Fallece a los 68 años Gabriel Domínguez, el dueño del restaurante El Botijo víctima del coronavirus

Aunque las fuentes sanitarias ya no informan sobre el sexo y la edad de las personas que fallecen por culpa del virus Covid-19 en Málaga, la muerte de este reputado empresario ha causado una gran conmoción en el sector de la restauración en la provincia. Según ha podido saber este periódico, el empresario no sufría ninguna patología previa que hubiera agravado el virus.

Tal y como confirman desde el entorno familiar, Gabriel empezó a encontrarse mal a los pocos días de cerrar el restaurante como consecuencia el estado de alarma, el pasado sábado 14 de marzo. La enfermedad comenzó como un ligero resfriado con un poco de fiebre, aunque los síntomas fueron empeorando con los días hasta que lo ingresaron finalmente en el hospital privado, en donde confirmaron que había contraído el virus tras realizarle las pruebas pertinentes. Ingresó el lunes 23 de marzo y falleció seis días después sin que la familia haya podido saber cómo se contagió.

Natural de Cádiz, pero afincado en Málaga desde pequeño, Gabriel Domínguez regentaba el restaurante El Botijo desde el año 1987. La historia de este histórico establecimiento se gestó en Torremolinos, en donde Gabriel conoció a su socio José Manuel y en donde ambos decidieron abrir el primer El Botijo, en un pequeño local frente a la antigua bolera. Poco tiempo después decidieron trasladarse a la avenida de los Guindos, en la capital, en donde actualmente sigue abierto (frente al centro cívico).

Unos años después, en 2005, decidieron ampliar el negocio con la apertura de El Botijo Carihuela y separar sus caminos: Gabriel se quedó con el restaurante de la capital y José Manuel con el de La Carihuela (que ha cerrado sus puertas a finales de enero tras la jubilación del dueño).

La muerte de Gabriel – Gabi para los amigos– ha provocado una gran conmoción en el mundo de la hostelería y entre los clientes del establecimiento, entre los que se encontraban muchos personajes famosos y familias completas que han pasado por allí de generación en generación. Según explica su familia, para Gabi «El Botijo era su vida» y por eso pretenden continuar con el restaurante abierto, que es lo que él hubiera querido.