Claudio Bravo cuelga los guantes a los 41 años

Claudio Bravo anunció su retiro a través de un emotivo video en sus redes sociales, en el que agradeció a todos los clubes en los que jugó, a sus compañeros, entrenadores, y especialmente a su familia. «He tomado una decisión meditada, es momento de cerrar un ciclo muy importante en mi vida y comenzar una nueva etapa», afirmó el exportero.

Bravo también destacó el orgullo de haber representado a Chile a nivel internacional: «Llevar la bandera de nuestro país a lo largo de todo el mundo ha sido lo más maravilloso que he podido hacer dentro de esta carrera», añadió.

La carrera de Claudio Bravo comenzó en su país natal, Chile, donde, curiosamente, inició jugando como delantero en el modesto CD Las Acacias. No obstante, no pasó mucho tiempo antes de que su destino cambiara de rumbo y se convirtiera en guardameta. Su talento fue rápidamente reconocido por Colo Colo, uno de los clubes más importantes de Chile, donde Bravo se formó y debutó como profesional en 2001.

En Colo Colo, Bravo se consolidó como una de las jóvenes promesas del fútbol chileno, destacando por su agilidad, reflejos y capacidad para liderar desde la portería. Durante su etapa en el club, Bravo se coronó campeón de la liga chilena en dos ocasiones.

En 2006, tras cinco años defendiendo la camiseta de Colo Colo, Bravo dio el salto a Europa al fichar por la Real Sociedad de España. El equipo de San Sebastián apostó por el portero chileno, quien rápidamente se ganó un lugar en el equipo titular. Durante ocho años en la Real Sociedad, Bravo jugó un total de 237 partidos, siendo una figura clave para el equipo. Uno de los momentos más memorables de su etapa en el club fue cuando, en 2010, marcó un gol de tiro libre contra el Gimnàstic de Tarragona, un hito poco común para un portero.

Su destacada actuación en la Real Sociedad no pasó desapercibida y en 2014 fue fichado por el FC Barcelona. En su primera temporada con el equipo azulgrana, Bravo logró un récord impresionante: 755 minutos sin encajar un gol en La Liga, contribuyendo de manera decisiva a la conquista del título liguero.

En Barcelona, Bravo vivió uno de los periodos más exitosos de su carrera. Formó parte del histórico equipo dirigido por Luis Enrique, que en 2015 conquistó el triplete (Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones de la UEFA). Bravo fue el portero titular en La Liga, donde recibió el Trofeo Zamora al portero menos goleado, y alternó con Marc-André ter Stegen en las competiciones europeas. Ese año también sumó a su palmarés la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes de la FIFA, consolidándose como uno de los mejores porteros del mundo.

En 2016, Bravo fue traspasado al Manchester City, donde fue solicitado específicamente por el técnico Pep Guardiola para implementar su estilo de juego, que requería un portero con habilidades sobresalientes en el juego con los pies. Aunque su primera temporada en Inglaterra fue complicada, Bravo logró adaptarse y contribuir a la conquista de dos Premier League, tres Copas de la Liga y una FA Cup. Su etapa en el City también incluyó momentos destacados, como su actuación en la tanda de penales que le dio al equipo la Copa de la Liga en 2018.

Finalmente, en 2020, Bravo se unió al Real Betis, donde cerraría su carrera a nivel de clubes. En su tiempo en el club sevillano, Bravo añadió una Copa del Rey más a su extenso palmarés, mostrando que, a pesar de su veteranía, seguía siendo un portero de primer nivel.

Si bien Bravo brilló a nivel de clubes, su legado en la selección chilena es aún más grande. Con La Roja, Bravo disputó un total de 150 partidos, participando en los Mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Sin embargo, sus mayores logros con la selección llegaron en la Copa América, donde se coronó campeón en dos ediciones consecutivas: 2015 y 2016 (Centenario). En ambas ocasiones, Bravo fue pieza fundamental y capitán de un equipo que pasó a la historia como la «Generación Dorada» del fútbol chileno.

Claudio Bravo cierra una carrera que lo consagra como uno de los mejores porteros de su generación y un ícono del fútbol chileno. Su liderazgo, talento y éxitos lo aseguran un lugar destacado en la historia del fútbol mundial. A sus 41 años, Bravo deja un legado imborrable, con 22 títulos en su haber y el respeto de millones de hinchas alrededor del mundo. Ahora, como él mismo dijo, comienza una nueva etapa, con la misma determinación que lo llevó a la cima del fútbol internacional.