Fútbol y Alzhéimer: la pasión que lucha contra el olvido

No tiene el poder de acabar con esta demencia degenerativa, pero sí que puede ayudar a estimular recuerdos y emociones. «Lo vinculado a las emociones es más fácil de recordar. Hacemos que se despierten aquellos recuerdos asociados a la infancia, juventud y madurez que pensamos que tienen dormidos a través del fútbol, con imágenes, objetos conmemorativos y vídeos de su época. A través de ahí muchos te cuentan lo que hacían, y también al final de cada una de las 12 sesiones, que duran aproximadamente dos horas, cada persona rellena un libro personal en el que colocan fotos de cuando eran jóvenes, sus datos personales, sus aficiones o sus amigos», explica Rocío Catalán, animadora sociocultural de la madrileña residencia de mayores Ballesol Príncipe de Vergara, uno de los 40 centros que lleva a cabo este bonito proyecto.

Ayudar a frenar el deterioro cognitivo, el daño cerebral o los problemas de salud mental, son los principales principal objetivos pero no los únicos. La soledad no deseada, que se estima que afecta a cerca de tres millones de personas mayores en España, es otro de ellos. «Nos movemos alrededor del fútbol pero es como la excusa para que aparezcan otro tipo de situaciones a lo largo de su vida. Esto nos lleva a la década de los 50, 60 o 70, por ejemplo, para que intenten recordar qué hacían por aquel entonces. Hay quien te recita alineaciones de una tirada», apunta Míchel Carrilero, exdelantero del Rayo Vallecano y dinamizador de la FEAFV, que ahonda en que en muchos de los talleres hay más mujeres que hombres. Lo hace en el estadio de Vallecas, en una de las actividades en el exterior que realizan los residentes de Ballesol en un proyecto que arrancó hace casi una década y en los que participan clubes históricos como el Athletic de Bilbao, Real Sociedad, Atlético de Madrid, Barcelona, Málaga, Las Palmas, Valencia, Valladolid, Zaragoza, o Sporting de Gijón, entre otros.

El verde rayista instalado en la avenida de la Albufera ayuda a luchar el partido contra el olvido aunque haya a quien no le guste mucho el fútbol. Es el caso de Carmen, que prefiere los toros a «las patadas al balón», pero que disfruta igualmente de estar ahí junto a otros tantos residentes, cantando el himno del Rayo en el vestuario de Vallecas, donde María del Pilar recuerda a Teresa Rivero, esposa del polémico Ruiz Mateos y primera presidenta de un club en Primera División, y lugar en el que Nayda, que se hizo pediatra en La Habana, aprendía «mucho de la historia de este club, que hasta ahora desconocía».

«Se desarrollan las habilidades sociales entre ellos, fomenta la sociabilidad, interactuación y mejora su calidad de vida, es un programa humano y emocional», admite Olga de la Fuente, directora de la Fundación LaLiga, que coincide con Juan Mari Zorriqueta, presidente de la FEAFV, en que uno de los objetivos de esta terapia no farmacológica - importada de Escocia - «es crear y socializar porque van perdiendo la comunicación».

«Trabajamos la orientación, la memoria -reciente y episódica, la atención o la concentración, y además de deporte hablamos de juegos de la infancia, los lugares de procedencia, a qué se han dedicado durante su vida o los viajes que han podido realizar», cuenta Aurora García, terapeuta ocupacional, que explica además que junto a los residentes repasan los resultados de cada jornada liguera y leen diferentes recortes de prensa para estar al día de la actualidad deportiva durante unas sesiones en las que Manuel hace hincapié ser «muy del Atlético» y Jose, a sus 84 años, dice orgulloso recordar el mítico gol de Diego Armando Maradona en el Mundial de Mexico 1986 o el de cabeza de Marcelino que dio la primera Eurocopa a España en 1964. Un tanto y un pequeño hilo de esperanza para una enfermedad que aún no tiene cura y que afecta a 1,2 millones de personas en España, según datos de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA). Una cifra que puede duplicarse en los próximos 20 años, mientras los investigadores se centran en la búsqueda de un tratamiento.