cuidado de su familia, sino buenas abogadas, juezas o médicas y que manifiestan esas ambiciones sociales a través de un comportamiento lingüístico más estandarizado con respecto a otras formas de hablar del español».

Pero, ¿por qué se abandona ese lenguaje propio? ¿Se avengüenzan? ¿Es por esnobismo? Asegura este docente que en todo comportamiento lingüístico siempre hay una intención, «es decir, a pesar de que hablemos sin aparentemente darnos cuenta de lo que decimos, siempre tenemos una intención y unos unos modelos lingüísticos a los que nos acercamos». «Yo no diría tanto que es por esnobismo y sí por influencia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías que llevan a querer parecerse a determinadas personas en un momento dado. Eso crea unos modelos, unos ideales de actuación lingüística que son asumidos por los hablantes de las de los distintos grupos y los vamos imitando. Y esa imitación se convierte después en realidad. Pasa de ser algo esporádico a ser algo compartido», precisa.

Identidad social

Los valores culturales y lingüísticos que quedan a día de hoy están relegados a personas mayores o que carecen de estudios o, si los tienen, son muy primarios. «Hay valores que se conservan en estratos educacionales bajos y que muestran su identidad como grupo haciendo gala de esa conservación de rasgos propios de la zona, mientras que otros no se identifican con valores locales, sino con la profesión que ejercen. Quiere decir que cuando acceden a nivel de estudios superior y ejercen sus oficios ya no interesa tanto mostrar la identidad local y sí la identidad profesional. La palabra 'chorraera', que prácticamente todos los malagueños conocemos con independencia del estrato social o educación que se tenga, es usada principalmente por personas que quieren mostrar esa identidad local. Sin embargo, no la utilizan personas con un estrato educacional alto y el motivo no es la vergüenza, simplemente, es su deseo de querer identificarse con un grupo profesional concreto.

Estudio del español en el mundo para conocer sus variedades

El proyecto, que se enmarca en otro más amplio, llamado 'Agenda 2050. El español de Málaga, procesos de variación y cambio espaciales y sociales', recibió hace cuatro años una ayuda del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de 50.000 euros. Forma parte de una red de investigación a nivel nacional en la que participan otras universidades. Cada una, en su lugar de origen, profundiza en el comportamiento lingüístico de la población para ver cómo evoluciona el español en cada ciudad de aquí a 2050. Y no sólo en España. Todos tienen como fin conocer todas las variedades del español en el mundo.

En este sentido, asegura que no son tanto palabras propias, sino significados que a veces son característicos de Málaga. Es el caso de la palabra 'nube', que no es un término de Málaga, pero aquí se idéntica concretamente con un tipo de café con mayoría de leche. «Hay también tradiciones propias de Málaga, que se identifican con un vocabulario propio. Ocurre, por ejemplo, en la gastronomía. Es muy propio el término 'gazpachuelo' o el 'en blanco'. Pero también es parte de nosotros el 'pitufo', un término que se identifica con unos personajes pequeñitos y azules de dibujos animados y que la cultura popular malagueña lo ha asociado a un bollo de pan de pequeñas dimensiones».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Los malagueños «reniegan» de su forma de hablar por un español estándar