Cameron presiona al Gobierno de Starmer para sancionar a dos ministros israelíes

Lord Cameron, que gestionó la cartera diplomática durante varios meses hasta la derrota de los conservadores el pasado julio, identificó al ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, y al responsable de la Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, como «extremistas», que han incitado acciones ilegales en Cisjordania y en Gaza.

Las restricciones personales, según defendió en la BBC, emitirían un mensaje al jefe del Ejecutivo israelí de que los aliados occidentales «estamos preparados a usar el régimen sancionador» contra «ministros de su gobierno que son extremistas».

Cameron añadió que el papeleo para vetar la entrada en Reino Unido y congelar los posibles bienes que ambos ministros puedan tener en el país se avanzó durante los ocho meses que estuvo al frente de Exteriores. El plan se hundió ante el adelanto de las elecciones. Se consideró un «acto excesivamente político», que acarreaba el riesgo de agudizar la tensión en ciertas comunidades durante la campaña.

A Smotrich se le acusa de airear que sería «justificado y moral» que los residentes de la Franja murieran de hambre y de incitar a colonos a ocupar asentamientos en Cisjordania de forma que el «desierto florezca». El exmandatario británico responsabiliza a los dos ministros ultras de «incitar a la gente a detener los convoyes de ayuda humanitaria en Gaza, de incitar a colonos extremistas con los terribles actos que han perpetrado en Cisjordania».

Durante el breve mandato de Cameron en Exteriores, el entonces gobierno de Rishi Sunak impuso sanciones a cuatro líderes y colonos extremistas por abusos de los derechos humanos contra comunidades palestinas en Cisjordania. Ahora reprocha a su sucesor en el ministerio, el laborista David Lammy, de dar carpetazo a su esquema para extender las sanciones a los dos ministros ultras que sostiene el gobierno de coalición de Netanyahu.

Cameron censura también a Starmer de tomar el «camino equivocado» al autorizar restricciones limitadas en la venta de armamento británico a Israel. La decisión, que se anunció el mes pasado, indica que existe un «riesgo obvio» de que las piezas y componentes bélicos vetados puedan utilizarse en operaciones contrarias al Derecho internacional.