Trump llega a un mitin en un camión de la basura para mofarse de Biden

«¿Les gusta mi camión de basura? Es en honor a Kamala y Joe Biden», exclamó el candidato desde el asiento de copiloto de un vehículo blanco decorado con su nombre y el lema de campaña, 'Make America Great Again', cuyo significado es «hacer Estados Unidos grande de nuevo». Trump desató en varias ocasiones la risa de los electores reunidos en Green Bay, una de las escalas de la gira que realiza como colofón a la campaña electoral en los siete Estados bisagra que decidirán los comicios.

Aunque la Casa Blanca matizó el desliz linguístico del presidente la misma noche del martes, el equipo conservador ha decidido pasar de sus rectificaciones y hacer del error la virtud de su argumentario final antes de la apertura de la urnas el próximo 5 de noviembre. Biden «ha dicho finalmente lo que él y Kamala piensan realmente» de los votantes republicanos, denunció Trump ante su parroquia. «No puedes ser presidente si odias a los estadounidenses, algo que creo que ellos hacen. Y Kamala Harris no está capacitada para ser presidenta. No tiene el intelecto ni ese don especial de los verdaderos líderes», subrayó, en línea con la serie de descalificaciones que arroja sobre su oponente en cada discurso.

En realidad, el error del octogenario presidente está teniendo un calado mucho mayor del que quisieran los demócratas. Sus palabras, en respuesta a un comediante conservador que comparó a Puerto Rico con una «isla de basura» en el mitin trumpista del Madisón Square Garden, iban dirigidas a aquellos individuos que siembran el odio y los comportamientos racistas. Así lo explicó Biden a posteriori, aunque en su declaración inicial sí dio la sensación de equiparar a los seguidores del magnate con un puñado de desechos: «La única basura que veo flotando por ahí es la de sus partidarios», manifestó durante una conversación digital con la comunidad de Voto Latino.

Los despistes del líder demócrata mantienen en jaque y en un estado de presión constante al equipo de Kamala Harris. Hace unos días, Biden dio una charla en una oficina electoral en New Hampshire justo cuando en el ambiente flotaba la última polémica del candidato republicano, que en un acto público afirmó que, si llega a la Casa Blanca, él presionará a los departamentos de Policía para deportar a los inmigrantes clandestinos.

Biden, durante su breve estancia, comentó a los voluntarios que a Trump «tenemos que encerrarlo». Durante un instante se mantuvo callado. Se percató de que sus palabras sonaban demasiado próximas a las de su exoponente cuando hablaba de interferir en la labor policial. Así que de inmediato se corrigió antes de que nadie las difundiera en un tuit: «Encerrarlo políticamente. Dejarlo afuera«, añadió.

Este tipo de tropiezos son loss que inquietan a la vicepresidenta, que recientemente en una entrevista aseguró que «mi presidencia no será una continuación de la presidencia de Joe Biden». Incluso así, Harris ha sido sometida a numerosas preguntas sobre si alguna vez ha cuestionado en estos cuatro últimos años las políticas de su jefe en la Casa Blanca.

Trump, mientras tanto, aprovecha el filón. Regocijó a sus votantes en Wisconsin cuando conto cómo un miembro de su equipo le proporcionó la idea de desplazarse hasta Green Bay en el camión de la limpieza. «Uno de los míos me dijo 'Señor, la palabra basura es lo más ahora'. ¿Le gustaría conducir un camión de basura? No sé cómo demonios lo hicieron tan rápido, pero consiguieron uno», exclamó con una señal de admiración.

Comediante particular de sí mismo, dijo que el chaleco le hacia una figura más estilizada y luego indicó que se había divertido «un poco» con todo el montaje, aunque la crítica era «seria». Minutos antes de subir al escenario, sus asesores difundieron un mensaje mediante las redes sociales y correos electrónicos donde el magnate destacaba que «ningún trabajo es demasiado sucio para los verdaderos estadounidenses». El golpe que Kamala quería evitar.