Se acabaron las sorpresas en la Copa del Mundo de Rugby
Las semifinales enfrentarán a cuatro clásicos: Nueva Zelanda-Inglaterra y Sudáfrica-Gales
Los galones, la tradición y también la calidad de los mejores jugadores del mundo se han acabado imponiendo. Cuatro clásicos -posiblemente los más clásicos en ... la rica historia de este deporte- jugarán las semifinales de la Copa del Mundo de Rugby, que disputa en Japón su novena edición. Nueva Zelanda, Inglaterra, Gales y Sudáfrica superaron con mayor o menor fortuna el escollo de los cuartos de final y pelearán el próximo fin de semana por un lugar en la final.
A diferencia del torneo anterior, en el que cuatro selecciones del hemisferio sur alcanzaron esta instancia, en esta ocasión la fortuna ha sido salomónica; cada una de las semifinales enfrentará a un equipo del sur con uno del norte,
De los cuatro, Gales es el único que nunca ha ganado el trofeo y también el único que pasó zozobras en el encuentro de cuartos de final. Los galeses derrotaron a Francia por un infartante 20-19 en un partido en el que Francia, sin hacer gran cosa, fue superior. Sólo a partir de la expulsión en el segundón tiempo del segunda línea galo Sebastien Vahaamahina por una absurda agresión a un delantero rival los galeses fueron capaces de dominar a su adversario y poner cerco al ingoal galo. Cuando sólo faltaban menos de cinco minutos, un ensayo que requirió de la confirmación del juez de televisión dio vuelta el resultado. Los franceses, que habían completado el mejor partido de un flojo mundial, posiblemente la peor presentación de un equipo galo en una Copa del Mundo, acabaron desconsolados.
Mucho más sencillo lo tuvo Sudáfrica, rival del Gales el próximo domingo, para derrotar a Japón, selección anfitriona y gran sorpresa de este torneo. Los nipones venían de derrotar a Irlanda y a Escocia, pero no pudieron hacer nada ante la avasallante delantera sudafricana magistralmente dirigida por el medio melé Faz De Klerk.
Pese a sufrir en el primer tiempo la expulsión temporal de su pilar izquierdo Mtawarira, los africanos dominaron durante todo el partido, desgastaron a los entusiastas japoneses y dejaron al final un contundente 26-3 en el marcador.
Sin embargo, por lo visto durante el fin de semana es muy probable que la semifinal que enfrente el próximo sábado a Nueva Zelanda con Inglaterra adquiera la categoría de una final anticipada.
Los neocelandeses se deshicieron sin contemplaciones de una desconocida Irlanda, que una vez más defrauda en la cita mundialista. El equipo de camiseta verde y escudo del trébol, en el que conviven jugadores de ambas irlandas, nunca ha conseguido superar unos cuartos de final en un mundial. Es la única selección de elite que ostenta ese récord negativo.
En esta ocasión, tras tres años brillantes de preparación, llegaban convencidos de que ésta era la ocasión. Empezaron con buen pie venciendo a Escocia, pero después cayeron sorprendentemente ante Japón y el pasado sábado estuvieron lejos de incomodar a los All Blacks. Los neocelandeses, con un genial Aaron Smith en la conducción del juego y un incontenible Ardie Savea en la delantera, los derrotaron sin contemplaciones (46-14)). Los All Blacks, posiblemente sin brillar tanto como en el pasado mundial, parecen de otro planeta.
Por lo visto hasta ahora, sólo hay una selección capaz de poner fin a la hegemonía neocelandesa que dura ya ocho años. Viste de blanco y lleva una rosa en el pecho. Inglaterra, dirigida seguramente por el mejor entrenador del mundo, el australiano Eddie Jones, dio cuenta el sábado de una voluntariosa Australia por 40-16
El juego de los ingleses no es el más vistoso del mundo. Se dedican a defender como nadie y a desorientar al rival con las patadas tácticas de Owen Farrell. Cuando el público va por el cuarto bostezo, los ingleses ya han marcado cuatro ensayos y han cavado una brecha insuperable en el marcador. El sábado se enfrentan a los All Blacks. Nadie a quien le guste el deporte, cualquier deporte, debería perderse ese partido.
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