Listas de espera en las clínicas estéticas tras el ahorro en un año sin apenas vida social
Los malagueños aprovechan el tiempo que han estado teletrabajando o en un ERTE para hacerse retoques corporales
Hacía tiempo que Carmen (nombre ficticio) no se veía bien frente al espejo. Pese a estar en su peso y practicar deporte de forma habitual, ... había partes de su cuerpo con las que no estaba satisfecha y con 57 años, dos embarazos y una menopausia que pasó factura reconoce que ya iba a ser muy difícil corregirlas por sí misma. «Llega un momento en que te amargas, porque eres incapaz de quitarte lo que te sobra».
La imagen que tenía de sí misma iba en declive y tantas horas encerrada en casa durante el confinamiento no ayudaron. «A una edad, por mucho que te arregles, nunca te ves bien», lamenta. Nada más reactivarse la actividad, la crisis del Covid-19 la apartó de su vorágine diaria en el sector turístico. En junio, quedó afectada por un ERTE y en lugar de venirse abajo, vio el cielo abierto para hacer lo que siempre quiso. Por fin, iba a disponer de tiempo para corregir esas partes de su cuerpo que rechazada sin tener que dar explicaciones en la empresa ni exponerse a la mirada de compañeros ni jefes. «Fue una alineación perfecta de planetas y no me lo pensé; ahora me veo genial», sentencia. Carmen se ha hecho una liposucción y una abdominoplastia, que le llevó dos semanas de reposo, sin apenas poder moverse. «De no haber dispuesto de este tiempo, no hubiera podido hacérmelo, porque en vacaciones no te apetece y cuando estás trabajando no te pides una baja para hacerlo, así que ha sido el momento perfecto».
«No hay quirófanos disponibles y hay lista de espera hasta el próximo mes de marzo. Jamás hemos vivido nada igual en la clínica»
Carmina Medina (clínica renova body láser)
No es la única que así lo piensa. En la Clínica Renova Body Láser, donde se ha hecho estos dos tratamientos, nunca han tenido tantas solicitudes como hasta ahora. «Empezamos a notar el aumento después del verano, pero en diciembre triplicamos la demanda. No hay quirófanos disponibles y hay lista de espera hasta el mes de marzo. Jamás hemos vivido nada igual», asegura su directora Carmina Medina, al frente de esta clínica desde hace 17 años. «Hemos tenido muchas profesoras, que quisieron aprovechar el puente o los días de la Navidad para hacerse las operaciones y estar listas para cuando volvieran a incorporarse», subraya.
El importante repunte de solicitudes en diciembre también lo notaron en la Clínica Dr. Escamilla, aunque la demanda empezó a crecer antes del verano, cuando muchos que se abandonaron en el confinamiento quisieron recuperar su imagen de siempre o mejorarla. «Nos pasó como a las peluquerías en la desescalada, que tenían las agendas completas. No hemos parado de poner bótox, la tóxina, relleno de labios y pómulos y dar sesiones de vitaminas para recuperar la hidratación de la piel. La gente quiso dar carpetazo al 2020 con la mejor cara», precisa el director de esta clínica Antonio Escamilla.
«Tras el confinamiento, la gente salió como si no hubiera un mañana; días después de abrir la consulta ya tenía citas para dos meses»
Norberto López (clínica herrera)
Frente al abismo laboral y la incertidumbre económica que planea en el país, las clínicas de cirugía y medicina estética trabajan a pleno rendimiento, realizando operaciones de aumento de pecho, liposucciones, injertos capilares y rejuvenecimientos faciales.
Tantas horas frente al ordenador, en conversaciones de trabajo 'on line' ha provocado que muchas personas reparen en aspectos de su rostro con los que no están conformes. Higfive, una empresa 'made in USA' de videoconferencias, ha realizado un estudio que concluye que casi el 50 por ciento de los españoles confiesa estar más pendiente de su aspecto físico en las videollamadas que de la propia conversación. Es lo que los expertos en estética denominan el 'efecto videollamada' y eso se refleja en la demanda de blefaroplastias, un tipo de cirugía para reparar los párpados caídos y corrección de ojeras; lifting, rinoplastias y tratamientos de fotorrejuvenecimiento. «Mejorar la mirada ahora, pues los ojos es lo que deja libre la mascarilla, se ha convertido en una prioridad; hay fijación por esto. Se hacen más bótox que nunca, tanto hombres como mujeres», recalca Medina.
«Muchos han podido hacerse una cirugía estética con el dinero ahorrado en salidas y viajes que no hicieron el pasado año»
Cecilia Sánchez (Instituto médico miramar)
En cuanto terminó el confinamiento domiciliario, muchos se lanzaron a pedir presupuesto para tratamientos de obesidad. Liposucciones, reducción de grasa y volumen corporal han sido otras estrellas en el aciago año de la pandemia y el sedentarismo. «En general, la demanda de cirugía estética, como operaciones de mama, abdominoplastia y rinoplastia, ha aumentado. Nosotros lo achacamos a que son intervenciones más costosas, que muchos han podido costearse con el dinero ahorrado en viajes y salidas que no hicieron el pasado año. Notamos que la gente ha vivido con miedo estos meses, que ha reducido gastos y que ahora, de pronto, se ha encontrado con más presupuesto para gastar y decide pensar en ella y que le quiten lo 'bailao'», explica Cecilia Sánchez, gerente del Instituto Médico Miramar.
