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Jueves, 5 de diciembre 2019, 18:56
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La denuncia de un enfermero en prácticas del Hospital Regional, sobre la administración de insulina en pacientes con diabetes, llevó a la dirección del centro hospitalario a anunciar que se han implantado nuevos criterios en la metodología a aplicar por el personal sanitario. En concreto, se trata de la manipulación de las llamadas plumas de insulina. Unos dispositivos que se utilizan para inyectar la dosis requerida por el paciente y que ofrecen, según el modelo, entre 100 y 150 cargas, por lo que son de uso múltiple.
La inmensa mayoría de diabéticos no agotan, sin embargo, la insulina de estos dispositivos durante sus estancias hospitalarias porque reciben el alta antes de que dé tiempo a gastar todas las cargas. Estos casos daban lugar a una práctica habitual entre los enfermeros, confirmada por fuentes oficiales del Hospital Regional a este periódico. Esta consistía en utilizar unas jeringuillas desechables para acceder a la insulina restante, utilizando estos bolígrafos como un vial.
Luego, se utilizaban estas jeringuillas para inyectar la insulina a otros pacientes, antes de acabar en la basura. La dirección del Hospital Regional ha puesto ahora fin a esta práctica, aludiendo mejoras en la «estrategia de seguridad del paciente». Para ello, se basa en el criterio establecido por la unidad de Endocrinología y Nutrición. La misma ha decretado a todo su personal que solo se utilice una pluma de insulina por paciente.
«Esta iniciativa surge tras comprobar que, en ocasiones, las plumas de insulina se estaban utilizando a modo de vial multidosis. De esta forma, y análogamente a como ya estaban realizando otros hospitales andaluces, como Juan Ramón Jiménez, Costa del Sol, Virgen del Rocío o Virgen Macarena, se comenzó a promocionar la estrategia de utilizar una pluma de insulina para cada paciente», reza el comunicado oficial que emitió el Hospital Regional esta tarde. Para preservar la cadena, cada pluma de insulina se etiquetará con los datos identificativos de cada paciente.
El Hospital Regional admite que la anterior praxis podía suponer riesgos de infección o contagio que ahora se quieren minimizar. «La práctica permite asegurar el uso correcto de las plumas de insulina, que no están preparadas para servir como viales multidosis, además de evitar el posible riesgo de infecciones por virus como el VIH o hepatitis B y C, ya que el cartucho se puede contaminar con la sangre del paciente o contagiar a otros aunque se cambie la aguja», se explica.
Este periódico se puso en contacto con el delegado de Salud de la Junta en Málaga, Carlos Bautista, para saber si ha habido casos de infección o contagio en los hospitales malagueños. Un hecho que ha sido descartado por Bautista, después de matizar que «siempre existen riesgos en el tratamiento del paciente, pero que esta medida trata de minimizarlos».
Guillermo Vera, un estudiante de tercer curso de Enfermería en la UMA, denunció en su cuenta personal de Twitter un despilfarro masivo de insulina, como consecuencia directa de aplicar el nuevo protocolo. Un supuesto que también ha sido desmentido por Bautista. «Los laboratorios suministran la insulina de forma gratuita a los hospitales y a los pacientes se les entrega su pluma de insulina para que se la lleven a casa, cuando reciben el alta», ha explicado. El hilo de la denuncia en Twitter ha sido borrado y ya no está disponible.
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