Para los navegantes olímpicos de Río, mejor no caerse al agua

La contaminación y los desechos flotantes han convertido a la Bahia de Guanabara de Rio de Janeiro, donde tendrán las competencias de vela y de windsurf, en quizás el basurero más bonito del mundo.

Nubes marrones de excrementos humanos son escupidas por dos grandes tubos directamente en la Marina da Gloria, la sede de las disputas olímpicas de vela. Y esto es solo una gota en el gigantesco mar de aguas servidas sin tratar -y basura en general- que genera un área metropolitana de 12 millones de personas en toda la Bahía de Guanabara. Un viaje en barco con Lechte en la bahía reveló basura hogareña en las aguas, como bolsas de plástico y botellas, y aparentemente un poco de todo.

"He visto la puerta de un refrigerador, maniquíes, camas enteras, puertas y ventanas", dijo Airton, que conduce una de las denominados "eco-barcas" o basureros flotantes que las autoridades han desplegado en un esfuerzo de último minuto para limpiar la bahía a tiempo para Rio 2016.

"He visto gatos y perros muertos, todo tipo de animales", añadió. "Inclusive un caballo". Cuando Rio de Janeiro -una ciudad caótica, violenta pero vibrante- venció a Madrid, Chicago y Tokio en 2009 para acoger los Juegos Olímpicos de 2016, una de las principales promesas fue limpiar la Bahía de Guanabara.

Rodeada de morros cubiertos de vegetación típica de la selva tropical atlántica, con el Pan de Azúcar a un lado y el Corcovado con la estatua del Cristo Redentor de frente, la Bahía de Guanabara es realmente espectacular. Pero un déficit de recolección de basura de larga data, sistemas de saneamiento insuficientes e inadecuados y una actitud en general displicente hacia el medio ambiente la han arruinado.

"El principal problema es el saneamiento que drena prácticamente de todos los ríos que llegan a la bahía", dijo a la AFP Mario Moscatelli, un conocido activista del medio ambiente y profesor de biología en la Universidad Federal de Rio de Janeiro. "Rio de Janeiro sigue viviendo con el saneamiento básico del siglo XVIII. Todas las aguas servidas producidas en amplias áreas está llegando a la bahía sin ningún tratamiento", explicó.

Incluso responsables han mostrado poca confianza en la meta de limpiar un 80% de la Bahía. "No sé qué porcentaje lograremos", dijo en febrero el gobernador de Rio, Luiz Fernando Pezao. La controversia ha convertido a un deporte relativamente menor como la vela en uno de los aspectos mas discutidos de la preparación para los Juegos Olímpicos, avergonzando a un país que quiere que los Juegos demuestren su ascenso como potencia económica mundial y gigante regional.

Navegantes internacionales de primer nivel han condenado la polución de la bahía, citando no solo el peligro potencial para la salud sino el riesgo más inmediato de que basura flotante arruine regatas donde el triunfo es decidido por escasos segundos. Las autoridades locales y el comité organizador de Rio-2016 han rechazado sugerencias de que las competencias deben ser transferidas de la bahía al mar abierto, más limpio.

En una entrevista con la AFP, el vicepresidente de Rio-2016, Leonardo Gryner, se mostró muy optimista, señalando que más de la mitad de las aguas servidas de la ciudad ya son tratadas y que el proyecto sí será completado. "Llegaremos a 2016 con un 80% de las aguas servidas tratadas", dijo. La autoridad de aguas y saneamiento de Rio, Cedae, también dijo a la AFP que las áreas de regata "ya están liberadas y listas para las competiciones".

Pero la situación real aún es confusa, y hay denuncias de que permanece fuera de control. "Solo 60% de la región tiene una colecta formal de aguas servidas", dijo Paulo Canedo, un experto en manejo de aguas de la Universidad Federal de Rio. De esa cifra, "cerca de un tercio es tratada". En otras palabras, cerca de tres cuartos de los desechos humanos en el área de Rio no son tratados, y calcula que mucho de esto termina en la bahía de tarjeta postal de Guanabara.

"Si seguimos así, será una enorme humillación", advirtió más temprano este año el premiado navegante olímpico brasileño Torben Grael. El técnico del equipo australiano, Lechte, que probaba un motor de un barco de apoyo en la Marina da Gloria, dijo que los competidores pueden prepararse contra enfermedades que se contagian en contacto con el agua como la hepatitis A.

¿Pero cómo pueden proteger sus frágiles y veloces máquinas de navegación? Una televisión semi sumergida -uno de los objetos con los que se cruzó Lechte- probablemente quiebre o vuelque un barco. Pero incluso toparse con algo mucho más inocuo puede restar velocidad, posiblemente haciendo la diferencia entre el oro y nada.

"No quieres ni siquiera atravesarte con una bolsa de nylon", dijo Lechte, navegando su lancha en la bahía junto a botellas de refrescos y lo que parecía un viejo contenedor de mostaza. Increíblemente esto significa que carreras que en general son ganadas debido a la habilidad en el trabajo con el barco y el viento serán decididas quizás por los navegantes que se destaquen identificando peligros a la distancia.

Los navegantes locales amateurs dicen que los atletas olímpicos precisarán como mínimo mucha suerte. "Pueden probar a rezar", bromeó Antonio Guedes, de 61 años, un ingeniero que tiene un pequeño velero en la marina, "justo en el camino de las aguas servidas". Los organizadores de Rio-2016 dicen que "una flota especial de eco-barcas" serán desplegadas en un círculo alrededor de las carreras durante los Juegos Olímpicos.

Entre tanto, las eco-barcas están haciendo lo que pueden, recolectando basura de aquí y de allá, aunque con cada lluvia llega nueva basura. "La tendencia es a la mejora", dijo Airton, el capitán de la eco-barca, que descansaba en el muelle con su tripulación mientras discutía qué hacer con un zopilote medio muerto hallado en la bahía. "Pero hay mucha basura y no mucho tiempo".

Consultado sobre si la situación ha mejorado en el último año, Lechte, el consejero técnico australiano, dijo que la situación "está mejor en un 100%". ¿En qué sentido? "No he visto ningún cerdo muerto e hinchado flotando".