Málaga nombra hijo predilecto al escultor del malagueñismo: suyos son los icónicos Cenachero, Biznaguero y Burrito Platero
La comisión de pleno de Cultura aprueba concederle la medalla de la Ciudad a Jaime PImentel, que se crió en la calle Carretería,53, aprendió su oficio en Noruega y tiene su taller en Almayate
El escultor malagueño Jaime Pimentel será nombrado hijo predilecto de Málaga y agasajado con la mayor distinción municipal, la Medalla de la Ciudad, que era una deuda pendiente que tenía el Ayuntamiento de Málaga con el creador de los máximos exponentes del malagueñismo: los icónicos Cenachero, Biznaguero y el Burrito del Parque. ¿Quién, de niño, no se ha hecho la foto de rigor con esta tierna escultura? El artífice de estos hitos, que tienen vocación de ser eternos en el paisaje malagueño, cumplirá 92 años el próximo 2 de julio, justo el día en el que el pleno de Málaga refrendará esta distinción, que ha contado con la unanimidad de todos los grupos municipales, es decir de toda la Corporación en la comisión de pleno de Derechos Sociales y Cultura. La instructora del expediente, que llega a término, en el que artistas y colectivos se suman a la iniciativa, ha sido la concejala de Cultura, Mariana Pineda.
Cuentan crónicas de este periódico, que el Cenachero nació como un regalo de protocolo en la época del alcalde García Grana, «pero se agigantó» y llegó a ser la escultura que conocemos hoy y que se encuentra en la plaza de la Marina. Antes de la fundición, como cuenta SUR, Pimentel cambió el cuerpo de alguien mayor por el de un joven bien plantado, brazos en jarras. «En mi cabeza imaginé a Diego, aquel cenachero al que de niño no llegué a ver y que revolucionaba a las criadas en el corralón en calle Carretería», que contaba a este periódico el artista. «Es un malagueño que va, como la proa de un barco, abriéndose paso». A este elenco de esculturas, sumó las gaviotas del recinto Eduardo Ocón o la conocida niña de Benalmádena. «Nunca quise ser popular, solo que a la gente le guste mi obra», que contaba.
Pimentel aprendió el oficio lejos de Málaga, en Noruega. Allá por el año 1956, conoció al embajador de Noruega en Francia, Rolf Otto Andvord. Como se explica en la propuesta de Cultura, «sería el embajador noruego quien, con su mecenazgo, lo convertiría en escultor y sería la persona con quién compartiría los siguientes veinte años. Dos décadas de vivencias, más cercanas a un guion cinematográfico, jamás soñadas por aquel joven Pimentel. Años maravillosos que sólo tuvieron final con la muerte del entonces octogenario diplomático en marzo de 1976. Fue el embajador quien le procuró una buena formación escultórica en Noruega, donde encontró respeto y apoyo. Fue en aquel entonces cuando conoció a la escultora Anne Grimdalen, de la que también era mecenas el embajador. Su benefactor le abrió las puertas del mercado del arte con una magnífica exposición en el Palacio de la Biblioteca Nacional en febrero de 1961 y seguidamente le presentaría al alcalde de Málaga Francisco García Grana quien, con sus encargos para la ciudad, se convertiría no sólo en gran amigo del novel escultor, sino en su mayor y mejor comitente».
Es en esta época cuando esculpe estas esculturas icónicas de la ciudad de Málaga, reconocibles en el imaginario colectivo del malagueñismo, y que lo elevaron a ser un artista de primer nivel. «Desde entonces, su madurez artística iría cuajando en las reconocidísimas «Series» que han vertebrado su prolífica producción: Deportes, Apocalipsis, Génesis y Mediterráneo. Cientos de obras que conformaron estos grandes conjuntos temáticos y que se sumaron a importantes colecciones particulares y museos de medio mundo dotando a Pimentel de un enorme reconocimiento internacional», como explica el texto que han refrendado todos los grupos políticos.
Su obra no sólo ha tenido su máximo exponente en la ciudad de Málaga sino que ha marcado un antes y un después en calles y plazas de Estados Unidos, Noruega, Bélgica y España. El artista, que ahora tendrá un más que merecido reconocimiento de la ciudad que le vio crecer, vive en la actualidad en Almayate, en 'El Fandango', donde se ubica su casa y su taller. Antes de esta distinción con la que le agasaja su ciudad, Pimentel, que es académico de número de Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, ya ha sido Escudo de Oro de la Ciudad de Vélez Málaga. Hijo Adoptivo de Rincón de la Victoria. Expediente de Honores, distinguido por el Ayuntamiento de Benalmádena, entre otros premios y reconocimientos.
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