Ninguna de las dos depuradoras previstas en el Guadalhorce servirá para regar cultivos y parques
La Junta dejará en manos de los ayuntamientos la implantación del sistema terciario en las plantas del Bajo Guadalhorce y del área metropolitana por su mayor coste
Francisco Jiménez
Martes, 6 de junio 2017, 00:36
Las dos depuradoras previstas en el Guadalhorce permitirán que el río que baña la comarca deje de ser la cloaca a la que van a parar las aguas residuales que generan los cien mil residentes de Coín, Cártama, Alhaurín el Grande, Álora y Pizarra. Cuando ese momento llegue (aún le quedan varios años), la provincia habrá eliminado uno de sus principales puntos negros en materia de saneamiento, pero a pesar del hito que supone completar el ciclo integral del agua (captación, consumo y devolución al medio natural en las mejores condiciones) y que el cauce baje más limpio antes de desembocar en el Mediterráneo, la realidad es que se va a dejar escapar la oportunidad de volver a darle uso a ese bien tan preciado y tan escaso en una provincia donde la amenaza de sequía sobrevuela constantemente. Ninguna de las dos estaciones proyectadas por la Junta de Andalucía (la del Bajo Guadalhorce y la del área metropolitana) incorporará el sistema de tratamiento terciario, un tercer filtro que posibilita la reutilización del caudal reciclado para el riego de zonas verdes o de cultivos y que, en el caso del Valle del Guadalhorce, reduciría la dependencia de los pantanos y acuíferos de la zona, actualmente bastante mermados por la falta de lluvias.
A día de hoy, el referente no sólo a nivel provincial sino incluso en Europa en cuanto a reutilización es la Costa del Sol occidental, donde actualmente se riegan 45 campos de golf y grandes áreas verdes como las de Selwo (Estepona). Aún así, no le saca el máximo partido a sus depuradoras, de ahí que desde la empresa pública Acosol (dependiente de la Mancomunidad) estén trabajando en ampliar su red a otros equipamientos como el parque forestal de los Tres Jardines de San Pedro, el Parque de la Paloma (Benalmádena) y varias urbanizaciones de toda la franja litoral. Más verdes están en la Axarquía, donde a pesar de disponer del tratamiento terciario en las plantas de Vélez, Rincón y Torrox actualmente sólo se aprovecha para el campo de golf de Añoreta, a la espera de que culminen los trámites para extenderlo a los cultivos. La futura planta de Nerja (en obras) contempla este tercer filtro.
Máximo control sanitario para evitar riesgos en la población
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La depuración de aguas permite reducir la presencia de agentes microbiológicos patógenos y de sustancia químicas nocivas, pero no eliminarla por completo, de ahí que para evitar riesgos sanitarios para la población su uso tiene que estar muy controlado, siendo necesaria una concesión administrativa y el pertinente informe sanitario. A nivel estatal no hay una normativa que regule las condiciones básicas de reutilización ni las características físico-químias y microbiológicas exigibles para su aprovechamiento en los diversos usos posibles.Pero sí en el ámbito autonómico. La Consejería de Salud, basándose en las directrices de la Organización Mundial de la Salud, estableció en 1994 unos criterios sanitarios mínimos que evitan los riesgos potenciales que pudieran derivarse del uso de agua reciclada en el riego agrícola y de zonas verdes.
Mientras tanto, en el Guadalhorce queda paralizado. ¿El motivo? El dinero. En la Consejería de Medio Ambiente no ocultan que la implantación del terciario eleva los costes, no tanto por la obra en sí como por la red de tuberías necesarias para volver a poner el agua reciclada en circulación y llevarla hasta su destino. Por ello, apuestan por que esa inversión corra por cuenta del explotador de la depuradora (los ayuntamientos y mancomunidades se encargan del mantenimiento de las instalaciones como entidades competentes en la gestión del agua) y sus posibles clientes, ya sean las comunidades de regantes o las instalaciones que lo requieran, tanto públicas como privadas.
«Apuesta pública»
Todo ello mientras la propia administración autonómica, a través del Plan Hidrológico de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas 2015-2021, fija como uno de sus principales objetivos incrementar la reutilización de las aguas depuradas e incluso apunta a todo el litoral malagueño y al Valle del Guadalhorce «como zonas de mayor potencial remanente en lo que se refiere al aprovechamiento de aguas regeneradas». En ese documento llega a remarcar que el uso de caudal depurado «constituye una clara apuesta pública para la superación de situaciones de déficit, y cobra particular importancia en el caso de consolidación de regadíos infradotados».
¿Habría demanda en el Valle del Guadalhorce para el riego con agua reciclada? En principio, sí, desde parques y jardines públicos de la comarca hasta los campos de golf de Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande, pasando evidentemente por las cinco mil hectáreas de cultivo de la que está considerada la gran huerta de la provincia y una de las zonas de producción de cítricos (naranjas, limones y mandarinas) más importante de toda Andalucía.
Los agricultores son más conscientes que nadie del déficit hídrico que padece la provincia, de ahí que además de exigir inversiones en presas, trasvases e infraestructuras, también se muestren abiertos a regar sus tierras con agua reciclada. Pero con matices. «Nosotros estamos dispuestos a usar agua depurada en nuestros cultivos, pero siempre que se garanticen las certificaciones de productos ecológicos, se controle en todo momento la calidad del agua y el coste de la inversión no recaiga íntegramente sobre nosotros. No puede ser que se pague más por agua reciclada que por la procedente de los pantanos», advierte el secretario de la Asociación Provincial de Regantes de Málaga (Aprema), Juan Antonio Aguilar, quien reclama a las administraciones que «al igual que tienen dinero para carreteras y obras, también lo tengan para crear las infraestructuras que garanticen el abastecimiento de agua».
En la Axarquía hay comunidades de regantes que han llegado a financiar obras de mejora en los regadíos y están pendientes de las concesiones solicitadas a la Junta, pero con la idea de hacer un uso combinado con el resto de recursos hídricos (subterráneos, ríos y pantanos). En cuanto a los resultados, informes de la propia Consejería de Agricultura defienden «la eficiencia del uso del agua residual depurada en los cultivos hortícolas», aunque entre los agricultores tienen sus reservas para algunos sesctores como el subtropical.
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