Oblak, Giuliano y Julián reavivan el cholismo en Mallorca

Con la frecuencia cardíaca en modo siesta rodó el esférico en el verde balear, donde los visitantes se parapetaban para invitar a los bermellones, faltos de ideas, a proponer sin querer exponerse demasiado. Dos espejos en cuanto a rocosidad, ya que se veían las caras los dos equipos menos goleados de la categoría. El balón era de los de Jaboga Arrasate, pero de poco les servía sin rendijas para hacer daño. Ni Larin ni Muriqi aparecían por un bando, y por el otro Rodrigo Riquelme se mostraba activo mientras Julián Alvarez asomaba para aprobar desde fuera con un equipo en su versión más espesa, y al que Jan Oblak salvó tras un cabezazo del ariete canadiense del Mallorca tras centro de Sergi Darder antes del descanso.

Igualaban fuerzas ambos contendiente, con dos estilos parecidos, en un primer capítulo gris, en el que las defensas se impusieron con claridad y que, como en otras ocasiones lejos del Metropolitano, los de Simeone mostraban el rostro de la racanería durante el primer acto.

En la reanudación el duelo se encorsetó menos para fortuna de quien estuviera presenciándolo, con algo más de circulación, velocidad y presión. Antes de agitar el avispero, el Cholo vio como la última acción sobre el campo de su hijo Giuliano, solidario en el esfuerzo, y Julián Álvarez terminaba en picotazo de la Araña, que tan solo tuvo que empujarla al fondo de las mallas al finalizar una contra vertiginosa iniciada por Oblak. Un gol de puro cholismo para romper una igualdad que pudo verse totalmente desnivelada instantes después si no es por el paradón de Dominik Greif a Riquelme.

Otra portería a cero en LaLiga, gracias al inspirado guardameta esloveno del Atlético, para mantener el molde clásico del técnico argentino. Defensa y contragolpe. «Un equipo agresivo, intenso, que lee muy bien los partidos, que defiende muy bien, que hace muy buenos contragolpes y todos luchan para que los delanteros ganen los partidos», defendió hace días el capitán Koke.