Inglaterra vuelve a tirar de épica para meterse en la final de la Eurocopa

Estarán las 'lionesses' presentes el domingo en el St. Jakob-Park de Basilea para disputar un duelo en el que se medirán al vencedor del litigio que enfrentará a España y a Alemania este miércoles en Zúrich gracias a la insistencia que les permitió neutralizar con un gol de Michelle Agyemang sobre la bocina el tanto de Barbara Bonansea en la primera parte que había concedido licencia para soñar a Italia.

Parapetadas en torno a la portería que custodiaba Giuliani, las jugadoras entrenadas por Andrea Soncin lograron aguantar las continuas acometidas de las británicas casi hasta el último suspiro, pero la irrupción de la joven atacante del Arsenal castigó el paso atrás de las transalpinas, que resultaron apuntilladas en la prórroga con un gol postrero de Chloe Kelly a raíz de un riguroso penalti de Emma Severini sobre Beth Mead que añadió aún más crueldad a un desenlace que resultó enormemente dramático para Italia pero muy feliz para las vigentes campeonas.

Comparecieron los dos equipos con sus onces de gala a un pleito que respondió de entrada a lo previsto. Asumió un papel propositivo Inglaterra frente a una Italia de perfil reactivo que cerraba con las líneas muy juntas y apenas dejaba descolgada a Cristiana Girelli como referencia ofensiva. No le duelen prendas a las 'Azzurre' a la hora de conceder el protagonismo a sus adversarias con tal de tapiar los espacios y buscar sus oportunidades a la contra, como pusieron de manifiesto en el duelo que libraron con España en la primera fase y volvieron a repetir frente a las discípulas de Sarina Wiegman.

Y lo cierto es que consiguieron mantener bastante bien controladas a las inglesas durante la primera parte, pese a que Alessia Russo avisó con un disparo a la media vuelta que se marchó ligeramente desviado y Lauren James probó fortuna con un tiro manso. Poca producción ofensiva, en cualquier caso, teniendo en cuenta el dominio territorial que ejercían las 'lionesses', a las que les faltaba velocidad en la circulación y profundidad para horadar el muro dispuesto por las transalpinas.

Complacía el guion del encuentro a Italia, que tras minimizar las capacidades atacantes de Inglaterra vio cómo una internada de Sofia Cantore por banda derecha servía para maximizar un impacto ofensivo que, hasta entonces, había sido escaso. Consiguió desarbolar la nueva futbolista del Washington Spirit a la zaga británica antes de poner un centro que Lucy Bronze no logró despejar y que cazó Barbara Bonansea para descerrajar a Hannah Hampton con una volea que dejó sin opción de respuesta a la guardameta del Chelsea.

Sorprendió que Wiegman relevase a James, la más incisiva del bando británico en el primer tiempo, tras el paso por vestuarios para dar cabida a Beth Mead, pero Inglaterra necesitaba una vuelta de tuerca porque hasta entonces Italia había vivido bastante cómoda. Con la atacante del Arsenal ya sobre el césped, intensificaron su ofensiva las británicas, que gozaron de un par de buenas ocasiones por mediación de Lauren Hemp al comienzo de la segunda parte pero se exponían a que Italia volviese a golpearlas al contragolpe. Pudo hacerlo Cantore, quien se encontró sin embargo con una buena respuesta de Hampton, antes de que Girelli tuviese que retirarse entre lágrimas al lastimarse en una disputa.

Perdía Italia a su capitana y goleadora, artífice de la victoria sobre Noruega en cuartos de final con un doblete, lo que agudizó aún más el espíritu conservador de un combinado dispuesto a defenderse con uñas y dientes del asedio que plantearon las 'lionesses'. Estuvieron cerca de lograrlo, pero el fatal paso atrás que dio su seleccionador, quien prescindió de dos jugadoras tan determinantes como Cantore y Bonansea, unido el orgullo herido de la campeona, concedió vida extra a Inglaterra.

Las británicas empataron en el descuento por mediación de Agyemang, después de que Severini perdonase la sentencia en una acción que Hampton abortó 'in extremis', y forzaron una prórroga en la que tuvieron la victoria a tiro con dos ocasiones pintiparadas, primero con un intento de gol olímpico de Chloe Kelly y después con una vaselina de Agyemang que repelió el travesaño, antes de que el partido ofreciese un último giro de guion con un controvertido penalti que permitió a Kelly poner la puntilla a las transalpinas recogiendo el rechace de Giuliani a su propio disparo desde los once metros para devolver a Inglaterra a la final, donde espera a España o a Alemania.