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Juan Cubo, dueño de un piso en la torre sur de Martiricos, en el círculo dentro de la imagen. SUR
El dueño de un piso turístico en Martiricos rechaza los problemas de convivencia: «Lo que hay es turismofobia y odio al extranjero»

El dueño de un piso turístico en Martiricos rechaza los problemas de convivencia: «Lo que hay es turismofobia y odio al extranjero»

Juan Cubo señala que los problemas son «puntuales» y que las quejas proceden de «un grupo de radicales activistas antiturismo» que buscan una «escalada» del conflicto

Jueves, 29 de agosto 2024

El cisma entre los residentes y los dueños de los pisos turísticos en las torres de Martiricos es total. Si los primeros han denunciado la imposibilidad de la convivencia debido al exceso de turistas y al uso inadecuado que hacen de las zonas comunes, la otra parte implicada en el conflicto rechaza que se esté viviendo una situación complicada, más allá de «los problemas puntuales que surgen en unos pisos con capacidad para mil personas». «Habitándolo solo residentes permanentes, también podría haber problemas puntuales de convivencia, que, por supuesto no saldrían en los periódicos, porque eso se tolera. El despropósito del extintor, en una comunidad sin turistas, hubiese sido una gamberrada sin mayor trascendencia». Es lo que ha manifestado a SUR el dueño de una vivienda en la torre sur, que la tiene como piso turístico. Juan Cubo, que también es vicepresidente de la Asociación de Profesionales de Viviendas Turísticas de Andalucía (AvvPro), denuncia que detrás del revuelo que se ha generado está «un grupo reducido de radicales» que están unidos por el rechazo al turismo.

«No hay ningún problema de convivencia, lo que hay es turismofobia y odio al extranjero», sostiene con firmeza.

Cubo sí reconoce que en estos momentos impera una gran «crispación» en las torres de Martiricos, pero señala que el foco del problema no está en los dueños de los pisos turísticos. En este sentido, mantiene que todas estas viviendas cumplen con los estatutos de la comunidad, en la que «no se prohíbe de ninguna de las maneras el alquiler turístico». Es más, precisa que antes de realizar la compra de la vivienda él estudió a fondo los mencionados estatutos con un abogado. «De lo contrario, no hubiera comprado el piso». «Es lo que debería haber hecho el resto de compradores. Parece poco creíble, que un comprador en un edificio de estas características no pensase que habría multitud de inversores que destinarían su propiedad a rentabilizarla conforme a lo previsto en las normativa vigente en el momento de la compra», añade.

En la misma situación estarían más propietarios. «Aproximadamente el 80% somos compradores de una segunda vivienda para uso ocasional o vacacional, el 20% restante han adquirido una vivienda habitual. Aunque eso no significa que ese 80% destine los pisos a vivienda turística», insiste. Una mayoría que ahora estaría padeciendo los ataques de algunos residentes. Habla abiertamente de «sabotaje» y estima que los vecinos que habitan de manera permanente en las torres de Martiricos «se han equivocado» a la hora de amoldar sus preferencias a la realidad de un edificio que no ofrece lo que ellos buscaban.

«El argumento de que tienen miedo, haciendo ver que nosotros, los propietarios que no estamos ahí nunca, les tenemos atemorizados… eso es de un impostura que da una vergüenza tremenda», lamenta e insiste en que la legalidad está de parte de los dueños de los pisos turísticos.

Para Cubo, no hay duda de que los vecinos que han planteado este problema están motivados por un rechazo general al turismo. Lo subraya y reitera de manera insistente durante la conversación con este periódico. «Tienen los ascensores llenos de pintadas contra los turistas. Es agresividad pasiva. Es muy importante subrayar que no hablamos de la generalidad de propietarios, son diez o doce que se corresponden y se retroalimentan», detalla.

En este sentido, también critica que la junta directiva de la comunidad de propietarios, salvando al actual presidente, estaría compuesta por «activistas antiturismo radicales».

Cubo tampoco cree en la veracidad de las manifestaciones de los vecinos en cuestión cuando éstos aseguran que no tienen nada en contra de la actividad turística en Málaga. «Esto es como el que es machista, te dice que no lo es, pero sus actitudes son profundamente machistas», señala. «A todo el que no tiene apariencia de local lo graban, le ponen mala cara y están pendiente de si hace algo ineducado...». «Visto el nivel de visceralidad, no descarto nada con el extintor», deja caer y asegura que están buscando una «escalada» del conflicto.

«Saben que la mayoría tenemos los pisos como segunda residencia. Si no se pueden alquilar, se convierten en dueños del edificio y de las zonas comunes», denuncia.

Acercar posturas

A pesar de los estados de ánimos contrapuestos, Cubo reitera su disposición para llegar a un entendimiento con los vecinos, pasar página y trabajar de manera conjunta para crear un ambiente en el que todos estén cómodos. Aunque insiste en la dificultad de esta misión: «Dudo que los principales activistas tengan la misma predisposición, su objetivo no es una buena convivencia, su objetivo es cancelarnos, expulsarnos, a nosotros los compradores que sí sabíamos lo que comprábamos, una vivienda que podríamos alquilar legalmente por cortas estancias».

En este punto, asegura que los dueños de los pisos turísticos están dispuestos a que haya una mediación por una tercera parte y que así se lo ha hecho saber al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

En todo caso, señala que pedirán una reunión con el presidente de la comunidad para tratar que los dueños de los pisos turísticos también tengan representación en la actual junta directiva: «Ahora mismo, todos los integrantes son residentes permanentes».

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