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La familia Regateiro en la playa de Chipiona

1958: Un verano entre forasteros

Lo que para Iluminada Regateiro estaba llamado a ser unas apacibles vacaciones en una casa alquilada junto al mar acabó convirtiéndose en un imprevisto episodio con tintes de película de Rossellini o De Sica, con un robo y sus reñidas consecuencias como espontáneos ingredientes

Pedro García

Viernes, 5 de agosto 2016, 00:59

Apenas unos años antes de que las canciones del verano popularizaran con sus nostálgicos estribillos los periodos estivales, los incipientes viajeros europeos acabaran por invadir ... las costas mediterráneas y el paisaje local se poblara de chiringuitos, tiendas de souvenirs y todo tipo de establecimientos de hospedaje, existían aún rincones vírgenes a pie de playa, este es el caso de Chipiona (Cádiz) en 1958 ajenos a estos fenómenos. Tanto que incluso a los turistas patrios los seguían denominando forasteros. Distinguir a un forastero de un lugareño a golpe de vista no era una tarea difícil, pues mientras los primeros lucían modernos trajes de baño y se tumbaban en amplias y confortables toallas, los segundos todavía se zambullían en el mar con una especie de batas, de tejido un tanto áspero al tacto, y se secaban de pie al sol.

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1958: Un verano entre forasteros