Javier Banderas: «Respeto mucho al Rey, pero en el mar somos rivales»
Deportista y empresario. Administrador del Teatro del Soho CaixaBank
Ya ha soplado los sesenta, pero Javier Banderas sigue siendo 'Chico' en casa. También fuera: una vez incluso se dirigieron a él como «don Chico». ... Empresario y graduado social, vuelve a casa tras competir en la Copa del Rey de vela, un campeonato que ha dominado en las últimas tres décadas y donde tiene un rival de altura: el propio rey Felipe. ¿Tiene buen perder el monarca? «Como rivales nos respetamos mucho», contesta políticamente correcto. Aunque la salud le ha dado un par de avisos, como a su hermano, sigue al pie del cañón en el Teatro del Soho CaixaBank, del que es administrador. «Nuestro hijo mimado», admite.
–Ocho victorias y catorce podios en treinta años. Te acercas a Nadal con Roland Garros.
–La verdad es que apenas hemos bajado del podio desde 2009. Este año no hemos podido revalidar el título, aunque lo intentamos hasta el último momento. Sufrimos la rotura de la vela mayor en la regata costera y nos tuvimos que retirar. Eso nos sancionó mucho y, aunque remontamos hasta ponernos sextos, ya era muy difícil. Al final quedamos octavos, con la satisfacción de haberlo intentado. Estoy orgulloso del equipo.
–¿A qué es equiparable, en la vida ordinaria, la adrenalina deportiva?
–Es un gusanillo difícil de olvidar. Aunque también se sufre, ¿eh? Hay momentos complicados. Me han salido muchas canas por situaciones así. (Risas). Pero cuando sale bien es muy satisfactorio. Ahora que estoy con el Teatro del Soho, tal vez lo compararía a la emoción que tienen los actores cuando terminan y tienen delante a un teatro entero de pie aplaudiendo.
–Empezaste a competir en el 97. ¿Tuvo algo que ver el aneurisma que sufriste el año anterior?
–Ya navegaba antes, pero es verdad que te tomas la vida con otra filosofía. Y eso que no me enteré mucho porque estaba durmiendo. De repente, me desperté y vi una ambulancia. En fin, es cierto que intentas disfrutar más, hacer cosas que te gustan… También el año pasado tuve un problema de corazón. Creemos que es genético. No llegó a ser un infarto pero tuvieron que ponerme dos 'stents'.
–¿Y se reordenan las prioridades cuando le ves las orejas al lobo o es un mito?
–Son cosas que te hacen valorar mucho más lo que tienes y disfrutar la vida. Aunque creo que ya lo hacía antes, ¿eh? A veces nos metemos en una vorágine de trabajo que… Pero también es satisfactorio. Estos años en el teatro, por ejemplo, he disfrutado de los éxitos que se han conseguido…
–¿Y tu familia no te pide que dejes la competición?
–No, saben que es el deporte que me apasiona y que llevo dentro y me apoyan. Además, también lo disfrutan. Este año han venido a Palma y han seguido la regata en los catamaranes que tiene la organización.
–¿Impone enfrentarse al Rey?
–No. A ver, yo lo respeto muchísimo, pero en el mar somos rivales. Como Rey creo que es nuestro mejor representante, pero en el agua somos contrincantes y cada uno intenta ganar al otro. Fuera del agua lo respeto mucho y me cae muy bien, pero ahí dentro…
–¿Tiene buen perder?
–Es una persona increíble. Como rivales nos respetamos mucho.
«El año pasado tuve un problema de corazón... Son cosas que te hacen valorar más lo que tienes»
–¿Cómo recuerdas los veranos de tu infancia?
–Con mis padres y mi hermano metidos en el dos caballos, dando vueltas por Andalucía.
–Y sin Google Maps.
–Con el mapa, haciendo rutas con bolígrafo. Con las tortillas en los tuppers. Íbamos mucho a Fuengirola, donde mis padres se compraron una casa.
–¿Te siguen llamando Chico?
–Sí, sigo siendo Chico. Hombre, ya en el trabajo me dicen Javier. Pero en casa todavía soy Chico. Se ha dado alguna situación divertida, como cuando me dieron un premio y me vino alguien a felicitar diciendo: «Enhorabuena, don Chico». (Risas). No sabía que me llamaba Javier.
–¿En verano echas especialmente de menos a tus padres?
–Sí, en verano y en Navidad. En cualquier momento, realmente. Siempre nos apoyaron y sólo tengo buenos recuerdos, aunque hace tiempo que no están. Nos queda la satisfacción de que vivieron muchas cosas y vieron a sus hijos crecer, que vieron a mi hermano Antonio triunfar. Estuvimos viéndolo en Estados Unidos, por ejemplo. Fuimos a muchos rodajes…
–No hay espinitas clavadas.
–No, no las hay.
–¿Qué aprendiste de ellos?
–Sobre todo la educación y el saber de estar. Somos una familia humilde que vivíamos en un cuarto piso sin ascensor, pero siempre nos transmitieron felicidad. Mi padre, que era inspector de policía, era una persona callada al principio pero luego era fantástico, un cachondo. Y mi madre era todo lo contario, muy 'fuguilla', una mujer dicharachera…
–¿Y tú a quién has salido?
–Todos dicen que a mi padre.
–De todos los negocios que tienes, ¿el teatro es el hijo mimado?
–Sí, es verdad que tenemos varios negocios pero el teatro arrancó en 2019 y en muy poco tiempo se ha convertido en un referente nacional. Y eso es un orgullo para nosotros.
–Elige un sabor de verano.
–La sandía o el espeto.
–¿Cómo van las vacaciones?
–Pues es una de mis épocas favoritas del año. Nos gusta ir a las playas de Cádiz. Este domingo tenemos la gala de Starlite y además igual programamos algún viaje fuera de España.
–¿Y algún proyecto futuro?
–Pues este año reponemos 'Godspell' en el teatro. Este año lo va a dirigir mi hermano sobre la versión de Emilio Aragón. También tenemos 'Imagine', que está en Sohrlin y es otro espectáculo maravilloso. Además, vamos a dedicarle mucho espacio a la danza, tenemos nuestra propia orquesta… No nos aburrimos.
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