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Plenario de la cumbre para buscar la paz en Libia, celebrada en Berlín. Reuters
La cumbre sobre Libia acuerda el alto el fuego

La cumbre sobre Libia acuerda el alto el fuego

La conferencia convocada por Merkel para frenar la guerra civil cierra con un éxito inesperado tras el fracaso cosechado hace cinco días en Moscú

Juan Carlos Barrena

Berlín

Domingo, 19 de enero 2020, 22:11

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Alto el fuego, respeto al embargo de armas ordenado por Naciones Unidas y el fin del apoyo militar a los bandos enfrentados. La cumbre sobre Libia convocada este domingo en Berlín por la canciller federal, Angela Merkel, finalizó con más y mejores resultados de los esperados cinco días después del fracaso de la conferencia en Moscú. Los implicados en el conflicto acordaron igualmente establecer un mecanismo internacional para la resolución de la guerra civil que azota el país norteafricano desde 2011, tras el derrocamiento y muerte del dictador Muamar Gadafi. La declaración firmada al término de la reunión por los 16 países y organizaciones participantes subraya que se incrementarán los esfuerzos para verificar el embargo de armas, exige la completa desmovilización y desarme de las milicias combatientes y establece sanciones para quien rompa el alto el fuego.

La conferencia ha hecho una importante aportación a la hora de apoyar los esfuerzos de paz de Naciones Unidas, dijo Merkel. «Podemos establecer que todos están de acuerdo en que queremos respetar el embargo de armas», afirmó la canciller federal al término de la cita, a la que acudieron entre otros los presidentes de Rusia, Turquía y Egipto, Vladímir Putin, Recep Tayip Erdogan y Abdelfatah al-Sisi, así como el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que abandonaron Berlín sin hacer declaraciones.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, subrayó que los participantes en la reunión han dado una clara señal de su interés por una solución pacífica del conflicto y declarado su compromiso de suspender su intervención en el mismo, como es el caso de Turquía, que recientemente envió tropas para apoyar al Gobierno reconocido internacionalmente, o Rusia, que apoya con mercenarios a las fuerzas rebeldes.

Comité de verificación

El titular germano de Exteriores, Heiko Maas, reconoció, sin embargo, que la firma de la declaración final no es suficiente y que se instaurará un comité que verifique el cumplimiento de los acuerdos. A la cumbre en Berlín acudieron el primer ministro de Libia, Fayez al-Serraj, cuyo Ejecutivo es reconocido por la ONU y apoyado, entre otros por la UE y Turquía, y el general rebelde Jalifa Haftar, que controla la mayor parte del país y cuenta con el respaldo de Rusia y Egipto, pero también de Francia. Aunque no tuvieron ningún encuentro personal en la capital alemana, ambos mantuvieron intensas conversaciones con los anfitriones y otros interlocutores internacionales. La cumbre dio pie a numerosas reuniones bilaterales, sobre todo por parte de Merkel, aunque también otras delegaciones debatieron por su cuenta, como las de Erdogan y Putin, cuyos intereses coinciden en otros campos, pero están enfrentados en Libia.

La declaración de Berlín formula un nuevo proceso político para Libia que tiene como objetivo reforzar las instituciones centrales y retornar al proceso político para pacificar el país bajo la supervisión de Naciones Unidas. Una reforma del sector de la seguridad debe conducir a que el Estado recupere el monopolio de la violencia, señala el documento, en el que también se reclama el respeto del derecho humanitario internacional y de los Derechos Humanos y se advierte de que serán perseguidos los responsables de ataques contra civiles, secuestros, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, torturas y trata de seres humanos. Alemania y la UE tienen un interés especial por resolver el conflicto de Libia, desde cuyas costas parten una buena parte de los migrantes ilegales que se dirigen a Europa.

Por ese motivo acudieron igualmente a la capital alemana el presidente francés, Emmanuel Macron, y los primeros ministros británico e italiano, Boris Johnson y Giuseppe Conte. Este último insistió en el envío de una misión europea para controlar el alto el fuego en Libia, mientras su colega de Londres expresó su disposición a enviar «gente y expertos» para apoyar esa supervisión. En ese sentido, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrel, presionó también para que los europeos se impliquen en el control del embargo de armas ordenado por la ONU. A la cumbre asistieron también altos representantes de China, Emiratos Árabes, Argelia, Unión Africana y Liga Árabe.

Una segunda Siria para Erdogan y Putin

El futuro de Libia se discute en Berlín y no está en manos de los libios. La caída de Muamar Gadafi, propiciados por una intervención militar internacional lanzada en 2011 bajo el amparo de la ONU y liderada por Francia y Reino Unido, sumió al país en una guerra civil interna que en los últimos nueve meses tiene a Trípoli como gran objetivo, informa Mikel Ayestarán (Jerusalén).

Los libios son los peones de la gran partida que Rusia y Turquía disputan sobre el terreno a través de su apoyo político y militar al líder del Ejército Nacional Libio, Jalifa Haftar, y a Fajez Serraj, primer ministro del Gobierno de Unidad Nacional reconocido por la ONU. Como en Siria, ambas potencias apoyan opciones diferentes sobre el terreno y están dispuestas a llegar hasta el final. El líder rebelde, cuyo objetivo es «liberar Trípoli de milicias», cuenta además con el apoyo de Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Francia, mientras que el líder reconocido por la comunidad internacional tiene el respaldo de Qatar e Italia.

Todos estos países reunidos en Alemania hablan de la importancia del «alto el fuego» y del «embargo de armas», del riesgo de la «injerencia externa», pero en los últimos meses han sido los responsables de avivar la llama con el envío de armamento y tropas. La ONU recogió en un informe que EAU, Sudán, Turquía y Jordania no respetaban el embargo de armas y el parlamento de Ankara aprobó a comienzos de años el despliegue de una fuerza especial, la mayoría milicianos islamistas sirios, para proteger la capital.

Las cumbres internacionales son importantes para consensuar mensajes, pero lo es más que exista voluntad política por parte de los principales implicados en cumplir su palabra y poner fin a la catástrofe humanitaria de Libia.

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