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Carles Puigdemont comparece con Quim Torra detrás. Efe
Las siete vidas de Puigdemont le mantienen como líder del 'procés'

Las siete vidas de Puigdemont le mantienen como líder del 'procés'

El expresidente de la Generalitat insiste en que el 2 de julio estará sentado en su escaño del Europarlamento y se aferra al caso Ruiz-Mateos

cristian reino

Lunes, 27 de mayo 2019, 18:54

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«El 2 de julio estaré sentado en mi escaño del Europarlamento». Lo ha dicho Carles Puigdemont, flamante venedor de las elecciones europeas en Cataluña. Obtuvo más de un millón de votos, siete puntos más que su principal adversario, Oriol Junqueras, y volvió a demostrar que la del expresidente catalán es la marca electoral más efectiva del panorama catalán. No solo le vota el electorado nacionalista de JxCat, sino que en esta ocasión ha conseguido atraer votantes tan alejados en lo ideológico como Manuel Delgado, histórico comunista catalán, o simpatizantes de la CUP. Es el voto dual e instrumental del independentismo, que ha provocado que Junqueras obtuviera casi el mismo número de votos en las generales que Puigdemont en las europeas. Así, ERC avanza en cada cita electoral en su objetivo de afianzar su hegemonía en el soberanismo, mientras el expresident mantiene su preeminencia como líder del movimiento. Su liderazgo será aún más patente cuando Junqueras sea inhabilitado tras el juicio.

El expresidente de la Generalitat ha afirmado que ya tiene el acta de eurodiputado porque se lo han dado los ciudadanos y que está seguro de que podrá entrar a la Cámara de Estrasburgo. «Tenemos todo previsto, en semanas lo veremos», avisó. Hace un tiempo podía sonar a boutade, pero en los últimos tiempos ya ha resucitado unas cuantas veces cuando parecía muerto, por lo que la prudencia se impone. «Hemos superado las expectativas de nuestros ilusos enterradores», se regodeó este lunes.

Puigdemont se aferra al precedente del empresario José María Ruiz-Mateos, elegido europarlamentario en 1989 cuando estaba en busca y captura tras agredir al entonces ministro Miguel Boyer. La Fiscalía y el Supremo consideraron que debía gozar de inmunidad desde el momento de ser elegido, por lo que pudo jurar la Constitución sin ser detenido y posteriormente pudo ejercer como eurodiputado.

En los últimos dos años, Puigdemont se ha mostrado como un gato con siete vidas. No solo salió indemne en la batalla de las euroórdenes y de la resolución de Schleswig-Holstein tras ser detenido y encarcelado un mes en Alemania. Además, triunfó en las elecciones del 21-D de 2017, las catalanas convocadas por Mariano Rajoy, cuando todas las encuestas daban como claro ganador a Esquerra. Puigdemont consiguió convencer al electorado independentista de que, si le votaba, regresaría a Cataluña para ser investido presidente de la Generalitat. Luego no volvió, pero sí logró que uno de los suyos, Quim Torra, fuera elegido jefe del Ejecutivo catalán.

En esta ocasión, en las europeas, nadie daba un euro porque Puigdemont pudiera ser eurodiputado, presentándose solo, sin el apoyo de otro partido. Cuando la Junta Electoral, dividida, decidió impedirle, igual que a Comín y Ponsatí, ir en las listas de JxCat, su valor en la bolsa electoral se disparó. Un juzgado de lo contencioso administrativo le dio la razón y a partir de ahí sus opciones aumentaron de manera exponencial. Puigdemont se presentó como el candidato irreductible que no está dispuesto a rendirse frente al Estado opresor y quien dará la batalla contra España en el Europarlamento.

Su mensaje ha vuelto a calar y no solo ha obtenido su plaza, sino también la de Comín y la de Ponsatí, si al final se acaba consumando el 'brexit', que dará más escaños a España. Este lunes negó que su proyecto sea personalista. «Es miope pensar que la gente me vota solo a mí», dijo. Sin embargo, en las elecciones recientes en las que el exalcalde de Girona no ha participado en la candidatura de JxCat, los resultados han sido muy malos para los postconvergentes. Fue el caso de las generales, en las que los nacionalistas fueron severamente derrotados por ERC, o las municipales, con el ejemplo más significativo de la ciudad de Barcelona, donde JxCat quedó en la quinta posición.

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