Secciones
Servicios
Destacamos
ADOLFO ROMERO
Martes, 5 de noviembre 2019, 00:53
Hace menos de una década que veíamos a un grupo de chavales revolucionar la LEB Oro a base de talento y descaro. Durante nueve años, el Unicaja fogueaba a sus talentos en las LEB, llegando a luchar por el ascenso.
Por allí pasó Alberto Díaz, debutó Francis Alonso, destacaron Vitor Faverani, Rai López, Adri Fuentes, Paulao Prestes, Dejan Todorovic, más recientemente Viny Okouo. Era el contexto ideal para ir fogueando a un grupo de jóvenes con talento a raudales, chicos de la casa que buscaban su hueco en la máxima competición. Y entre todos ellos, hubo uno que, a base de coraje, se estableció en la élite.
En Twitter @dopo4
Pocos recuerdan que Pepe Pozas se la jugó. En la temporada 2013-2014, después de mostrarse como un base sobrio en la LEB Oro con el Clínicas Rincón, decidió coger el tren de la ACB para irse a un C. B. Valladolid que era un auténtico desastre. Por refrescar la memoria de aquel equipo, ganó tan solo tres partidos y perdió, de media, por casi 23 puntos por derrota. El equipo que vivió los 12 triples de Jacob Pullen, que pasó a la historia de la ACB solo por este hecho. Un año para olvidar a nivel deportivo, pero que permitió que Pozas se hiciera hueco en la máxima competición nacional.
A partir de ahí, comenzó a dar pasitos cortos. Contaba con la confianza de Moncho Fernández, que le ha dado las riendas de un equipo del que ya es leyenda. Él ha ido creciendo a su lado, al lado de un grupo humilde que se entrega por completo a su equipo. Una filosofía de club clásica, que no deja de nutrir al resto de Europa de grandes talentos traídos de la NCAA. Un ejemplo de éxito a la hora de fichar.
De Pepe se pueden seguir diciendo muchas cosas. Que se ha convertido en uno de los bases más sobrios en el panorama nacional, uno de los mejores asistentes, que ha mejorado notablemente su capacidad para tirar, con muchos más recursos en ataque que cuando llegó, y que ha logrado lo más difícil: convertirse en ídolo de toda una afición.
Nadie le regaló nada, nadie apostó más por él que por otros. Pozas se ha ganado cada minuto en la ACB, cada partido de esos 165 que sirvieron para alzarse como jugador con más partidos en el Obradoiro (ya 166 tras el disputado este fin de semana). Y no se puede más que desear que cumpla otros 165 más, que su nombre perdure en Santiago, aunque estoy bastante seguro de que será difícil olvidarlo. Porque lo ha hecho todo con ese andar miudiño que corean antes de cada encuentro, pero con paso firme. Felicidades, Pepe.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.