Jessica Bouzas dibuja un sorpresón

Bouzas, una jugadora que lleva tatuada la onomatopeya 'Shh', para acallar a los que le desean el mal, nunca había ganado un partido de Grand Slam antes de clavar un golpe paralelo a la línea con el que derribó a Vondrousova. Sus lágrimas y las de su familia en la grada, junto a la alegría de Anabel Medina, capitana española de la Billie Jean King Cup, fueron el reflejo de una sorpresa que empezó a asomar desde el primer momento.

Vondrousova, pese a ser campeona el año pasado, tiene un registro tétrico el resto de años en este torneo. Perdió en primera ronda en 2017, 2018 y 2019, y en 2021 se fue a casa en segunda ronda. Su salida a la pista, perdiendo los dos primeros juegos ante una Bouzas a la que no le temblaba la mano pese al esplendor de la central, avanzaba la hecatombe.

Los 15.000 asistentes al primer partido del martes se frotaron las manos ante un partido igualado cuando Bouzas comenzó a exprimir a la checa bajo el techo cerrado de la pista por la lluvia que arreciaba en Londres y que paró en varias ocasiones el juego de las canchas exteriores.

Vondrousova, quizás renqueante por la fea caída que sufrió hace dos semanas en Berlín y que le obligó a retirarse del torneo, hizo un amago de reacción al igualar el 2-0 inicial de la española, pero Bouzas se hizo con los cuatro juegos finales atacando el pobre servicio de la checa. La campeona ganó un 55% de primeros servicios y apenas 8 de 24 con el segundo saque. Esto, unido a los 28 errores no forzados que cometió en la hora y nueve minutos que duró el partido, fue una condena para una tenista que cedió la corona sin aspavientos, como sabiendo que ese era su destino y que Bouzas, por mucho que estuviera ante la victoria más importante de su vida, no iba a temblar. En sus últimos tres servicios, siempre con ventaja en el marcador, solo perdió tres puntos.

La victoria, que le permite sumar 110.000 euros en la cuenta bancaria y puntos para asentarse entre las 90 mejores del mundo, ponen a esta chica de Vilagarcía de Arousa en boca de todos. En un momento de frenazo en el tenis español, con la retirada de Garbiñe Muguruza y la lesión crónica de espalda de Paula Badosa, el brillo de Bouzas actúa como ilusión.

Además, asegura la presencia de una española en tercera ronda, ya que se medirá el jueves a Cristina Bucsa, que escapó de un drama ante Ana Bogdan. Bucsa salvó dos puntos de partido en el tercer set para imponerse a la rumana por 6-4, 4-6 y 7-6 (5) en el superdesempate.

Bouzas y Bucsa avanzaron en una jornada en la que cayó Rebeka Masarova ante Liudmila Samsonova (6-3, 4-6 y 6-2) y Alejandro Moro ante el invitado local Jacob Fearnley por 7-5, 6-4 y 7-6 (12). Jaume Munar, que le ha cogido el gusto a Wimbledon, pasó de ronda por tercer año consecutivo aquí al derrotar al británico Billy Harris por 6-4, 6-4, 3-6 y 6-3. Roberto Carballés no pudo hacer nada ante Alexander Zverev (6-2, 6-4 y 6-2).

La jornada también dejó las victorias de Iga Swiatek ante Sofia Kenin (6-3 y 6-4) y la confirmación de que Novak Djokovic está para competir. El serbio derrotó al checo Vit Kopriva por 6-1, 6-2 y 6-2.

Andy Murray, que aspiraba a despedirse de Wimbledon, lo tendrá que hacer en el dobles junto a su hermano Jamie, después de no poder participar en el individuales por la lesión que se produjo hace dos semanas en Queen's.