Se impone el 'carpe diem'
La mayoría de los especialistas coinciden en que esta pandemia ha cambiado la forma de mirar la vida. «Nos hemos dado cuenta de lo vulnerables que somos y hemos adoptado la filosofía del 'carpe diem', del aprovechar el aquí y ahora y dedicarnos más a nosotros mismos», detalla Medina. Se impone no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy.
En Málaga, donde la demanda de tratamientos estéticos es de las más altas de Europa, el sector vive un momento dulce, pese al temor inicial de que la crisis económica derivada del Covid-19 lo agriara. «Cuando nos abrieron las puertas tras el confinamiento, la gente salió como si no hubiera un mañana; pocos días después de abrir la consulta, ya tenía citas para dos meses», recuerda Norberto López, dermatólogo y miembro del grupo dermatológico Clínica Herrera. No obstante, advierte de la importancia de informarse antes de someterse a cualquier tratamiento y no dejarse llevar por la primera publicidad que caiga en las manos.
En su caso, tampoco ha dado abasto con el aumento de casos de acné, rosácea e irritaciones graves en pacientes con dermatitis atópica provocados por el uso de la mascarilla. «Hasta se ha creado el hastag #maskacné en Twitter, aunque también hemos visto muchos casos de dermatitis irritativa por el uso compulsivo de la higiene en las manos, sobre todo, por el gel hidroalcohólico.
«No hemos parado de poner bótox, relleno de labios y pómulos. La gente quiso dar carpetazo al 2020 con la mejor de sus caras»
Antonio Escamilla (clínica dr. escamilla)
Desde la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre) confirman este incremento de la demanda (cercano a un 10%), que achacan a esa mayor disponibilidad de dinero por no poder viajar ni salir tanto como antes, pero también a la posibilidad de trabajar en casa durante la recuperación sin pedir la baja ni consumir días libres.
Otro factor clave en el aumento de cirugías es el uso de la mascarilla, ya que quien quiere un aumento de labios con ácido hialurónico, relleno de surcos o corregir las arrugas a modo de 'código de barras' en el bigote, puede ocultar con facilidad los efectos del tratamiento, como pequeñas inflamaciones e irritaciones. «Normalmente pasas dos o tres días con los labios hinchados y todo el mundo ve que te has pinchado. En cambio, ahora, nadie lo nota y eso anima a muchos», declara Nélida Grande, portavoz de Secpre.
«Tras un tratamiento, pasas dos o tres días con los labios hinchados. Sin embargo, ahora, con la mascarilla nadie lo nota. Es una ventaja»
Nélida Grande (Secpre)
«Pero en la otra cara de la moneda están quienes tras una primera visita tenían apalabrado el tratamiento y nos han llamado avisándonos de que lo han despedido o están en un ERTE y necesitan un tiempo para aclarar su futuro», precisa Grande.
Un regreso incierto
Con gran incertidumbre volvieron abrir sus puertas tras el confinamiento en la Clínica Tebón, inaugurada hace tan solo dos años y medio. «Antes de la cuarentena, habíamos empezado a repuntar y al volver lo hicimos con miedo pensando que la clientela disminuiría. Pero ha sido todo lo contrario, la gente necesita verse bien para animarse después de tanto meses sin poder salir», recalca Victoria Arenas, enfermera en esta clínica.
Muy asustados también estaban en la Clínica Meyer y Alcaide Dermatología. Allí, el incremento de la demanda por cirugía capilar ha sido del 30 por ciento. Y es que el tratamiento estético más popular entre los hombres es el injerto capilar para revertir la calvicie. Y en este caso, la pandemia ha vuelto a jugar a favor de las clínicas estéticas españolas: debido a las restricciones para viajar, muchos tratamientos que antes se hacían en Turquía ahora se completan en España. «Esto nos ha dado visibilidad y ha permitido a muchos comprobar que, ahora, la relación calidad-precio es mejor en España. En Turquía, hay buenos profesionales, pero esos hay que pagarlos», subraya Teresa Meyer, dermatóloga especializada en tricología.
En su opinión, el teletrabajo o estar afectado por un ERTE han contribuido a que los muchos se atrevan con la cirugía capilar, al no tener que exponerse públicamente. «En estos tratamientos, hay que rapar primero para extraer el pelo y eso echa para atrás al tener que hacerlo a la vista de todos. Por eso, al reducir la vida social y laboral, muchos han encontrado la ocasión perfecta», asegura Meyer.
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