Los líderes nacionales se mojan en Andalucía

Los populares llegan al ecuador de la campaña con temor a que las encuestas, muy favorables, provoquen un relajamiento en sus electores que frustre la posibilidad de un Gobierno en solitario, sin Vox.

Los socialistas confían en una movilización que al menos lleve a Juan Espadas a mejorar el resultado de su antecesora, Susana Díaz. Y Yolanda Díaz espera un resultado que no empañe el arranque de su proceso «de escucha».

Pedro Sánchez viajó este fin de semana al sur para sacar pecho por su gestión nacional. Lo hizo en Málaga, bastión del PP en Andalucía. No solo presumió por la gestión desde Madrid durante los últimos cuatro años, sino también del progreso logrado, aseguró, para los andaluces bajo las distintas administraciones socialistas. «No lo hicimos todo, pero los mejores y mayores avances en Andalucía han venido de la mano del PSOE. Otros no han hecho nada ni en la oposición ni ahora desde el Gobierno», señaló Sánchez en un mitin que compartió junto a su candidato regional, Juan Espadas, en la localidad malagueña.

El jefe del Ejecutivo llegó a acusar de traición al Partido Popular: «Si un tercer país presiona a España y la UE apoya a España, ellos apoyan al tercer país que nos presiona», dijo en referencia a la crisis con Argelia.

Sánchez es consciente de que, al menos, debe salvar los muebles en una autonomía que será indispensable para su pervivencia en la Moncloa. A modo de ejemplo, en las últimas elecciones generales, el PSOE obtuvo 25 diputados por 15 del PP. Con estos números, Núñez Feijóo lo tendría más que complicado en su proyecto nacional. Y lo mismo le ocurrirá el candidato del PSOE sin el apoyo de los andaluces.

El expresidente gallego Alberto Núñez Feijóo, que en plena ola de calor atípica en junio fue recibido en Córdoba por gaiteiros, atacó a Sánchez por la crisis diplomática con Argelia. «Ha tenido que venir la Unión Europea para arreglar nuestros destrozos, eso es decir la verdad», dijo. «Somos los españoles –añadió– los que vamos a pagar los efectos de la mala gestión en política exterior de Sánchez». Absoluta clave nacional, más que andaluza.

El líder del PP jugó este sábado con dos barajas. Por un lado la del as que le ofrece a Juanma Moreno como presidente de la Junta por segunda vez consecutiva. Y esta vez ademas como candidato más votado, algo que no ocurrió, ni de lejos en 2018 frente a Susana Díaz. Por otro lado, el expresidente gallego paladea con que un triunfo en la histórica socialista Andalucía le catapulte a la Moncloa una vez que Sánchez pulse el botón electoral en el ámbito nacional.

No es casualidad tampoco que el presidente del PP dé rienda suelta a Moreno a nivel autonómico mientras que él se refuerza como el nuevo líder de los populares. Si el candidato andaluz esquiva sacar a relucir las siglas del PP, Feijóo zanjó «que si de pufos fuera, el PSOE estaría muchos años sin gobernar Andalucía y muchos más sin gobernar España».

El proyecto de la gran coalición de izquierda que trata de poner en marcha la vicepresidenta Yolanda Díaz vivió este sábado un paso adelante en Andalucía. Su mensaje fue claro: «No me resigno». Eso sí, tampoco es que diese más pistas.

Tras una primera semana de campaña en la que Díaz dio la callada por respuesta, la número 3 del Ejecutivo de coalición acudió a un acto para respaldar a su candidata, Inmaculada Nieto, perteneciente a Izquierda Unida.

Díaz se juega su primera prueba de fuego con la coalición Por Andalucía, formada en medio de mil rencillas personales y reproches entre las fuerzas de la izquierda, de las que forman partes liderazgos irreconciliables como los de Íñigo Errejón y Pablo Iglesias. La buena noticia para Nieto y Díaz es el renovado espíritu de amistad de esta izquierda que, eso sí, está por confirmarse. Al gran acto de ayer en Andalucía acudió la líder de Podemos Ione Belarra o el secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Enrique Santiago. Todos ellos han tratado de dar una imagen de unidad en una coalición que se ha deteriorado año tras año desde que Iglesias llegara a ser el favorito en las encuestas allá en 2014. Díaz trata de convencer ahora un frente amplio a la izquierda del PSOE es posible.