Una empresa malagueña puede acabar con los falsos diagnósticos de alergia a antibióticos
Bioherent ·
Creada por investigadores de la UMA, ultima un prototipo de diagnóstico 'in vitro' basado en un biosensor fotónico que permitirá una detección rápida y fiableLas alergias a antibióticos son un problema de primer orden en los hospitales. Cuando a un paciente con sepsis u otra infección grave no se ... le puede poner penicilina ni otro fármaco de la familia betalactámica (la de mayor uso en medicina), los médicos pierden su principal arma; como si a un soldado le quitaran el fusil. Es un problema que, además, está alimentado por otro: la abundancia de falsos diagnósticos. Se calcula que más de la mitad de los pacientes que están etiquetados como alérgicos no lo son en realidad. La solución a este rompecabezas sería un método de diagnóstico rápido, barato y fiable de estas alergias, que hoy no existe. Pero hay un grupo de científicos en Málaga que está dando pasos sólidos para convertirlo en realidad.
Para finales de este año, Bioherent prevé hacer la prueba de concepto de su prototipo de diagnóstico 'in vitro' de alergias a antibióticos betalactámicos, basado en un biosensor fotónico, que funcionará con pequeñas muestras de sangre periférica y ofrecerá resultados en cinco minutos. Hablamos de una empresa nacida del seno de la Universidad de Málaga, que fue fundada en julio de 2021 y cuyos promotores son Iñigo Molina, catedrático de Ingeniería de Comunicaciones; Ezequiel Pérez-Inestrosa, catedrático de Química Orgánica; y María José Torres, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Regional de Málaga y profesora titular de Medicina.
La conjunción de estas tres ramas de conocimiento –ingeniería, química y medicina– en un mismo equipo es la clave del sólido avance que está demostrando Bioherent en la carrera internacional por conseguir un método de diagnóstico 'in vitro' de la alergia a antibióticos. «Hay otras empresas intentando conseguir lo mismo que nosotros, pero ninguna tiene nuestra gran ventaja: que hemos trabajado desde el principio de forma conjunta y vamos avanzando a la vez en todos los frentes. El clínico, el inmunólogo y el químico han participado del diseño del prototipo junto al ingeniero. Y a la vez que se perfecciona la máquina ya se está trabajando en el ensayo clínico y la monitorización. Así se gana mucho en tiempo y en eficacia», explica María José Torres. «No es fácil –incide– que el clínico, el ingeniero y el químico hablen el mismo idioma».
Los caminos de los tres equipos de investigadores se cruzaron en el antiguo Centro Andaluz de Nanomedicina y Biotecnología (Bionand), ahora fusionado con el Instituto de Biomedicina de Málaga (Ibima). El laboratorio de Fotónica y Radiofrecuencia de la UMA, que dirige Iñigo Molina, quería empezar a trabajar con biosensores y acudió a Bionand, que participaba en un programa europeo de movilidad de investigadores predoctorales dentro del campo de la nanomedicina.
Allí se encontró con Pérez-Inestrosa y María José Torres, que ya llevaban años investigando juntos en el desafiante campo de la detección de alergias a medicamentos. «Teníamos ya mucho camino recorrido hacia la consecución de un test de laboratorio, pero nos fallaba la parte final, el revelado. Utilizábamos un marcador radiactivo, con las desventajas que supone: necesita una instalación especial y personal cualificado. Además, son marcadores que pierden sensibilidad con el tiempo», explica Pérez-Inestrosa.
Lo que ellos necesitaban era un sistema de alta sensibilidad que diera un diagnóstico 100% fiable: justo la cualidad de la máquina con tecnología fotónica que habían desarrollado los ingenieros de Molina. Y se produjo el 'match': «Era la solución», resume Torres.
Jonas Leuermann, un joven ingeniero de Aquisgrán (Alemania) cuya tesis doctoral versaba sobre biosensores fotónicos, vino a Málaga atraído por el proyecto... y se quedó. Hoy es el CEO de Bioherent y está al frente de un equipo multidisciplinar de diez personas, siete de las cuales son científicos que han dejado puestos en el extranjero para unirse a este proyecto. «El objetivo es construir un prototipo que sea capaz de superar un inmunoensayo para detectar la alergia a fármacos de forma automatizada, con la mínima intervención humana. Para final de año queremos hacer el 'proof of concept' [prueba de concepto] para probar que podemos detectar la alergia a betalactámicos de una manera muy sensible y específica. Después vendrá la fase de convertir este prototipo en un producto comercial», explica Leuermann.
Lanzamiento comercial
Los impulsores de Bioherent son cautos a la hora de poner fecha al lanzamiento comercial. «Habrá que desarrollar la parte regulatoria, que probablemente será un año y medio de trabajo y después hacer los ensayos clínicos, cuya duración puede ser variable. El proyecto es a largo plazo, como corresponde a cualquier proyecto salido de la investigación básica», insiste Iñigo Molina, que destaca que lo importante es «que tenemos un problema y tenemos una tecnología que lo puede resolver. Falta trabajo, falta mucho trabajo».
El sistema de diagnóstico 'in vitro' de Bioherent supondrá «un gran avance» respecto a la manera en la que se diagnostican actualmente las alergias a antibióticos. «Hay un sistema de diagnóstico in vitro en el mercado, pero tiene un porcentaje alto de falsos negativos y falsos positivos. El único método fiable que hay ahora mismo son las pruebas en vivo, es decir, inyectarle el fármaco al paciente», explica María José Torres. Eso, aunque se haga en un entorno controlado, tiene un riesgo evidente. «Cuando surgió la epidemia de listeriosis nos enviaron a muchas mujeres embarazadas para hacerles pruebas y, claro, se plantea un dilema: ¿qué riesgo es mayor, el de la enfermedad, que puede provocar abortos o problemas para los bebés, o el de que la madre sea alérgica la amoxicilina?», argumenta la jefa de Alergología del Hospital Regional de Málaga.
3 millones del fondo Bullnet y el CDTI
El aventajado camino que ha recorrido en dos años Bioherent en pos de su objetivo de desarrollar un sistema de diagnóstico in vitro de alergias a antibióticos no se podría haber recorrido sin la inversión de 2,9 millones de euros que ha recibido esta empresa malagueña de parte del fondo de inversión Bullnet Capital, especializado en 'deep tech' (tecnología de vanguardia), y del CDTI. «El hecho de que confiaran en nosotros, que vieran que podemos lograrlo, fue el empujón que necesitábamos para lanzarnos a esta aventura», asegura María José Torres, una de las promotoras de esta empresa de base tecnológica. «Nos están dando un apoyo tremendo; ellos comprenden los ritmos que lleva un proyecto como éste, basado en investigación básica», afirma su socio Iñigo Molina.
Parte de ese trabajo que falta por hacer es el plan de negocio definitivo, que determinará el modelo de comercialización y el destino de las máquinas (quizá haya una versión más avanzada para laboratorios y otra sencilla para hacer test en las propias consultas). «Puede que a largo plazo los ingresos vengan más por los consumibles, es decir, por los chips que habrá que utilizar para cada test, que por las máquinas en sí», apunta Pérez-Inestrosa.
Otra ventaja de la tecnología fotónica que utiliza Bioherent es su transversalidad: el prototipo está siendo optimizado para detectar alergias a betalactámicos, pero después se podrá adaptar a otros fármacos.
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