Se avecina una tormenta en el sector del cereal español
Coyuntura ·
La subida de los costes, la caída del precio y la importación de grano de países como Ucrania está provocando una situación alarmante de rentabilidad del cultivo, sin precedentes en el país.Esta vez el principal problema no es la sequía. De hecho, las condiciones climatológicas han propiciado un aumento en la previsión de la cosecha del ... cereal. Pero, el sector en España tiene otro caballo de batalla aún más duro, el de la rentabilidad. Ya no salen las cuentas para los cerealistas y lo han dejado claro con las primeras movilizaciones el pasado junio.
La tormenta perfecta se avecina en forma de aumento de costes, caída de precios y la importación del grano de Ucrania. Con todos esos elementos, los cerealistas, a través de las principales organizaciones agrarias, han entonado el basta ya y ha pedido directamente al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) que tome decisiones rápidas y concisas, ya que de ello dependen muchas economías familiares.
En concreto, ASAJA, COAG y UPA han pedido al ministro Luis Planas, tres medidas que sirvan para atajar el problema de la rentabilidad al que se enfrenta el sector. Por un lado, piden una ayuda directa a los agricultores por el sobrecoste de los fertilizantes, que en muchos casos ha duplicado el gasto de los productores en las últimas campañas.
Por otra, solicitan la supresión inmediata de los aranceles a la importación de fertilizantes, que encarecen artificialmente los costes para el campo español mientras otros sectores quedan exentos. En este sentido se refieren fundamentalmente a las tasas impuestas a los fertilizantes procedentes de Rusia, con un gravamen importante y las lógicas consecuencias en los bolsillos de loas agricultores españoles.
En tercer lugar, ASAJA, COAG y UPA reclaman también un control real de las importaciones de cereales, dando prioridad a la producción nacional frente a la entrada masiva de cereal de países terceros sin los mismos controles ni estándares.
Tras unas primeras movilizaciones en los primeros días de junio frente a la sede del MAPA, las organizaciones agrarias han amenazado con continuar con ellas e incluso extenderlas al conjunto de los territorios productores, además de a Bruselas, sede de las instituciones europeas.
El secretario general de COAG, Javier Fatás, advierte que «los tratados comerciales, la guerra de Ucrania, y los movimientos geopolíticos los están pagando los agricultores españoles y en especial los cerealistas».
Por su parte, el presidente de ASAJA, Pedro Barato, asegura que el cereal, «ni con ayudas de PAC ni sin ellas es rentable en ninguna situación que no tenga más de cuatro mil kilos por hectárea».
El secretario general de UPA, Ignacio Huertas, advierte que miles de cerealistas españoles «se encuentran con una situación crítica porque tienen unos precios ruinosos y unos costes de producción disparados».
Esta situación contrasta con las primeras estimaciones en lo que se refiere a la cosecha prevista en esta campaña. Según las previsiones de Cooperativas Agro-alimentarias, la producción total rondará los 25,2 millones de toneladas, lo que la situaría como la segunda mayor cosecha desde que hay registros. El máximo lo marcó la campaña de 2020, con 27,5 millones de toneladas. Si se confirma esta primera estimación, la cosecha sería un 15 % mayor que la de 2024.
Aunque aún son datos provisionales, los primeros análisis técnicos presentan buenas expectativas: por cultivos, el trigo blando alcanzará los 8,2 millones de toneladas; la cebada, 10,1 millones; el maíz, 3,6; la avena, 1,3; el trigo duro, 732.800 toneladas; el centeno, 314.000 y el triticale y otros cereales, 906.415 toneladas.
En rendimiento medio por hectárea también se prevé una mejora generalizada, con incrementos del 15 % respecto al año pasado.
El factor externo
Importaciones de productos agrícolas con menos exigencias fitosanitarias, aranceles para exportar, pero también a la hora de comprar insumos de otros países -como es el caso de Rusia- o conflictos bélicos en países con las que hay importante es lazos comerciales en el sector agroalimentario.
Son tan sólo algunos de los elementos que pesan más de lo que pesa en la rentabilidad de miles de agricultores y ganaderos de España. Desgraciadamente, a los que trabajan en el sector primario ya no les extraña que decisiones políticas o acontecimientos que tienen lugar a cientos o incluso miles de kilómetros de sus fincas hagan tambalear sus economías.
Éste no era el mundo globalizado que esperaban ni ellos ni millones de habitantes del planeta.
Hay quien se echa a temblar cuando ve un titular que menciona a Trump o Putin. Bastante tienen con lidiar con la inestabilidad meteorológica, con luchar contra las plagas que pueden acabar con cultivos en los que se han invertido meses de esfuerzo y recursos o contra las enfermedades que pueden diezmar sus ganaderías.
Sin embargo, la situación del planeta, que los más agoreros ven como preludio de una Tercera Guerra Mundial, parece convertirse en la enésima zancadilla. Muchos lamentan haber seguido en un sector tradicionalmente castigado y muy poco valorado.
Buena parte de los consumidores son ajenos a los problemas que afectan a agricultores y ganaderos. Hasta que lo notan en sus bolsillos, porque la cesta de la compra se ha disparado en el último lustro.
Los que trabajan en el campo son los primeros interesados en que se consuman sus productos. Las subidas de costes y la falta de rentabilidad no tienen otra salida que el aumento de precios. No existe otra solución a largo plazo, quizás algún parche en forma de ayuda institucional.
La situación internacional hace que cada vez sea más complicado un reto tan sencillo, pero, al mismo tiempo, tan complicado, como sacar adelante una cosecha.
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