Una docuserie inmortaliza a Los Chorys de Marbella: cómo pulirse 1.000 millones de pesetas en 20 años
Yeyo Llagostera narra en primera persona la fiesta continua que vivió en los 70 y 80, junto Luis Ortiz, Jorge Morán y Antonio Arribas
A mediados de los 80, el histriónico Richard Pryor triunfó en la cartelera con una comedia de Hollywood sobre un don nadie que heredaba una ... fortuna. El giro del argumento era que, antes de recibir el dinero, tenía que superar una prueba: gastarse 30 millones de euros en apenas un mes. Se tituló 'El gran despilfarro' y, aunque parezca ficción, no lo fue. Por aquella misma época, cuatro tipos estaban protagonizando en primera persona aquella misma vida excesiva en Marbella. Dilapidando un legado de 1.000 millones de pesetas -unos 60 millones de euros al cambio actual- que les dio para vivir a todo trapo: 14 vueltas al mundo, apuestas al rojo en casinos, inversión en negocios ruinosos y bailes hasta el amanecer con Liza Minnelli, Brigitte Bardot, Cristina Onassis, Sean Connery o Lola Flores. Ellos fueron los reyes de la fiesta. Una fiesta continua. Se hacían llamar 'Los Chorys' y su hazaña llega a la pantalla en una docuserie que se ha presentado este martes en el South International Series Festival que se celebra en Cádiz.
«La historia es tan increíble que cuesta creerla. Si lo contáramos como una ficción nos tacharían de exagerados», reconoce a SUR el director malagueño Manolo Jiménez ('Las Sinsombrero' y 'Solteronas'), que prepara este documental de tres capítulos protagonizados por Yeyo Llagostera, Luis Ortiz, Jorge Morán y Antonio Arribas. Los cuatro decidieron poner su dinero en común y darse la vida padre. Nunca mejor dicho porque los billetes eran heredados. Aunque el socio capitalista de estos cuatro mosqueteros fue uno de ellos.
«Rogelio Llagostera fue un médico y empresario de éxito brutal que patentó el antiinflamatorio Reflex y las pastillas Strepsils, pero al morir joven su hijo Yeyo se convirtió de pronto en un rico heredero de apenas 28 años. Y desde el principio lo tuvo claro: gastarse el dinero con sus amigos», cuenta el cineasta la trama central de la docuserie producida por Chester Media y la productora malagueña Yolaperdono, con la colaboración de Canal Sur que ha convertido este título en una de sus grandes apuestas para 2026.
Llagostera hijo se convirtió en uno de los personajes imprescindibles de la Marbella dorada. Pero es que los otros tres también protagonizaron historias por separado que dan para un guion de cine. Luis Ortiz formó con Guillina von Bismark una de las parejas indispensables de la 'jet set' de la Milla de Oro, aunque su herencia también tiene argumento: «Su padre, Francisco Ortiz, fue el censor de TVE durante décadas e iba al '123' a medir faldas y escotes, por lo que cuando a Chicho Ibáñez Serrador lo nombran director de programación, lo primero que hizo es despedir al padre de Luis», cuenta Manolo Jiménez. Por su parte, Jorge Morán también tira de pedigrí, ya que fue el hijo de otro mítico actor del cine español: Manolo Morán, la cabeza pensante de la festiva acogida a los americanos en 'Bienvenido, Míster Marshall'.
Yeyo Llagostera recibió una herencia millonaria de su padre, que patentó marcas como Reflex y Strepsils
Una sensación, la de que te reciban con música y brindis, que vivieron en primera persona Jorge, Luis, Yeyo y el cuarto titular de Los Chorys, Antonio Arribas, que fue pareja de Carmina Ordóñez y también era un tipo de película. Fue especialista de cine de acción y, cuando conoció al resto de la banda, acababa de tener un accidente laboral en un rodaje. «Por separado ya parecen personajes de ficción, pero juntos son protagonistas de la demostración de amistad más loca que se haya vivido», remacha Jiménez.
Ácido para toda la vida
Con los vapores del Reflex, se dedicaron a pulverizar de millones sus vidas y las de los que lo rodeaban. Les dio para 20 años a todo tren. Y a todo avión. «Fletaban vuelos completos al Carnaval de Río de Janeiro y se llevaban a los amigos, que iban con el hotel y todos los gastos pagados», recuerda Manolo Jiménez que se ha convertido en uno de los mayores expertos en la vida y milagros de Los Chorys, un engranaje que funcionó gracias a la «personalidad» de Yeyo. «Fue el motor de todo, de una generosidad personificada ya que hereda un dineral y decide gastarlo con sus amigos», asegura el cineasta y biógrafo que, no oculta, que le hubiera encantado estar en alguna de esas fiestas de estos profesionales de la juerga.
En los saraos no faltaban ni las copas ni las drogas. «El ácido se me ha quedado para toda la vida», le confiesa con ironía Luis Ortiz a Miguel Ríos en el trailer de la docuserie. Pero tras esta historia de saraos y dispendio se esconde también la de unos emprendedores visionarios. «Dieron la vuelta al mundo, pero con una idea: buscar nuevos negocios para traerlos a España. El problema es que se les fue las manos. Acabaron dando 14 viajes alrededor del globo y siempre estaban de fiesta. De hecho, lo único que montaron fueron locales nocturnos que fueron un éxito enorme porque precisamente ellos eran la atracción, los reyes, pero, claro, eran unos manirrotos y al final acababan invitando a todo el mundo», relata el cineasta que no duda en considerar a Yeyo, Luis, Jorge y Antonio como los «auténticos animadores de la Marbella dorada de los 70 y 80», donde regentaron míticas salas como Champagne Room.
Llagostera será el gran protagonista de la docuserie, donde su carisma se mezcla con la de un «sensacional contador de historias». También las de Luis Ortiz y Antonio Arribas, ya fallecidos. «Aunque a Luis lo tenemos grabado en tres entrevistas que nos concedió antes de su muerte -2024-, una de ellas con Gunilla, con la que demostró una química que, pese a estar separados, seguía existiendo», revela Jiménez sobre esta versión española del 'Rat Pack' -el clan que formaban en Las Vegas Sinatra, Dean Martin, Peter Lawford, Joey Bishop y Sammy Davis Jr- con su propia denominación de origen, Los Chorys.
«El ácido se me ha quedado para toda la vida», le confiesa con ironía Luis Ortiz a Miguel Ríos en la docuserie dirigida por Manolo Jiménez
Un apodo que adoptaron los propios protagonistas, a medio camino entre la genialidad y la supervivencia. «Su trabajo era estar de fiesta y de hecho se decía que en los 80 no habías estado en Marbella si no habías estado de juerga con ellos», asegura Manolo Jiménez, que añade que el sobrenombre fue idea de Jorge Morán. «A ese trajín de conocer gente, él le encontró la solución perfecta que fue llamar a todo el mundo 'chory' porque no se acordaban de los nombres, así que empezaron a llamarse así también entre ellos», descubre el cineasta que resume que, todo ese catálogo de vida loca y diversión, es el argumento de una historia muy personal que unió a estos cuatro hombres: la exaltación de la amistad y la fiesta. «La serie será una fiesta de tres episodios», brinda para terminar.
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