Lotería de Navidad

La Doña Manolita malagueña vuelve a repartir la suerte en El Molinillo

Mientras, los conductores que van circulando por la céntrica calle Duque de Rivas acompañan con pitidos y gritos de enhorabuena. No en vano, La Piedad es una institución en la barriada, y en toda la capital malagueña. Los que no han asomado han sido los agraciados, lo que la lotera achaca tanto a la hora tardía (los niños han cantado prácticamente cuando la mayoría se disponía a comer); como porque el número agraciado se ha vendido por ventanilla a jugadores anónimos y muy repartido.

El establecimiento ha vendido una serie completa (diez décimos) del 40014, lo que ha supuesto repartir 1,25 millones de euros de la Lotería de Navidad entre los vecinos y visitantes al Centro Histórico. «No es un número de abonado, se ha vendido todo por ventanilla así que es difícil conocer a nadie que lo tenga». «Teníamos la esperanza de que iba a llegar, nos hemos reunido con las botellas y hasta el último momento; sabíamos que nos íbamos a quedar sin comer», se ríe, y destaca la alegría que supone «repartir premios en una zona de gente de barrio, trabajadores, que les viene de lujo».

Ninguno de los trabajadores tampoco ha resultado premiado. «Es difícil porque vendemos unos pocos de números; pero la alegría no nos la quita nadie aunque no nos haya tocado», añade.

El apodo de la «Doña Manolita malagueña», que no paran de repetir quienes se asoman a la puerta, le viene con razón, por la comparación con el despacho de Madrid, famoso por su buena suerte. «Llevamos unos añitos bastante buenos, y continúa la racha, por lo que se ve». El 2022 dieron el Gordo, y el 2023 fueron dos quintos. También han dado premios importantes del Niño.

Los padres de Raquel Velasco fundaron la administración en 1987 y ella continúa el legado, ya convertida para siempre en un referente de la suerte en la ciudad.

No pasó por allí ningún agraciado, al menos, que dijera abiertamente que lo era. Pero la anécdota de la jornada la puso Rafael. Vecino de la popular barriada, el joven se presentó en la administración de La Piedad portando nada menos que 31 décimos, por valor de unos 600 euros, comprados en este establecimiento... Pero ninguno era el agraciado con los 125.000 euros al billete.

A pesar de su poca fortuna, Rafael, junto a su mujer y sus hijos, no dudó en acercarse a los periodistas que buscaban a algún ganador para mostrar su mejor sonrisa. Y es que, para él, la alegría había sido que el segundo premio regara su barrio, del que el joven insistía en que está «lleno de gente buena y trabajadora, y eso es lo que más me importa».

Por la parte que le toca, aún le faltaba comprobar las «de vueltas» que, entre tantos décimos, seguro le ayudarían a cuadrar en parte la importante inversión en lotería que Rafael y su familia habían hecho de cara a este sorteo. Eso, y la salud y la compañía de su familia.