Johnson pide precaución al eliminar las restricciones legales

En la medianoche del domingo abrieron discotecas y clubes, en un paso simbólico para la recuperación de la vida anterior a la epidemia. Se elimina la obligación legal de llevar máscara o de registrarse en el local para comer en un establecimiento público. Los viajeros británicos vacunados no tendrán que someterse a una cuarentena cuando regresen de destinos diversos, entre los que se incluye España.

El Gobierno aplazó cuatro semanas esta relajación porque la curva de infecciones por la variante delta ha ido en aumento desde mediados de mayo. En ese tiempo se han distribuido unos 8 millones de dosis de vacunas, extendiendo la protección general de la población. Unos 36 millones de residentes en Reino Unido han recibido ya la segunda dosis y diez millones más solo la primera.

Las autoridades británicas analizarán la evolución de las hospitalizaciones con particular interés. Un cálculo aproximado, basado en los datos provistos diariamente por el Servicio Nacional de Salud(NHS), dice que los casos entre la mitad de mayo y el 17 de julio se han multiplicado por 25 y el número de hospitalizaciones, por 7. Un número similar de casos, 50.000, coincidía en la ola de enero(variante Kent) con más de 4.000 hospitalizados diarios. Ahora la cifra es de 740.

El Gobierno planea reducir el intervalo entre la primera y la segunda dosis de 12 a ocho semanas, como uno de los elementos de la gestión de la epidemia en esta fase de mayor libertad de movimiento. Pero el programa de test y rastreo, que se mantiene como esencial para suprimir brotes, en un contexto de permisividad en la expansión del virus, está creando problemas.

El propio Johnson y su ministro de Hacienda, Rishi Sunak, han tenido que confinarse durante diez días al dar positivo el responsable de Sanidad, Sajid Javid, con quien se habían reunido el viernes. Como ocurrió a medio millón de británicos la semana pasada, Johnson y Sunak recibieron en sus móviles la notificación del NHS de que se aislasen por haber estado en contacto próximo con un positivo.

Han sido criticados por optar inicialmente por una supuesta experiencia piloto en la que se someterían a test diarios en lugar de confinarse. Han aceptado aislarse- el primer ministro en su residencia oficial campestre y el multimillonario Sunak en alguna de sus mansiones-, pero la reacción más común no es quizás la de rabia por su conducta sino de simpatía por intentar evitar el aislamiento.

Sectores variados de la economía británica están señalando que la app telefónica del NHS que localiza a quienes han estado cerca de un positivo y les ordena que se aíslen está causando un enorme número de bajas. La conversación sobre la eliminación de la app en el móvil es común entre personas con una trayectoria personal de cumplimiento de las reglas oficiales durante la pandemia. Los liberal-demócratas han exigido a Johnson que despida a los ministro que no demuestren que tienen la app instalada en sus móviles.

Al mismo tiempo se están produciendo retrasos en la obtención de resultados de test PCR, que pueden causar contratiempos en la reactivación de los viajes y del turismo, y también en los esquemas de empresas o instituciones para mantener la seguridad en sus instalaciones. Se debe a falta de capacidad y también al efecto de las bajas dictadas por la app del NHS.