Más de 9.000 corredores desafían los 101 kilómetros de Ronda con un límite de 24 horas

Hay pruebas deportivas que son simples retos, y otras que se convierten en hazañas. Este sábado Ronda vuelve a ser el epicentro de una de esas gestas que trascienden el deporte. La ciudad acoge la vigésimo quinta edición de los 101 Kilómetros, una cita mítica del calendario andaluz y nacional que se ha consolidado como una de las pruebas de resistencia más emblemáticas de toda España.

Resistencia, esfuerzo y compañerismo son los pilares sobre los que se edifica esta prueba organizada por La Legión, que este año reúne a más de 9.000 participantes ya en marcha y decididos a enfrentarse a la distancia, domar el desnivel y superar sus propios límites. Caminantes, corredores y ciclistas comparten un mismo objetivo: alcanzar la meta en menos de 24 horas (en el caso de las modalidades de marcha y equipos) o 12 horas si compiten en bicicleta de montaña.

La prueba nació en 1995 como parte de los actos conmemorativos del 75º aniversario de la fundación de La Legión. Lo que empezó como una marcha entre Ronda y Marbella con algo más de 400 participantes, se ha transformado con el tiempo en una de las pruebas de ultrafondo más consolidadas del país. Desde entonces, solo se ha visto interrumpida en contadas ocasiones debido a misiones internacionales o la pandemia. Hoy, con más de 118.000 corredores en su historial, los 101 representan un ejemplo de continuidad, crecimiento y conexión entre militares y civiles.

La carrera está dividida en tres modalidades principales: marcha individual, marcha por equipos y MTB. Este año participan 4.700 corredores a pie (de los cuales mil son mujeres), 274 equipos, 3.200 ciclistas, y 1.200 niños que competirán en la carrera infantil de tres kilómetros, organizada también por La Legión para acercar el espíritu de esta prueba a los más pequeños.

Aunque existen clasificaciones y trofeos en cada modalidad, el componente competitivo pasa a un segundo plano. En los 101 de Ronda, el verdadero valor es llegar. Es un reto personal, físico y mental, que se afronta desde el compañerismo y la superación. En esta prueba, la ayuda mutua es tan importante como la resistencia, y no es raro ver a corredores esperar a un compañero, ceder parte de su avituallamiento o compartir palabras de ánimo a lo largo del camino.

La Ciudad Deportiva de Ronda abrió sus puertas a las 7.00 horas de la mañana. Este año además, se han adelantado los horarios con respecto a ediciones pasadas: en el caso de los ciclistas la salida de la prueba ha sido a las 8.45 horas, mientras que 45 minutos más tarde, sobre las 9.30 horas se daba el pistoletazo de salida de las marchas individuales y por equipos. Por su parte la carrera infantil se iniciaba sobre las 10.15 horas.

El recorrido se mantiene prácticamente idéntico al de la última edición. Aunque existen ligeras diferencias entre las rutas para marchadores y ciclistas, la mayor parte del itinerario es común. Los participantes recorrerán la Serranía de Ronda, atravesando parajes naturales y pueblos como Arriate, Setenil de las Bodegas, Alcalá del Valle, Montejaque y Benaoján, con salida y llegada a la localidad de Ronda.

Según han explicado desde la organización, todo el recorrido está perfectamente balizado tanto de día como de noche, con puntos de avituallamiento cada cinco kilómetros y la presencia constante de legionarios, voluntarios, personal sanitario y cuerpos de seguridad. Cada participante lleva un chip en el dorsal para controlar su tiempo y posición, además del simbólico 'pasaporte legionario', que no solo registra su paso por los puntos clave, sino que también incluye información médica y de contacto en caso de emergencia.

A nivel de logística, para esta edición, se movilizan 900 legionarios, 350 voluntarios civiles, 150 estudiantes sanitarios, 10 médicos, 11 enfermeros y un amplio dispositivo de apoyo: más de 30 vehículos, ambulancias, puestos de socorro, guardia-bicicletas, sistemas de evacuación para abandonos voluntarios y transporte de mochilas o equipos hasta puntos intermedios. Los avituallamientos están cargados con más de 30.000 litros de bebida, miles de piezas de fruta, barritas energéticas, geles, café, caldo y platos calientes para afrontar con garantías esta auténtica travesía de 101 kilómetros.

Además , y como novedad destacada este año, el Consorcio de Bomberos, que en ediciones anteriores ya colaboraba en labores de apoyo sanitario, se integrará de forma directa en el puesto de mando de incidencia sanitaria, coordinando las emergencias que puedan surgir y gestionando la atención médica que requieran los participantes. Se calcula que una docena de efectivos de este cuerpo estarán destinados a estas funciones durante el desarrollo de la prueba.

El evento no solo moviliza a los deportistas. Durante todo el fin de semana, Ronda y su entorno acogen a más de 20.000 personas entre familiares, equipos de apoyo y visitantes. Hoteles, comercios y restaurantes se ven reforzados por una afluencia que convierte esta cita en un verdadero motor turístico para la comarca. Además, el ambiente en los pueblos por los que pasa la prueba es festivo, con vecinos animando y colaborando activamente, lo que refuerza el vínculo entre la carrera y la comunidad local.

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