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A pesar de ser malagueño, no es habitual verle por nuestra tierra, pero ayer recaló en Torremolinos, y no vestido de corto y con un ... silbato al cuello. Mario Melero López, el único árbitro malagueño asentado en la élite del fútbol español y el segundo de la historia de la provincia con más partidos arbitrados en Primera (187, frente a los 228 de Antonio Jesús López Nieto), acudió a la llamada de sus amigos del Juventud de Torremolinos para convertirse en el encargado de estrenar su nuevo ciclo de conferencias 'Voces del Talento', impulsado por el club local y patrocinado por el ayuntamiento de Torremolinos.
El Centro Cultural Pablo Ruiz Picasso de esta localidad disfrutó de una amena jornada de fútbol, enfocado, como no podía ser de otra forma, al arbitraje, siendo el VAR el protagonista absoluto de la velada. A sus 45 años, cabe recordar que, aunque aún no está decidido, esta podría ser la última temporada del malagueño en el campo, dado que, aunque la RFEF no establece una edad límite para ello, se suele tomar esta edad como referencia para atisbar el cambio de ciclo. Es por ello que, aunque su futuro cercano aún es incierto, Melero López podría recalar en el VAR en años venideros. Al menos, sería una de las opciones sobre la mesa.
Melero comenzó relatando brevemente sus inicios, cuando jugaba al fútbol, cuando comenzó a arbitrar con 15 años… Treinta años después sigue enamorado de este deporte. No tardó en afrontar el tema principal de la charla. Y el hilo conductor que la guio fue una pregunta: ¿El VAR ha mejorado o complicado el fútbol y la labor de los árbitros? «El VAR ha cambiado el fútbol completamente. El fútbol antes del VAR era de una forma y ahora, de otra, genera mucha controversia y hay muchas incógnitas en torno al futuro de este. Tenemos que intentar potenciarlo porque es una herramienta que viene a ayudar al fútbol», comenzó a valorar. Y puntualizó, para aquellos que tuviesen dudas sobre su uso: «El VAR sólo se puede utilizar en cuatro supuestos: goles, penaltis, rojas directas (no la segunda amarilla) y confusión de identidad».
Pero no todo es tan idílico. El VAR también ha supuesto una presión extra para los colegiados, especialmente para los que trabajan específicamente con este sistema. Lo refrenda Melero: «Con el VAR se ha complicado todo, porque hay muchas cámaras, velocidades, desde un ángulo parece una cosa y desde el otro, otra… El VAR es una herramienta del árbitro, pero es más complicado de lo que parece, hay mucha más presión a día de hoy cuando vas al VAR que cuando vas al campo, porque la gente no entiende que haya un error en el VAR». Y por supuesto, una idea que reiteró una y otra vez, desde la humildad, es que los errores siguen existiendo a día de hoy, y por desgracia serán imposibles de erradicar: «Todos nos equivocamos, los problemas no se acaban con la llegada del VAR. Hay jugadas que las veo y no encuentro la solución. Hay una serie de criterios, pero no hay dos jugadas iguales y la gente no perdona».
Pero no todo giró en torno al VAR. Durante la charla, el colegiado habló sobre cómo la buena actitud de los jugadores y entrenadores puede influir en las tarjetas o sobre el extenuante trabajo que hay tras un árbitro del más alto nivel (sólo hay 20 principales en Primera). Se enfrentan a duros entrenamientos, cursos, e incluso exámenes durante la realización de su trabajo de campo. «Cada partido tiene detrás a un analista viéndolo por la tele y un informador en el campo. Todos esos informes los recibimos y todas las semanas tenemos reuniones en las que nos decimos las cosas, lo que hemos hecho bien y mal», valoró. Y aprovechó para defender la dureza y valor de su colectivo. «Es muy complicado mantenerse, los árbitros suben y bajan de categoría por unos criterios e informes, no por azar como está diciendo un antiguo compañero. Me parece una falta de respeto», comentó, aludiendo al exárbitro Mateu Lahoz por sus polémicas palabras vinculando los logros de los árbitros a aspectos extradeportivos.
Asimismo, también valoró la importancia del trabajo mental en un oficio que se enfrenta a tanta presión social como éste. «La parte mental ha sido siempre la gran olvidada en la formación del árbitro, siempre se ha centrado más en lo físico. Recuerdo que los primeros partidos que hacía me molestaba todo. Hoy día estás metido en tu rutina y te da igual que haya 60.000 personas en un estadio. Con el tiempo aprendes a manejar el estrés y la presión. Hace falta mucho trabajo, análisis, calma y confianza en uno mismo». Por último, lanzó un mensaje al Málaga: «El Málaga a ver si salva la categoría, que es lo que esperamos todos. Como ciudad, merecemos un equipo en Primera División, la ciudad se merece mucho más».
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