Un pueblo enharinado
La Fiesta de la Harina congregó en Alozaina a centenares de personas que aprovecharon la excusa para arrojarse harina unos a otros
Iván Gelibter
Sábado, 20 de febrero 2016, 21:15
Este invierno no está siendo especialmente frío, y además en Alozaina es muy complicado que la nieve llegue a sus calles. Sin embargo, en la ... madrugada las calles se tiñeron de blanco -y más concretamente una carpa colocada para la ocasión-, ya que tuvo lugar el Carnaval de la Harina, Fiesta de Singularidad Turística Provincial y que se celebra hasta el día de mañana.
La cuestión más destacada de este carnaval es la habilidad para enharinarse, utilizando distintas herramientas, entre ellas el echarse harina con una máquina de sulfatar olivos. Este Carnaval se celebra siempre los días antes del Miércoles de Ceniza, el fin de semana anterior, aunque la harina siempre ha hecho aparición si no todos los días de febrero al menos quince días antes de este fin de semana.
En esta carpa colocada en el centro del pueblo, el objetivo era arrojar toda la harina posible a aquellos que se tenían al lado; una excusa perfecta para mancharse sin complejos y pasar un buen rato. No en vano, la maor parte de los asistentes a este evento eran grupos de amigos, tanto del propio municipio como de otros puntos de la provincia.
Historia
El Carnaval de Alozaina tiene su origen a finales del siglo XV (1490-1500), en la población que repobló la villa de Alozaina y que en su mayoría procedía de las zonas castellanas, donde hay manifestaciones parecidas, en las que la harina es la materia esencial de la fiesta. Durante todos estos siglos, la población de Alozaina se ha mantenido fiel a la tradición, si bien en los años de penuria económica se cambiaba la harina por otras sustancias más económicas como la almagra, la tizne de las sartenes y ollas, el hollín o negro humo de las chimeneas o el 'azulillo' de la ropa, principalmente.
Quedó como una fiesta prohibida por el periodo franquista. Sin embargo, su manifestación más peculiar, la harina, se ha mantenido durante todos estos años permanentemente, especialmente entre la gente más joven. Tras el inicio de la democracia, se complementó con algunos disfraces, canciones y otras manifestaciones, pero sin continuidad o estructura. Es a principios de la década de los 80 cuando un grupo de personas del municipio en colaboración con el Ayuntamiento deciden recuperar el Carnaval y darle una estructura de tres días festivos, en fin de semana, posteriores a 15 días de 'harineo', es decir un total de 18 días de 'harineo' por las calles
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