Billie Jean King Cup: España, eliminada a las primeras de cambio, pero con dignidad

Sorribes, que lloró en la ceremonia inicial, con un homenaje a la Comunidad Valenciana, es castellonense, pero parece aragonesa, como Conchita Martínez, que la seguía desde el palco. Es terca, porfiada, sacrificada e impetuosa. Su coraje, que ya quisieran muchos y muchas, estuvo muy cerca de derretir a la fría a la polaca Linette, que en un determinado momento incurrió en un episodio más propio de Rublev que de ella misma, golpeándose la pierna con la raqueta, desesperada por la evolución del partido: del 6-7 (6), 6-2 y 3-0 a favor de la aragonesa, pero llegó la reacción final de su rival.

La batalla se quedó a nueve minutos del duelo más largo de la competición mundial femenina de selecciones, cuando la neerlandesa Richel Hogenkamp superó a la rusa Svetlana Kuznetsova por 7-6(4) 5-7 10-8 en 2016. Fueron entonces cuatro horas exactas. Para más inri, Sorribes ganó a los puntos (128-126), triste consuelo.

El primer set fue la madre de las batallas. Nada menos que 93 minutos, casi veinte más que lo que duró todo el partido inaugural un día antes entre Bondar e Hibino. Linette fue casi siempre con la iniciativa en el marcador, tras una mejor entrada en pista, pero se resistía una y otra vez Sorribes, ante una grada repleta de polacos esperando la salida a la pista de Iga Swiatek.

El 'tie break' y un revés cruzado a contrapié de Linette acabó con el primer set de mala manera para la española. Después de tanta guerra, perder una batalla así suele pesar, pero Sorribes se repuso y de qué forma. Solventó el segundo set de forma clara (6-2) y siguió la inercia en el tercero (3-0) hasta que volvió a girar el partido, cuando menos se esperaba ya.

Es curioso cómo Sorribes había ganado en los cuatro precedentes de competición ante Linette (el último precisamente hace un año por estas fechas en la BJKC) y cómo esta vez hubo venganza y de qué forma tan cruel. Del 3-0 se pasó al 3-4 y 0-40 al resto para Sorribes, que sacó gramos de fuerza para igualar, aunque volvió a perder su saque y asistió a un milagro ante su primer 'match ball' en contra: sacada de la pista por un cruzado de Linette, le devolvio un globo a la línea que su rival ya no tuvo fuerzas para más que devolverla a la red. Pero llegó una segunda intentona y el crudo final.

La derrota obligaba a una proeza a Badosa, que tras casi dos años con molestuias en la espalda que le hicieron en parte pensar en la retirada, aunque admite que en su fuero interno, siempre creyó en la luz al final del túnel, en esta segunda mitad ha retomado su mejor nivel, el que le hizo ser número dos mundial.Ahora es duodécima y por momentos le hizo partido a Iga Swiatek, la dominadora del tenis de esta década, desde hace días relegada por Aryna Sabalenka.

Badosa entró en un peligroso hoyo tras el 3-2, tras el que concedió siete juegos seguidos a la polaca, a un nivel superlativo entonces, colocando 'winners' y haciendo correr a la catalana. Era un reparto de golpes planos que dominaba la favorita, pero con 6-3 y 3-0 sucedió lo inesperado: despertó Badosa y se vio el mejor tenis de lo que va de torneo, cotas que será difícil que igualen las próximas tenistas en saltar a la pista habilitada en una carpa junto al Carpena.

La española, ya sí llevada en volandas por la afición, que rivalizo con la nutrida presencia de polacos, tuvo 4-4 y 15-40 al resto, pero tuvo que esperar al 'tie break'para la dentellada, aunque fuera un último hálito de vida, de orgullo, porque el tercer set (1-6) no tuvo más historia que el parón de casi diez minutos por una atención médica en la grada. A Poloniale espera ahora este sábado, a las 10.00, la República Checa.