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El equipo español de gimnasia rítmica, durante la primera jornada.
España desafía el poderío de Rusia
gimnasia rítmica

España desafía el poderío de Rusia

Laura Marta

Sábado, 20 de agosto 2016, 16:21

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Llegaron a Londres 2012 sin casi cumplir los 20 años, llenas de una ilusión dulce cargada de inocencia. Querían hacer un buen resultado y terminaron cuartas. Italia, con algún error en su ejercicio, las privó del podio. Los jueces sabían quienes eran las italianas. Del palmarés de las españolas, menos. Cuatro años más tarde, el jurado es muy consciente de quienes son Alejandra Quereda, Artemi Gavezou, Elena López, Lourdes Mohedano y Sandra Aguilar. Un equipo compacto, enérgico, pasional, experimentado y con una mochila llena de medallas en este ciclo olímpico que rubricó este sábado con clase y pasión su presencia en la final de Río (hoy, 16.50 horas) con la mejor nota, por encima incluso de Rusia.

El paso adelante ha sido tan potente que la afición brasileña que entraba al Rio Olympic Arena se sabía bien sus nombres y sus éxitos, y ovacionó a rabiar su puesta en escena, sus guiños brasileños. Incluso los voluntarios robaban fotos al paso de las cinco gimnastas. Se han hecho un nombre en el planeta rítmico con cuatro años llenos de triunfos en Copas del Mundo y Europeos. Dirigidas por Anna Baranova y Sara Bayón, se propusieron desbancar los éxitos del pasado y devolverlos al presente, a su presente. Se levantaron del cuarto puesto olímpico en 2013 con un oro en el concurso general de la Copa del Mundo de Lisboa y un bronce en la de San Petersburgo. Y en septiembre conquistaron el oro en mazas en el Campeonato del Mundo de Kiev, la primera medalla para la gimnasia rítmica española desde 1998, en pleno apogeo de la rítmica en España después del oro en Atlanta 96. Repetirían metal en mazas un después. También en 2014 desterraron otro dato que databa de los años 90 al lograr en Bakú la primera medalla europea desde 1999. Y en junio, en Stutgartt, la confirmación de que este grupo iba muy en serio. Bronce en el Mundial, sellaron el billete directo a Río, solo superadas por Bulgaria, plata, y Rusia, oro.

Son las rusas referente y límite. A pesar de la frialdad con la que se caracteriza al país, la infraestructura rusa crea incontables éxitos en deportes tan expresivos y sensuales como la gimnasia Rítmica o la natación sincronizada. Hay que remontarse a Atlanta 96 y aquel oro español para ver otro país que no sea Rusia copando los oros. Son ocho, pues se muestran intratables tanto en individual como en conjunto. Sobre el tapiz y sobre la piscina.

Una dictadura que España, con muchísimas practicantes en edades infantiles, pero muy poca visibilidad, desafía en Río 2016. En las rotaciones las gimnastas españolas se quedaron a cinco décimas de las rusas en el ejercicio de cintas. Y las superaron por siete en el mixto. «Hoy empezamos de cero, así que no hemos hecho nada todavía. Además este ranking se ha convertido también en el orden de salida y salir las primeras no es lo mejor, pero estamos disfrutando mucho y es lo que vamos a seguir haciendo en la final», explicaba Quereda tras la primera jornada.

Experiencia

No solo son los números, también son las sensaciones. Un aro a destiempo que rodó más de lo necesario bajó la nota de las rusas y mostró que también son vulnerables a la presión. Y sobre todo España respira alegría porque el publico acogió el ejercicio como una obra de arte. «Yo me he sentido como en casa», decía Mohedano. Su presencia en el tapiz se celebró con grandísimos aplausos, incrementados conforme la samba brasileña del ejercicio de cintas animaba al personal. Con el mixto la ovación fue incluso mayor, pues las chicas pudieron sacar a ritmo de guitarra toda la pasión y la fuerza que las ha hecho dignas de respeto por los equipos rivales y dignas de admiración por los jueces.

El grupo, equilibrado en cuanto a fuerza y expresividad, se compenetra a la perfección. La experiencia, además, les aporta carácter. Y ese sentimiento de comunión que hace que una sola mirada entre ellas sea un mensaje, un socorro o un ánimo.

Dicho por ellas mismas, Alejandra Quereda, como capitana, tira hacia arriba en los momentos de bajón; Elena López y Sandra Aguilar aportan la ayuda fiel; Lourdes Mohedano, la expresividad. Juntas, la opción de medalla para España en la final de este domingo y un futuro prometedor para seguir peleando por los podios y la visibilidad. Ellas o las que las siguen.

Como en Londres, quieren disfrutar sobre el tapiz. Saben que si todas salen con una sonrisa franca en la boca, el éxito está asegurado. Pero no son las de Londres, son las de Río 2016, con más aplomo, más confianza y más respeto, por el público, por las rivales, por los jueces. Hoy, con más fuerza que nunca, entonarán su grito de guerra antes de desafiar el reinado ruso: «El dolor es temporal, la satisfacción es para siempre».

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