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Cientos de coches atascan una de las autopistas de la ciudad china de Tianjin.

Un dragón sobre cuatro ruedas

El sector del automóvil disfruta de su momento más dulce en China, aunque las marcas locales pierden peso en el mercado

ZIGOR ALDAMA

Martes, 26 de agosto 2014, 00:51

En Shanghái uno nunca está lejos de un concesionario de automóviles de lujo. Ni de un atasco épico. Sus carreteras elevadas, construidas a modo de ... circunvalación interna y diseñadas para permitir un tráfico fluido en esta megalópolis de 24 millones de habitantes, son buen reflejo del agridulce momento que vive el sector de la automoción en China: la mayoría de las decenas de miles de vehículos que transitan por aquí son grandes sedanes último modelo, muestra del creciente poder adquisitivo de la población, pero se mueven a una de las velocidades más bajas del mundo -14 kilómetros por hora de media- y provocan que la capital económica del gigante asiático viva sumida en una sempiterna capa de polución. Es el yin y el yang que caracteriza al desarrollo chino en todas sus facetas, incapaz de encontrar el equilibrio.

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