Los jabalíes se abonan a Málaga: una piara se pasea junto al estadio de La Rosaleda
Se siguen multiplicando los avistamientos de estos híbridos con cerdo doméstico, considerados una plaga por las autoridades, mientras sigue la controversia de cómo mantenerlos a raya
Siete y media de la mañana, ribera del Guadalmedina en los aledaños del estadio de La Rosaleda. Una piara casi una docena de jabalíes campa ... a sus anchas por el que es uno de sus corredores predilectos. Pese a que es ya costumbre avistar a estos animales híbridos con cerdo doméstico que están considerados por las autoridades sanitarias como una plaga, la expectación es siempre máxima. Varios vecinos que paseaban por la berma del río avisan a la Policía Local que los conduce cauce abajo. Vuelven a subir. Y, en esta ocasión, varios transeúntes los agrupan de nuevo, casi a modo de pastoreo, y los devuelven al lecho fluvial.
Problemas
La presencia de estos animales se ha convertido en un problema de primer orden. Provocan accidentes de tráfico, daños económicos y destrozos. Suponen un riesgo en el caso (poco según la experiencia) de ataques a personas o mascotas. Y, además, constituyen un peligro de provocar zoonosis, el paso de enfermedades a humanos.
Es muy difícil mantener a raya estas poblaciones, carentes de predadores naturales en su medio. Su expansión se estima en unos 22.000 ejemplares en la provincia. Y la polémica nunca falta entre quienes defienden medidas más directas de exterminación u otras más naturales. En Málaga, se tiende a devolverlos al medio y, en caso necesario, dardo anestésico y sacrificio. Las llamadas a la Policía Local se multiplican.
En medio natural, la Junta de Andalucía y algunos ayuntamientos utilizan capturaderos. Y, en general, se ha probado con abrevaderos en sitios de paso estratégicos y se ponen sobre la mesa algunas otras medidas que incluyen hasta cambios en el mobiliario urbano para evitar accesos a fuentes y zonas húmedas, el vuelco de contenedores de basura, etc.
Alimentación
En lo que insisten todas las autoridades es en la prohibición tajante de alimentarlos. De hecho, se les ha llegado a ver accediendo a los puntos de alimentación de los gatos ferales en las ciudades.
Son animales de hábitos y se han habituado a encontrar alimentos muy fáciles. Se presuponía que con las danas y trenes de borrascas de los últimos meses se iban a quedar más en el monte. Siguen bajando a las ciudades porque han perdido el miedo al humano. Y a diario se multiplica su presencia en playas, parques, calles, centros comerciales...
De hecho, cada vez es más fácil verlos a plena de luz del día, cuando lo más común es que se movieran de noche. Y asientan su zona de descanso en los numerosos arroyos y cauces que conectan los montes con las ciudades.
Guadalmedina
En el caso concreto del Guadalmedina, en enero hubo un fuerte dispositivo policial para capturar a un ejemplar de gran tamaño atrincherado en el puente de La Goleta. En otra ocasión, la apertura ordinaria de compuertas del embalse de El Limonero que se realiza todos los primeros miércoles de mes arrastró a varios ejemplares. Y durante los últimos meses ha sido muy habitual ver a vecinos alimentándolos o simplemente observando su devenir en el entorno del puente del Conservatorio, en Ciudad Jardín.
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