Putin ignora las presiones de Trump y mata a otras 25 personas en Ucrania

El bombardeo contra el penal, ubicado al otro lado del río Dniéper, frente al territorio ocupado por Rusia, tuvo lugar a medianoche. En su interior había 274 reclusos, todos ellos ucranianos, y 30 empleados penitenciarios que vieron cómo en cuestión de minutos las instalaciones se convirtieron en lo más parecido a un infierno. «La gente gritaba y gemía», contó a Reuters un prisionero identificado como Yaroslav Samarskiy, de 54 años. «Algunos muertos, otros vivos, otros sin piernas... la mitad quemados».

El Ministerio de Justicia ucraniano detalló que el comedor de la prisión fue destruido por completo por los proyectiles rusos y otras partes de las instalaciones resultaron dañadas. Aun así, explicaron que no había riesgo de fuga ya que el perímetro central no sufrió desperfectos.

El ataque contra la prisión fue calificado por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de «deliberado, intencional, no accidental» y afeó al Kremlin que no ignorara el objetivo, pues no había más que «civiles en ese centro». «Todo esto demuestra que Moscú merece sanciones y presiones muy duras, verdaderamente dolorosas. Debe ser obligada a detener la matanza. Todos quieren la paz excepto Rusia», remarcó.

El mensaje de Zelenski era una apelación directa a Trump, que ante la falta de avances en el proceso negociador ya había acortado el lunes a «10 o 12 días», en lugar de 50, el plazo para una tregua entre Kiev y Moscú. Y este martes volvió a reafirmarse: «10 días desde hoy. Después pondremos aranceles». Del ultimátum del jefe de la Casa Blanca dijo haber «tomado nota» el Kremlin. Así lo afirmó el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, al dejar claro que «la operación militar continúa». Y, paradójicamente, señalar que Moscú mantiene su «compromiso con la paz».

Las palabras de Moscú eran una contradicción en sí misma en una jornada en la que además de la matanza en el penal de Belenkivska, el ejército ucraniano denunció el lanzamiento de dos misiles y 37 drones, de los cuales 32 pudieron ser derribados. Aun así, en la región de Járkov (noreste) los ataques rusos causaron seis muertos y otros tres en la provincia central de Dniprópetrovsk, entre ellos una mujer embarazada. Allí también resultó dañado un hospital.

Las autoridades de Rusia informaron paralelamente de nuevos logros en su ofensiva para hacerse con el control del este de Ucrania. En concreto, detallaron que sus tropas conquistaron otras dos localidades situadas en las provincias ucranianas de Donetsk y Zaporiyia. De igual modo, indicaron que en las últimas 24 horas se registraron 625 bajas en las «filas enemigas», además de infligir la pérdida de once vehículos blindados de combate, 33 automóviles, 19 piezas de artillería y 14 depósitos de munición.

Rusia, inamovible en sus pretensiones, exige a Kiev que le ceda la totalidad de cuatro regiones (Donetsk, Jersón, Lugansk y Zaporiyia) que ya se anexionó en octubre de 2022, además de la península de Crimea, en 2014. Y le exige además que renuncie a integrarse en la OTAN. La imposibilidad de acercar posturas en la mesa de diálogo ha reducido el consenso a intercambios de presos y de cuerpos de soldados fallecidos.