Compartía piso con dos mujeres

Tras romper con su novia, se mudó hace tres meses a un piso de la segunda planta del número 10 de la calle Pizarro, en la Trinidad, donde alquiló una habitación por algo menos de 200 euros al mes gracias a un anuncio que encontró por Internet. En ese pequeño cuarto se instaló con una tele de 42 pulgadas, una videoconsola, un proyector que después vendió y algo de ropa como único equipaje. Sus compañeras de piso serían en adelante dos mujeres de 30 y 40 años, y el novio de una de ellas.

Cuentan en el barrio que solía vérsele comprando pizza dicen que se alimentaba básicamente de eso y coca-cola en un comercio chino de la zona. Pero apenas salía del cuarto durante el día. Permanecía casi todo el tiempo en su habitación jugando a la videoconsola y no tenía relación con sus compañeros de piso más allá del saludo, alguna breve conversación o el reparto de las tareas domésticas, que solía cumplir. Por la noche, mientras dormían, la vida de J. C. E. N. era un auténtico misterio para las personas que compartían techo con él, a las que ayer cogió por sorpresa la irrupción de la policía en su vivienda.

Al parecer, decía ganarse la vida mediante talleres para fabricar azulejos artesanales, aunque en su perfil de Facebook figura que en el pasado trabajó en una tienda de videojuegos. Su último mensaje en esta red social lo colgó sólo unas horas antes de, presuntamente, abusar de una joven a la que abordó en un garaje de la calle Gregorio Prieto.