Javier Mérida: «Como en mi accidente, tuve la sensación de que se me escapaba la vida»

Mérida explicó que las sensaciones en el agua nunca llegaron a ser buenas. «El equipo me veía mala cara y advirtieron que podía tener síntomas de un principio de hipotermia. Yo empezaba a notar calambres en la pierna y mi médico me veía las pupilas dilatadas. En el tercer avituallamiento ya decidimos abandonar», afirmó el paraatleta.

Las dos horas que permaneció en las aguas del lago Ness fueron duras para el nadador. «Lo comenté ayer con mi equipo técnico. En mi accidente no llegué a perder la conciencia, como aquí, pero notaba como me iba aflojando y volví a notar que se me escapaba la vida», explicó con sinceridad Mérida.

El atleta relató que sus síntomas se englobaban en una hipotermia de grado dos o moderada. «En grado tres hubiera perdido la conciencia y en grado cuarto, me iba para el otro barrio», matizó el nadador que el mismo martes por la noche ya se encontraba recuperado de los momentos de tensión vividos en el agua.

Mérida no se arrepiente de ninguna de las decisiones tomadas. «Los días elegidos para cruzar el lago eran el martes o el miércoles, y viendo el día que hace hoy (por ayer), hicimos lo correcto», apuntó sobre el mal tiempo con el que se levantó el día de ayer en Escocia.

«Es una pena porque estuve un año entrenándome para esta prueba, pero hay cosas que no podemos controlar, como el tiempo. La semana pasada hacía entre 24 y 25 grados, y la mañana que iniciamos la prueba, teníamos 13», se lamentó el deportista.

Mérida ahora solo tiene en mente regresar a Málaga, ciudad en la que aterrizará hoy por la tarde para llegar a Marbella esta noche. Aún no quiere pensar en repetir la prueba ya que el sufrimiento pasado en el lago Ness todavía es reciente. El atleta esperara a volver a casa para replantearse el reto y decidir si volverá a Escocia, aunque por el clima de aquel país, tendría que ser el año que viene ya que los días de más calor pasaron en el país británico.

Para lo que sí sirvió su travesía fue para el fin solidario en el que se había enmarcado este evento. Mérida había sacado a la venta las 40.000 brazadas que calculó que tendría que dar para cruzar los 39 kilómetros del lago Ness a un euro cada una. Todo lo recaudado se donaría a Bomberos sin Fronteras para ayudar a la labor que desarrollan los efectivos desplazados a Nepal para ayudar a la reconstrucción del país después de los terremotos que sufrió el pasado abril.