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Mientras el mundo mira con preocupación las guerras que devastan Ucrania y Gaza, otro conflicto crece un poco más al este. Concretamente, en la frontera ... temporal que separa a dos potencias nucleares, enemigas desde que nacieron: India y Pakistán. La siempre latente tensión se disparó el pasado martes, cuando un grupo terrorista islamista dejó 26 turistas muertos en uno de los lugares más turísticos de la Cachemira india, conocida como 'la pequeña Suiza'. India, que aún no ha logrado aprehender a los responsables del ataque, prometió venganza y puso inmediatamente su mira en la vecina Pakistán, a la que acusó de ser cómplice de los terroristas.
Nueva Delhi no tardó en pasar de las palabras a los hechos: al día siguiente dio un ultimátum de 48 horas para que todos los paquistaníes con exención de visado abandonasen su territorio, expulsó a diplomáticos y anuló un tratado vital para el acceso al agua de Pakistán. Islamabad respondió con la misma moneda el jueves, cuando acusó al primer ministro indio, Narendra Modi, de «iniciar una guerra de baja intensidad».
Lo que se desconocía es que en ese conflicto ya se han vuelto a disparar balas. La de ayer fue la tercera noche consecutiva en la que ambas potencias intercambiaron fuego de armas ligeras. El ejército indio ha afirmado este domingo que durante la madrugada se produjeron disparos «no provocados iniciados por Pakistán» a lo largo de la Línea de Control (LDC) que separa a los dos países. «Nuestras tropas respondieron efectivamente con fuego apropiado de armas pequeñas», agregó. Diferentes vídeos publicados en redes sociales muestran imágenes de lo que parecen más que pequeñas escaramuzas.
Por si fuera poco, ambos países han puesto en marcha ejercicios militares. La Marina de India ha llevado a cabo entre ayer y hoy entrenamientos con misiles en el mar Arábigo, donde los barcos de combate indios han protagonizado «exitosos simulactos de ataques antibuque para demostrar la preparación de sus plataformas, sistemas y tripulaciones de cara a ataques de precisión a larga distancia». Sus responsables afirman que se encuentran «listos para el combate y preparados para salvaguardar los intereses marítimos de la nación: cuando sea, donde sea y como sea».
Mientras tanto, la Policía continúa buscando a los tres hombres que ha identificado como responsables de la matanza del pasado martes. A dos de ellos los considera paquistaníes. Uno es Farooq Ahmad Tadwa, cuya casa familiar fue bombardeada este sábado por soldados en la parte india de Cachemira. Otras nueve viviendas de combatientes rebeldes han sido destruidas por las fuerzas indias, según indicó hoy a AFP una fuente policial en condición de anonimato.
Por su parte, Pakistán ha respondido con maniobras del ejército de tierra, en las que han participado infantería y brigadas de artillería. Es, sin duda, una situación volátil en la que Naciones Unidas trata de poner algo de cordura pidiendo a los dos países «la máxima moderación» y que resuelvan sus diferencias pacíficamente.
Cachemira ha estado dividida entre India y Pakistán desde su independencia en 1947. Ambos reivindican la soberanía sobre todo el territorio pero gobiernan en partes separadas. Por su parte, grupos rebeldes han librado desde 1989 una insurgencia en la parte controlada por India, en demanda de su independencia o su fusión con Pakistán.
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