Suso de Marcos celebra sus 50 años en la escultura con solo una cosa clara: «La certeza no me interesa»
El artista reivindica al dibujante oculto tras el escultor en la exposición 'Atisbos' en Ámbito Cultural
No hay película sin un buen guion. Y en la escultura, igual. La única diferencia es que se llaman bocetos y tienen formas en lugar ... de palabras. Pero el proceso es el mismo. Estos apuntes preparativos suelen quedar en el taller, almacenados y olvidados, aunque en el caso Suso de Marcos no es así. Sus ilustraciones no son pruebas, sino que tienen entidad propia y categoría de dibujo. De algunos de ellos han salido esculturas, pero su obra sobre papel es autónoma y concebida con vida propia para ese formato. Esa reivindicación del dibujante oculto por el gran escultor que todos conocemos preside la exposición que celebra su 50 aniversario como artista, 'Atisbos', que se inauguró ayer en la sala Ámbito Cultural. No es el único argumento protagonista de la exhibición. También lo es la duda, tras medio siglo esculpiendo y dibujando. «La certeza no me interesa», sentencia con la mirada socrática de un hombre sabio que solo sabe que no sabe nada.
«Cuanta más experiencia vas acumulando, más dudas tienes también sobre todo. Normalmente, las certezas absolutas nos han llevado siempre a los mayores desastres, como el que hemos vivido estos dos últimos años», expresa Suso de Marcos, dejando colarse la actualidad de Gaza en su obra. El artista lo cuenta rodeado de sus dibujos que no solo son los más numerosos de la muestra -15 obras en papel y 5 esculturas-, sino que expresan su constante búsqueda, su permanente incertidumbre. Y fiel a ese espíritu abierto y dubitativo acota: «Estoy hablando especialmente de mí, no todos tenemos que pensar exactamente igual».
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Suso de Marcos
Escultor y dibujante
Mientras dice esto, un par de decenas de ojos no pierden detalle de lo que dice. Pupilas mudas y otras expresivas, grandes y pequeñas, protagonistas y camufladas, brillantes y oscuras, evidentes y disimuladas observan a su creador desde los cuadros y las esculturas. Y es que esos ojos que llevan mirando desde dentro la obra de Suso de Marcos durante los últimos treinta años también se asoman en esta exposición que avisa desde el título, 'Atisbos', que la mirada es lo que cuenta. La del artista y, de manera indispensable, la del que observa.
«En esta exposición la mirada es dominante. Y las dudas son lo que preceden a ese atisbo en el que intuimos lo que vamos a ver o suponemos lo que está más allá», explica el artista que alude al ojo de Picasso o al óculo fenicio tan presente en nuestras cultura mediterránea y que pervive en las jábegas de las playas malagueñas. Un recuerdo que lleva a Suso de Marcos a uno de sus grandes proyectos no realizados, aquel que le encargó el Área de Deportes del Ayuntamiento de Málaga para homenajear las regatas de estas embarcaciones milenarias y que diseñó como un gran ojo en acero corten e inoxidable para expresar tanto el pasado como la contemporaneidad a través de los materiales. Fue hace casi dos décadas, en 2007, pero nunca se materializó. «¿Qué pasó? Pues que se anunció, pero inmediatamente vino la crisis y todo se vino abajo. No se hizo nada. Pero me encantaría retomarlo», lanza aprovechando la ocasión.
Tacones lejanos
De vuelta a la exposición en Ámbito Cultura de El Corte Inglés, Suso de Marcos se pasea entre los dibujos de su exposición que, por una vez, son protagonistas en su exposición. «Muchos escultores se quedan en el boceto, pero en este caso esta producción está concebida como dibujo, con entidad propia, no como boceto para la escultura», expone el artista, al que también se le reconoce en las formas, los escorzos y las figuras en 2D. Y por los ojos. Solo un cuadro carece de ese iris repetitivo en esta selección de obras recientes. Se trata de 'De las tribulaciones de un vuelo', en el que los rastros de un pájaro apoyan el sentido del título. Un ave que no mira. «Uno debe dejarse llevar por la obra, la cual te va pidiendo y aquí no hubo ojo», asegura con rotundidad.
Estas obras sobre papel podrían ser esculturas, pero no lo son. Aunque eso no quiere decir que el caprichoso mundo visual de Suso de Marcos no viaje del lápiz al acero. Como el tacón de mujer que se ve en el dibujo 'De una rota ilusión', un elemento que camina directamente hacia la escultura 'De la aproximación de ella', donde ese mismo calzado se estira como un tacón de aguja para convertirse en un fascinante cuerpo de mujer. «Jorge Guillén decía que la poesía consistía en podar la palabra, es decir, quedarse con lo justo. Yo hago lo mismo, voy evolucionando y trato de expresar lo máximo con lo mínimo», explica el escultor que tira de cinefilia para asegurar que esta obra «podría titularse como aquella película de Almodóvar, 'Tacones lejanos'».
La exposición 'Atisbos' explora la incertidumbre creativa del escultor malagueño y su obsesión por la mirada
En la muestra solo se exhiben cinco esculturas, pero la representación exhibe la síntesis creativa de Suso de Marcos. Ya sea en piedra, hierro o acero. Difícil escapar del seductor ojo con párpados al que solo le falta guiñar, 'De una aparición radiante', o de la mirada volátil de la obra 'De una promesa en el aire', terminada hace solo unas semanas y de la que no se olvida. «Yo sigo trabajando el acero y piezas como ésta de 4 milímetros de grosor no es fácil darle forma. Todavía me duele el trapecio», dice echando su mirada juvenil hacia la espalda lesionada.
El recuerdo de la edad le hace volver a estos 50 años de escultor que celebra en esta exposición que se exhibirá hasta el 9 de enero. «Y no es lo único, porque también se cumplen diez años de mi casa museo en el Puerto de la Torre y, ahora que lo pienso, el próximo 17 de octubre cumplo precisamente 75 años. No había caído en la rotundidad de las fechas que coinciden en esta exposición», cierra el artista. Números que son, probablemente, las únicas certezas en su productivo mar de dudas.
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