Fallece la paralímpica malagueña Cristina Pérez, bronce en Barcelona y Atlanta

Nacida el 11 de abril de 1965 sufrió un infarto cerebral a los 24 años que le provocó la parálisis de la parte derecha del cuerpo (hemiplejia), momento a partir del cual decidió practicar deporte. Comenzó en atletismo con el lanzamiento de disco y peso llegando a ser campeona de España en esa modalidad.

Posteriormente se integró en el Club de Esgrima Ciudad Jardín, a las órdenes del maestro Antonio Marzal y fue una de las pioneras en esgrima en silla de ruedas, una modalidad que fue incorporada al programa de los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992 y que empezaron a preparar deportistas en Toledo, Madrid y Barcelona. En el club malagueño empezó a entrenar junto a Paqui Bazalo y Carmen Martín Jiménez y debutó en competición en noviembre de 1991 en un torneo nacional en Madrid en el que ganó en espada individual. Unos días más tarde y antes de terminar el año formó parte del combinado español que tiró en el Torneo Internacional de Grenoble y en el Campeonato de Francia Abierto.

En 1992 fue bronce por equipos en Barcelona 1992 junto a Paqui Bazalo y Gema Hassen-Bey. España fue batida por Italia (2-5), Francia (4-5) y Reino Unido (3-5), y las españolas perdieron (1-5) en semifinales a manos de las invictas italianas, pero se rehicieron ante las británicas (5-2) para garantizarse un sitio en el podio.

Aquella medalla de bronce cerraba y premiaba el fugaz y arduo período preparatorio de Barcelona 92 y abría un nuevo ciclo de cuatro años en el que Cristina, conocida en su entorno como 'Cris', fuertemente comprometida con el deporte, viviría su mejor etapa como esgrimista.

Posteriormente, en el Campeonato del Mundo de 1994, en Hong Kong, regresó con dos medallas de bronce por equipos, en espada y florete; en el Campeonato de Europa de 1995, en Blackpool (Reino Unido), se proclamó subcampeona continental de espada por equipos –cómo no, junto a Bazalo y Hasen-Bey–, además de acabar cuarta en florete colectivo, novena en florete individual y décima en espada individual; y en los Juegos de Atlanta 1996 logró su segunda medalla paralímpica y la quinta en el global de grandes competiciones.

España, de nuevo con Cristina Pérez, Paqui Bazalo y Gema Hasen-Bey, se impuso a Estados Unidos en el único duelo de cuartos de final, tanto en florete como en espada, con resultados de 45-22 y 45-21, respectivamente. Ya en semifinales, perdió claramente en los dos torneos, contra Francia (16-45) en florete y a manos de Alemania (26-45) en espada. Por último, en la lucha por el bronce, Alemania apartó a las españolas del podio de florete (32-45), pero en espada las nuestras consiguieron la proeza de derrotar a las todopoderosas italianas Mariella Bertini, Laura Presutto y Rosalba Vettraino por la mínima (45-44).

«Cristina nunca guardó silencio ante las injusticias; defendió con pasión todo aquello en lo que creía sin preocuparle las consecuencias. Era un torbellino de emociones, su espíritu travieso, insolente y transgresor forma parte de nuestra experiencia vital y siempre nos acompañará el recuerdo de su enorme generosidad y esos largos viajes para competir», recuerda ahora Paqui Bazalo.

Bazalo (oro individual en Barcelona 1992 en espada) y Pérez iniciaron una singladura en Málaga, que luego continuó Carlos Soler, presente en cinco Juegos Paralímpicos y actual seleccionador nacional de esgrima adaptada. El presente en esta disciplina es la viguesa Judith Rodríguez, bronce en florete en París 2024.