Festival de Málaga
'Los pequeños amores': la película que rompe el tabú del miedo a la soledadEl segundo largometraje de la directora Celia Rico compite por la Biznaga de Oro en el 27 Festival de Málaga con Adriana Ozores, María Vázquez y Aimar Vega en su cartel
Adentrarse en una casa sin permiso resulta improcedente, pero es imposible tener otra sensación al ver la última película de Celia Rico (Sevilla, 1982). Ojos ... en las paredes y el oído bien afinado convierten al espectador en cómplice de los tres personajes de su nuevo filme durante una hora y media para romper un tabú de forma directa. Sin anestesia. El miedo a la soledad es el epicentro de 'Los pequeños amores', la nueva producción de la directora y guionista de ' Viaje al cuarto de una madre'–su ópera prima–que ha aterrizado en el Festival de Málaga para competir por la Biznaga de Oro en la Sección Oficial con un ritmo pausado y cotidiano que revive la conexión entre una madre y una hija.
La película, protagonizada por Adriana Ozores, María Vázquez y Aimar Vega cuenta la historia de Teresa, una mujer de 42 años que se ve obligada a pasar el verano cuidando a su madre, que ha tenido un pequeño accidente. La convivencia entre ellas une roces, confesiones y recuerdos, además de suponer un continuo descubrimiento para ambas de lo que entienden por soledad. «Un pilar de la película es que Celia venga a romper y cuestionar por qué consideramos que a partir de una cierta edad es malo estar solos y algo que nos desagrada, proyectamos cosas que al final no son verdad», reconocía Azores esta tarde en el encuentro con la prensa y los aplausos del público tras el visionado de la película.
Este segundo largometraje de Rico sigue el hilo de la relaciones materno-filiales de su ópera prima porque «hablar con amigas sobre lo que viven con sus madres es algo apasionante», ha reconocido la directora. En esta línea, ha querido poner de ejemplo a su propia madre, presente en la sala, recordando que esta le habla de los calores de la menopausia desde hace 12 años. «Pensé que era bonito meter todos esos detalles en esta nueva película», ha apuntado. Y así lo hizo.
Teléfono móvil
Además de la relación tóxica entre madre e hija que se refleja en algún momento de la película, Rico presenta la que la sociedad tiene con el que está cada día en mano: el teléfono móvil. «Nos vinculamos afectivamente por medio de un móvil, eso quiere decir que puede hacerse sentir cosas», ha explicado la creadora, a lo que Vázquez ha añadido, entre risas, que también hace «inventar» cosas. Por su parte, Ozores ha reconocido que esa relación también supone una puerta abierta a la tecnología que se le abre a las generaciones más mayores.
«A la hora de hacer esta película tenía preguntas sobre cómo nos comunicamos, cómo de grande es un amor incondicional y al acercarme a los 40 años pensaba en que ahora ha cambiado mi visión sobre las relaciones entre madre e hija a esta edad», se ha sincerado Rico al preguntarle sobre la dependencia o independencia entre ambas protagonistas. Para ambas actrices y para Vega, la clave del rodaje de este filme ha sido el trabajo previo con la directora a nivel individual. «Tiene un don para crear un clima que es el que se mantiene luego durante toda la película y eso es evidente», ha asegurado Vázquez.
Literatura presente
A lo largo de la película, aparecen numerosos libros y referencias musicales que la creadora quería tener presente de una forma u otra. «Yo tenía ganas de filmar a alguien leyendo en voz alta y de alguna manera intentar asomar ventanitas de la ficción a los libros, las canciones o el cine de verano», detalló Rico. En este sentido, la cineasta contó que su intención con esta película era basarse en las expectativas y el balance de esa mujer de 42 años respecto a todas las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida, además de sus expectativas y las de su madre, lo que se ve reflejado en la película. «Me acompañan muchas historias que me han servido, quería ver cuánto de ficción hay en este tema porque me gusta mucho esa doble relación también con la literatura y si influye cuánto se lea, ya que Ani (Adriana Ozores) no lee y puede decir grandes verdades a pesar de ello», consideró la directora.
Lo que se llevó, sin dudas, los aplausos del público fue una pregunta clave: «¿Llorar por lo que ha pasado o por lo que no ha pasado»?, pronunciaba Vázquez. Una cuestión a la que se puede responder después de reflexionar con el visionado de ‘Los pequeños amores’, que hurga en el fondo del miedo a la soledad y la unión de una hija que parece que siempre será hija y nunca será madre, según contó la actriz protagonista.
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