El coronavirus ataca el proyecto de cantera del Club Waterpolo Málaga
El mejor representante andaluz en este deporte recurre a un ERTE de sus empleados para capear la crisis y continuar una sólida labor en la base
Después de tres temporadas del Club Waterpolo Málaga en Primera División (en realidad, la segunda categoría nacional), el coronavirus amenaza la línea de flotación ... de la entidad, con un sólido proyecto de cantera que es la envidia del waterpolo andaluz. No en vano, el primer equipo, es el único representante de la región –el Caballa es ceutí, una ciudad autónoma– en las dos primeros escalones competitivos de este deporte en España, torneos copados por los clubes catalanes. De hecho, en la élite sólo hay tres excepciones de otras regiones (Canoe, Tenerife y Navarra).
«Hemos tenido que reunirnos por el capítulo económico. No podemos cobrar una cuota de socio (la que abonan los jugadores de las diferentes categorías) sin ofrecer el servicio que estábamos dando, así que la hemos reducido algo. Nos hemos acogido como club a un ERTE con los trabajadores, pero la entidad está haciendo un esfuerzo también para que no se vean afectados en sus emolumentos«, explica con resignación Alfonso Wucherpfennig, presidente y, a la vez, jugador de la primera plantilla.
El club trata de que el coronavirus no ponga en riesgo un sólido proyecto desde la base, con 170 jugadores en sus filas. Porque junto al primer conjunto, en Primera División, y a un femenino absoluto en Primera Andaluza (con muchas jugadoras hasta alevines e infantiles), hay varios niveles más: dos cadetes, el femenino, fusionado con el Fundación Alhambra; dos infantiles, A y B, que son mixtos; dos alevines, dos benjamines y, finalmente, prebenjamines. «Sin una base el club no se sostiene y no puede crecer igual», argumenta Wucherpfennig, que sueña con que la plantilla sénior alcance el reto, de momento complicado, de situarse en la exigente Liga PREMAAT, donde hay plantillas profesionalizadas y un importante número de jugadores que pueden vivir del waterpolo.
Pero el Club Waterpolo Málaga se enfrenta a muchos molinos, uno de ellos la peculiar configuración geográfica de las categorías, de ámbito nacional y con muchos representantes de Cataluña, que ahorran de esta forma un importante presupuesto en viajes. Con tres temporadas de experiencia en Primera, Wucherpfennig ya se maneja mejor en el capítulo de sortear gastos superfluos para los desplazamientos, dentro de una partida en torno a los 100.000 euros anuales para afrontar todos los gastos del club. Se trataría de un montante insuficiente para la élite, en la que sería obligado un buen patrocinador que sostuviera el proyecto.
Suspense por la permanencia
La crisis del coronavirus ha dejado además en suspense el desenlace liguero en Primera, con un Waterpolo Málaga que había entrado en barrena antes de pararse la competición a siete jornadas del final. «En principio, según la Federación Andaluza y la Española, ha quedado suspendida, sin fecha de vuelta, así como el Campeonato España infantil que se iba a celebrar a finales de junio en Inacua», explica Wucherpfennig. Si no se reanuda el torneo, el CW Málaga no tendrá problemas para permanecer; de lo contrario, se la jugará con el Helios (al que ha de visitar en Zaragoza) y el Caballa para eludir una de las dos plazas de descenso. La otra parece segura para el Concepción Ciudad Lineal.
«Esto nos ha pillado en una racha mala, porque llevábamos varias derrotas seguidas, y por ahí nos ha beneficiado. Pero queremos demostrar, cuando se pueda, lo que sabemos hacer«, declara Wucherpfennig, que no cree que »en una piscina tenga por qué haber más riesgo de contagio«. Mientras tanto, los jugadores siguen un ambicioso plan de trabajo en sus domicilios para tratar de no perder la forma física, y también se siguen otros hábitos para no desconectar del waterpolo. Así, a partir de partidos importantes de la selecciones nacionales de waterpolo, los jóvenes del club tienen que recopilar estadísticas sobre facetas importantes del juego y luego saber interpretarlas, como goles en superioridad e inferioridad o balones perdidos. Además, hay una rutina de ejercicios de entretenimiento. El técnico da un margen de dos o tres días para que los jugadores creen un reto físico que tendrán que ejecutar el resto de compañeros.
El club malagueño emprendió un nuevo camino esta campaña. Situó al frente del primer equipo a Wil Sánchez, en sustitución de un Peter Kubicko ahora al frente de la coordinación del resto de categorías. Además, a la primera plantilla llegaron dos jugadores no nacidos en la provincia: el catalán Mikel Moyano, procedente del Rubí, y el rumano Petre Dumitru.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión